domingo, 31 de agosto de 2008

"El Gran Teatro del Mundo" en Pekín (Tercera Parte). Las construcciones que maravillarían al mundo.


Se cuenta que los Romanos edificaban arcos del triunfo para dar la bienvenida de sus ejércitos victoriosos; se cuenta que los reyes europeos del renacimiento y barroco adornaban las ciudades y levantaban maravillas sólo para fiestas que duraban 5 o 10 días; se cuenta que un emperador chino gustaba de salir a pasear una vez al año con más de 2000 miembros de su corte y transformar todo el paisaje del río Yangtsé.

Así también se cuenta que Pekín se transformó para sólo dos semanas de fiesta y levantó maravillas para el asombro del mundo de principios del siglo XXI.

Una entrada plenamente visual, las construcciones que crearían la escenografía para dos semanas de gloria.


(Todos los videos fueron grabados por el autor del Blog)


El Estadio de Natación (El cubo de agua)



El Centro Nacional de Artes Escénicas (El huevo). Vista de día.



En Centro Nacional de las Artes Escéncias (El huevo). Vista de noche.



La torre de la CCTV y el CBD



El Estadio Nacional (El nido de pájaro)

Nada from Gustavo Thomas on Vimeo.


viernes, 29 de agosto de 2008

Juegos Olímpicos de Beijing 2008: "El Gran teatro del mundo" en Pekín 2008 (Segunda parte) Los prepararativos de la puesta.


(Nota: Debido a la longitud del texto de esta entrada he preferido crear una especial (Tercera parte de esta serie) dedicada exclusivamente al aspecto visual (en videos) del cambio y preparativos que tuvo Pekín antes de los olímpicos.)



Venir a Pekín y vivir los Juegos Olímpicos en esta ciudad se convertía en la realización de un sueño infantil roto. 40 años después se repetía en mi personal experiencia el mito de una espiritualidad armoniosa de los juegos; llegaba a ver la nueva realidad ya desmembrada en un conjunto de ideas críticas que además, debo admitirlo, estaban bañadas de una total desconfianza en sus organizadores, el Comité Olímpico Internacional, el gobierno de la República Popular de China y las empresas comerciales que los apoyan.

Las continuas notas sobre la manera en que Pekín preparaba los juegos y los recuentos de amigos que vivían ya en la ciudad desde años atras me habían introducido plenamente en el ambiente que precisamente el gobierno chino no quería que tuviéramos ni pensáramos (el gobierno chino tiene la buena costumbre de señalar líneas de pensamiento a quien sea y en donde sea).

Los planes para la fiesta eran impresionantes e incluían todos los ámbitos de la vida si no de toda China sí de Pekín misma: la infraestructura de la ciudad, el clima, la gente, los atletas, la seguridad y la cultura.

La ciudad

Habría que convertir a Pekín antes del inicio de los juegos en spot de primer mundo: vías de comunicación, complejos habitacionales, estadios, gimnasios, hoteles, centros comerciales, y lograr algunas construcciones íconos del progreso chino. Una larga lista de transformaciones debían darse entonces en donde ya una ciudad estaba asentada.

En tres años ví caer enormes complejos habitacionales de la era comunista y levantarse en el mismo lugar nuevos, lujosos y modernos complejos donde no vivirían los mismos habitantes de las vetustos edificios donde se hacinaban en un solo departamento tres o cuatro familias, sino la nueva emergente clase media y alta de la nueva china. En menos de tres años se construyeron aproximadamente 10 enormes centros comerciales con miles de tiendas provenientes de todas partes del mundo. Vi inaugurase un aeropuerto, tres líneas de metro, el Centro Nacional de las Artes conocido como “El huevo”; vi construirse la maravillosa torre del centro de operaciones de la CCTV (la cadena oficial de televisión china), el parque olimpico con el estadio Nacional (el nido de pájaro) y el estadio de natación (el cubo de agua), y la torre de 81 pisos del centro Mundial de Comercio (WTC); observé cómo se remodelaron hutones (y cómo se destruyeron muchos), y cómo se remodelaron y reinventaron calles con un pasado imperial (Qianmen); ví cómo se repinto la ciudad prohibida y el templo del cielo, los corredores y las torres del palacio de verano, la academia de Confucio, y decenas de pequeños sitios de interés turístico.

El ruido de las máquinas, de las explosiones en las zonas de construcción, las voces de los trabajadores mismos me acompañó durante al menos dos años y medio.

Hoy me maravillo de la rapidez de aquella transformación, de la arquitectura de algunos edificios, y a la vez me pregunto por el destino de aquellos miles que fueron desplazados y también de aquellos miles que vi trabajar en condiciones deplorables. Yo, viniendo de un país como México conozco esas condiciones de trabajo perfectamente.

La escenografía del espectáculo, del gran teatro sería fastuosa, inigualable...


El Clima

China prometió realizar unos juegos ecológicos, con aire limpio y puro, con edificios construidos con materiales no contaminantes y energías renovables. Cumplir eso sería posible por una parte (en el caso de las construcciones) e imposible por la otra (el aire limpio y puro).

Recuerdo mi respuesta a la pregunta de un empleado de la embajada de México en China sobre cómo yo veía Pekín apenas llegando a ella, gris. Viniendo de Beirut donde el sol y el cielo claro se dan por 300 días al año, la contaminación de la capital china eran para mí más que evidentes. Con fábricas contaminantes dentro de un valle de cientos de kilómetros, millones de autos y un uso indiscriminado del carbón como medio de calefacción y de combustión, parecía imposible que los organizadores y el gobierno chino cumplieran con esa promesa de aire limpio y puro. Me sonaba a que debía haber una solución engañosa; y así lo fué.

Aún cuando la preparación para evitar los contaminantes estaba programada en los planes de gobierno, los avances para el verano de 2008 serían mínimos, inevitablemente la prioridad era el crecimiento económico en detrimento de la calidad del aire; entonces la solución se dió con cierta esperada lógica, si la fiesta iba a durar dos semanas (o un mes inlcuyendo los paralímpicos), cortar el movimiento vehicular a la mitad, cerrar por un mes la fábricas a 30 kilómetros alrededor de Pekín y parar toda construcción dentro de la ciudad ayudaría a lograr el objetivo teatral, el engaño de un cielo limpio.

Para la primera semana de los olímpicos tuvimos cielos claros y un azul nunca antes visto; no cansancio excesivo debido a la contaminación e incluso una temperatura considerablemente mas baja que en otros años.

Pareciera que esta solución “de paso” daba un marco “de paso” al teatro por venir.


La Gente

El gobierno lanzó una enorme campaña para buscar que los chinos fueran más educados y civilizados. Campañas contra el escupir se han dado en China al menos desde la llegada de los comunistas al poder, pero tan arraigada ésta como otras costumbres higiénicas y civiles tan diferentes a las de occidente (hacer cola para entrar a un lugar, por ejemplo), la batalla contra el tiempo parecía perdida sin una mayor educación y sin la costumbre de la humillacion social que realizar dichos actos representa en otras sociedades.

Pekín con una población local favorecida por el crecimiento económico y la responsabilidad cívica de ser la ciudad sede y representante de toda China durante los juegos necesitaba un poco de esa campaña para lograr la actitud requerida, pero el problema en realidad eran los millones de trabajadores inmigrantes, chinos también, pero con residencia en otras provincias que están permanentemente en la ciudad. La falta de educación, de contacto social y responsabilidad cívica (dedicados pues a buscar trabajo y dinero para mantener a sus familias que viven en la miseria) hacía prácticamente imposible que hubiera un cambio tan radical en la conducta social de todos. La solución como en el clima debió darse de manera temporal también, con otro engaño escénico: el gobierno decretó la salida de todos, absolutamente todas las personas que no tuvieran residencia legal en Pekín, y esos millones tuvieron que salir por un mes, como las fábricas y las construcciones.

El casting de los extras para la gran puesta en escena se había logrado con éxito.


Los Atletas

Aún cuando la prepararación de los deportistas para la olimpiada parecería una contradicción a mi idea de la puesta en escena creada para dos semanas de juegos olimpicos, en realidad es, como en el caso de aquello construído expresamente, un doble juego. Es una inversión que le da al país un resultado concreto a largo plazo (medallas y medallas de oro y gloria a los chinos, claro), pero también es un medio para ensalzar ideas e imágenes requeridas por el gobierno y su política.

La política de medios para presentar a los deportistas chinos estuvo cargada de un indiscutible sentido de nacionalismo y enaltecimiento de lo chino como raza: cada uno de los deportistas era fotografiado cuidadosamente para verse hermoso, fuerte, grande, poderoso; eran maquillados, vestidos con las mejores ropas deportivas, presentados semidesnudos y mostrando su musculatura; sus carreras eran enaltecidas, su esfuerzo, sus posibilidades de ganar. Sin saberlo con seguridad me atrevo a decir que no fue permitida ninguno tipo de crítica o nota negativa; todo era esperanza, deseo de ganar, elevación de sus capacidades.

La propaganda deportivo-nacionalista fue provechosa, los chinos se situaron a la cabeza del tablero de medallas, a excepción de que se gastó demasiado tiempo y dinero en estrellas que no lo fueron (Yao Ming y Liu Xing), y en la terrible sorpresa que en la memoria del mundo quedará Pekín como la gloria de las 8 medallas de Michael Phelps y las tres del jamaiquino Bolt sin un gran nombre de atleta chino para la recordar.


La Seguridad


Vivir en China es vivir en un país seguro, la delincuencia es mínima y en general el terrorismo no ha hecho su aparición, a excepción de algunas regiones bien focalizadas por el gobierno. Los medios de comunicación son controlados en gran parte por el estado, el gobierno marca las pautas de lo que no hay que decir y a veces de lo que hay exactamente qué decir o dejar ver. Lo mismo para el arte y la educación, ni hablar de la política o la religión. La libertad existe dentro de los cauces que el gobierno, legítimo detentor de la soberanía nacional, dicta; la ley se marca dentro de esos parámetros; es entonces que la seguridad adquiere rangos mayores.

Nunca antes había visto tantas medidas de seguridad (y vaya que he estado en Londres y Nueva York en los momentos de mayor paranoia debido al terrorismo). La ciudad sitiada por las fuerzas de seguridad, no dejando entrar o salir personas ni objetos sin permiso expreso, visitando cada casa y tocando puerta por puerta para revisar si todos teníamos nuestros papeles en regla (yo tuve que salir a Tailandia para sacar mi nueva visa); los clubes nocturnos seguros, sin drug dealers ni prostitutas a la vista de todos.

Una vez más, la puesta de teatro duraría dos semanas (o un mes) y todo debía pasar sin conflictos, y así fue. No hubo violencia común (más allá de un infortunado incidente con un estadounidense asesinado a puñaladas), no violencia política (minúsculas protestas), y no terrorismo (al menos en Beijing).

Mi camino al estadio olímpico el día de la clausura estaba dirigido por tres claras líneas de seguridad: los voluntarios que me decían por donde ir y por donde no; la policía que me detenía si llevaba un camino erróneo; y los militares que como muñequitos de juguete permanecían serios, firmes y en su puesto, al fondo. Aún cuando eras libre de expresar tu gusto, era inevitable una sensación de intimidación de tu libertad de actuar, y me preguntaba ¿hasta dónde estoy dentro de la legalidad que estos señores han dictado? ¿en qué momento me pasaré de la línea? Al menos hasta el final de los juegos no fuí un peligro a la seguridad, y estoy contento que así lo fue.


La Cultura


China creó la actual politica cultural a partir de los acontecimientos de Tian’anmen, después de la experimentación y reapertura de las artes en la era de Den Xiaoping, la masacre de Tian’anmen marcó de manera total el ámbito cultural chino. La gran mayoría de los iniciadores y sostenedores del movimiento habían sido artistas, poetas, escritores, gente de artes escénicas que se dieron a un sueño que millones habían tenido en 1968, y que a China llegaba a más de 20 años de distancia con sus claras particularidades.

La respuesta a todo ello, entre otras áreas claro, fue un control impresionante sobre todo “mensaje” directo u oculto proveniente dentro de una obra artistica. Como en los medios de comunicacion, las artes tenían un código no escrito en donde el gobierno permitía pasar la obra al público dependiendo de la obra misma.

El gobierno chino ha entrado al juego de la libertad y del castigo cuando se sobrepasa esa libertad. El artista debe ser bastante sensible y sensato para saber qué escribe, qué filma, qué edita o qué pinta, y tantear hasta dónde se permite la mirada y el ojo, y vivir con ello.

Los preparativos entonces cubrían dos ámbitos, lo permitido y lo no permitido culturalmente. Dentro de lo permitido estaban la artes tradicionales, la televisión, la danza, la artes visuales, el teatro de comedia y musical, y el cine comercial enaltecedor de la historia y la nación china. Zhang Yimou fue escogido como el director de escena y creador de los espectáculos de inauguración y clausura, y fue escogido por ser un redimido de la nueva China; famoso por sus primeras incursiones en el cine, y acusado por el gobierno de aquella época de envenenar la imagen de China en el exterior, es a partir de la nueva política cultural que se acerca al gobierno y comienza una maravillosa carrera de enaltecedor de la nación China, de su historia y de sus logros; hoy por hoy es “acusado” por muchos por ser la Leni Riefensthal del partido comunista chino.

Dentro de lo no permitido estaría entonces... todo lo demás.




*



Tantos preparativos y en tan poco tiempo habían convertido a la vida cotidiana de un habitante de Pekín en algo verdaderamente surreal; aquello que estaba un día desaparecía al otro, lo censurado unas semanas atrás de la nada se abría para estas dos semanas de juegos (mi Blog es una de esas sorpresas); sin trabajadores inmigrantes Pekín se había convertido en una ciudad limpia, civilizada, educada, afable; el aire estaba respirable y se veían plantas por todas partes; todo era seguro, sin excesos, sin protestas, sin alteraciones del órden, sin putas accesibles ni saunas gays; sí, estaba enloqueciendo de la sorpresa y la rareza del ambiente. Lo estaban logrando... por dos semanas.

¿Podía dejar de pensar en el teatro, y en especial en ese teatro que tranformaba el mundo “visible” de las grandes capitales entre los siglos XVI y XVIII en occidente?

La idea continuamente volvía a mi mente, la idea de ese Gran Teatro del Mundo del barroco que transformaba ciudades estaba trabajándose en Pekín. (1)



(1) Por supuesto, y eso lo trataré en la siguiente entrada de la serie, los chinos poseen una larga tradición de teatralidad en lo social, con una obsesión por mostrar con toda artificialidad la mejor cara a los visitantes , ocultando y borrando todo trazo que pudiera prestarse a crítica.

martes, 26 de agosto de 2008

Juegos Olímpicos de Beijing 2008: El Gran teatro del mundo en Pekín 2008 (Primera parte) “Hace cuarenta años...”




Hace cuarenta años, cuando China sufría la oscuridad de su Revolución Cultural y ninguno de nosostros sabíamos nada de ella sino mitos, y entre ellos el más grande, Mao Zedong...




Alrededor de 1968 se dieron en mi vida cuatro acontecimientos que marcaron mi muy temprana infancia: la muerte de mi hermano mayor, Federico; mi operación de las anginas (amígdalas) con una muy corta pero traumante hospitalización; el mundial de Futbol en 1970; y las Olimpiadas de México en 1968.

Perteneciente a una familia de deportistas (1) el mito de los grandes acontecimientos deportivos alimentó mi imaginación durante muchos años.




Nací durante los preparartivos de aquellos juegos pero no supe de ellos ni de la olimpiada misma sino hasta algunos años después, con los recuentos continuos tanto de los medios de comunicación como de aquellos que corrían dentro de mi familia: las ceremonias de inauguración y clausura, las competencias donde México ganaba medallas, la historia de Vera Cavlavska y su amor por México, y la triste y desgradable historia del sargento Pedraza con su enorme esfuerzo por llegar a un oro imposible.


Pero algo que marcaba mi personal recuerdo eran los recuentos del ambiente; si algo se hizo mito en mi cabeza fue la manera en que se esperaban y vivían las olimpiadas. Años enteros pasé intentando recrear todo aquello editándolo en mi imaginación y repitiéndolo en mis juegos; escénico como siempre he sido, dedicaba días a la puesta en escena de una ciudad que organizaba los juegos olimpícos, revivía las ceremonias, revivía los gritos de los espectadores.

Con los años mi sueño olímpico infantil, y yo creador del sueño, evolucionó en la organización de más juegos, en seguir pensando en la alegría y el encuentro, en el espectáculo y en la gloria de ganar y de ser sede de ellos. Munich 1972 paso desparecibida con todo y su Mark Spitz y aquél deplorable ataque terrorista que escandalizó al mundo; no así Montreal 1976 y su Nadia Comaneci (ni idea de la ausencia de los países africanos en protesta por la inclusión de Sudáfrica); y tampoco lo fué Moscú 1980 y su boicot.

El boicot a Moscú me había ofendido a tal grado que decidí seguir paso a paso las notas de los periódicos y demás medios; colecté y grabé cientos de notas en álbumes para que así el mundo en un futuro tuviera una línea de acontecimientos clara que hiciera comprender que el boicot se debía a una cuestión totalmente fuera del deporte, y que intereses políticos estaban atacando el espiritu de unos juegos. Ya casi no era un niño, la pubertad estaba haciendo sus estragos, era una manera más madura de seguir los juegos, ya no había más recreaciones escénicas en maqueta con la idea de los juegos. Después vendrían años de oscuridad deportiva pues el arte y el teatro harían su aplastante aparición en mi vida.

Un caso que recuerdo con cierta curiosidad, en mis “clarividentes” juegos de recreación y creación de los olimpicos del futuro, fue la organización de uno de ellos en Beijing a quien se lo daba en un mal cálculo en el 2010. Sin una sola idea de la cultura china creaba la ceremonia de inauguración y clausura con la inclusión de una sola canción china que descubrí en casa y decenas de otras piezas con música proveniente del mundo entero; robots y naves espaciales participaban en las ceremonias, y en el tablero de medallas China se situaba a la cabeza desbancando a Estados Unidos y la URSS, y México, curiosamente sí, era ya una potencia deportiva con una gran cantidad de medallas. Me río ante la extrañeza del dato, y quedo un tanto pensativo sobre lo que veo ahora.




Años tuvieron que pasar, muchos, más allá del tiempo de los mitos, para encontrar un enlace imaginativo entre aquellas gloriosas olimpiadas organizadas en México del recuerdo de familia y el movimiento estudiantil de 1968 (2); más difícil aún fue ligar la masacre de Tlaltelolco con los juegos mismos. No me negaba a ello simplemente la propaganda que se había permeado en mi familia había logrado separarlos. Nadie negaba la existencia de la masacre a sólo diez días de la inauguración de los juegos, pero nadie la ligaba a la felicidad y la gloria de lo que iba a suceder.

De adolescente pregunté expresamente a mi madre sobre el tema, y ella contestaba que el gobierno no queria que hubiera problemas y mandó matar a los estudiantes, y que entonces no hubo problemas. En su cara yo veía miedo, el miedo que todas las personas comúnes tenían en México al hablar de aquellos años de revuelta.



México había mostrado al mundo un país con un gran crecimiento económico, amigable, bien organizado, y palabras y palabras y palabras que ensalzaban algo que el mundo con el pasar del tiempo olvidaba. La propaganda priísta tenía efectos poco duraderos.

México era una dictadura férrea que se había organizado de tal manera que hacía al país funcional; los juegos fueron militarizados y la gente no podía protestar, el gastó impresionante era un escándalo para los millones de pobres totalmente desprotejidos; el gobierno expropiaba de mandato zonas enteras de la ciudad (política común para cualquier tipo de obra oficial) para la construcción de vías e instalaciones olímpicas; lo que importaba era mostrar un país hermoso, armonioso, orgulloso de sí mismo. Hoy, 40 años después vivo parecidas frases en la Pekín olímpica.

El mito de aquél 68, como muchos otros mitos, murió en mi vida cuando conocí a “los maestros” que me abrieron los ojos a las otras realidades, murieron cuando busqué la individualidad y el pensamiento libre y comencé aquella carrera contra el tiempo para cultivarme y comprender los sucesos y los secretos que hay tras de ellos.







(1) Mi padre adoraba el futbol y se hacía ser entrenador de equipos infantiles y juveniles; tres de mis hermanos eran futbolistas con deseos de profesionalización y una hermana sería después gimnasta de alto nivel.
(2) de la misma manera el mundial de futbol en 1970 y los acontecimientos de eso años que culminan con otra menos famosa pero no menos excecrable matanza en 1971.

domingo, 24 de agosto de 2008

Un espectáculo de la Coca Cola en "The Place" (Juegos Olímpicos de Beijing 2008)




Hay mucho qué decir sobre los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y he tenido que esperar hasta que todo hubo terminado (acabo de asisitir a la ceremonia de clausura de los juegos) para comenzar entonces a pensar en todo ello. Pero ahora debo trabajar ene so precisamente, pensando en todo aquello que he visto y llegar a algunas conclusiones. Han sido tres años viendo, viviendo, escuchando y leyendo sobre los Olímpicos, llegar a un texto (o varios) me llevará su tiempo.

Mientras los sesudos comentarios llegan a la tierra no creo que haga daño a nadie el ver un poco la manera en que Coca Cola se gastó su dinero (publicitariamente, claro) ofreciendo sus propios espectáculos olímpicos a los habitantes de Beijing.


Lo que verán será dos videos que muestran extractos del espactáculo multimedia de Coca Cola en el centro comercial "The Place" (en chino Shimao Tianjie), famoso por tener la pantalla aerea más larga del mundo.

No críticas (¡Coca Cola ha sido criticada tantas veces y por tantos años!), no más comentarios, sólo estos dos videos:




Jóvenes chinos divirtiéndose en la feria Coca Cola (Beijing 2008)



Viene en camino algunas entradas con el mismo tipo de contenido: cosas simples en video mostrando el ambiente, los lugares y el cómo he vivido este importante evento, los Juegos Olímpicos, evento que considero como "la más grande puesta en escena de la historia".




jueves, 21 de agosto de 2008

August Strindberg a partir de sus imágenes fotográficas




Strindberg camina su vida buscando, encuentra similitudes y coincidencias, se maravilla de aquello que otros encuentran en la psicología, en el ocultismo o en la ciencia. August Strindberg, poeta, científico y taumaturgo, enfermo de un deseo obsesivo por ser reconocido como renovador y sabio, en su obsesión penetra en los secretos de varias materias, es erudito y cae en errores, es maligno, es acusado de pernicioso y sufre de la humillación; prototipo del genio sólo es capaz de reconocer su realidad y su propia verdad.

En ese caminar de las similitudes nos habla de Bohemia, ahí encuentra flores que parecen imágenes que él reconoce de sus placas fotográficas, observa corrientes de agua que semejan productos químicos con los que ha trabajado, percibe en el viento la luz de la que todo procede, intenta penetrar en los cuerpos para descubrir el interior.

“Je sais très bien que les psychologues ont inventé un vilain nom grec pour définir la tendance à voir des analogies partout, mais cela ne m’effraie guère, car je sais qu’il y a des ressemblances partout, attendu que tout est en tout, partout”. (Inferno) (1)

Si al genio Strindberg tratamos de entenderlo a través de su teatro quedaremos con un enorme vacío de preciosa información.

Strindberg tambien era un alquimista que buscaba el origen a traves del proceso de interiorización, se valía de las substancias para tratar de penetrar profundamente en la materia. Strindberg era un fotógrafo que uso a la fotografía como un medio para descubrir los secretos que las combinaciones químicas por sí solas no le daban. Fotografió su cara, su cuarto, su familia, trataba de descubrir el alma en el retrato a traves de una técnica especial.

“J’ai préparé dans ma tête una histoire qui contient le maximum d’humeurs differentes. Je me raconte l’histoire tout en exposant la plaque et en regardant fixement la victime. sans suspecter ce que la force à faire, sous l’influence de la suggestion, il est obligé de réagir à ces influences qui le pénètrent. Et la plaque fixe l’expression de son visage. Le tout dure exactament trente secondes - mon histoire est minutieusement calculée pour cette durée. En trente secondes j’ai capté le sujet dans sa totalité!” (Citado por Per Hemmingson)




Fotografió el cielo, las nubes, las estrellas, dejaba sus placas a la luz de la luna para descubrir el efecto que en ella dejaba y entonces elucubraba sobre aquello que se había impregnado y transformado en imagen. Se sumergió en aquella loca idea de la extracción de una parte de la materia de lo otro, del otro mismo, a través de la fotografía (¿qué otra cosa podría ser aquello que se veía sino una parte intrínseca de la materia del alma?). Confiaba en los alcances de los rayos X como medio filosófico de entendimiento de la materia y de su invisibilidad. Detestaba la impertinencia del ojo, engañándonos en todo momento, pero se maravillaba con él y él mismo se perdía en su engaño al ver sus sorprendentes (por extrañas) placas con gelatina.

“Je suis retourné à mes formations de cristaux que je photographie directement en les copiant de la plaque de verre où la cristallisation se trouve. Ces agrégats, des fleurs de glace, m’ont ouvert des perspectives dans les secrets de la nature qui me stupéfiaient” (Citado por Per Hemmingson)




Mi corazón siempre se ha resquebrajado al leer sus honestas cartas, sus peticiones, sus explicaciones y sus reclamos enfurecidos ante la incomprensión de los demás; también he llorado viendo sus fotografías del cielo (siempre tan oscuro), y de las nubes sobre Estocolmo.

El alma de Strindberg al descubrir la psicología le dió el nombre de inconsciente a todo aquello que lo impulsaba, en su camino basó su investigación en lo supranatural; habiéndose revolcado en los placeres malsanos del realismo y del naturalismo su ansia de más placer lo llevó a buscar aún más adentro o más abajo o más al interior; después “los otros” le llamarán surrealismo: pero supranatural fue su palabra.

“C’est donc à moi de jeter la pasarelle entre le naturalisme et le supranaturalisme en proclamant que celui-ci ne constitue qu’un devéloppement de celui’la” (Citado por Eric Renner)

Cuando arribó al teatro de cámara, donde exhibía en acciones y palabras el mundo del alma, de lo supranatural y de lo inconsciente ya el camino había sido recorrido en los avatares de la exploración; su teatro fue y sigue siendo revolucionario porque llegó a él como un resultado inevitable de esos encuentros fallidos con la alquimia, la astronomía, las ciencias, la filosofía y la fotografía.

“Je cherche la vérité dans la photographie, intensément, comme je la cherche dans beaucoup d’autres domaines.” (Inferno)

Ahora más que nunca estoy plenamente convencido que para conocer (y disfrutar aún más) a Strindberg hay que ver y leer sus imágenes.


*

El día de mi cumplaños recibí de quien me ama un pequeño libro editado en 1994 por Actes Sud, “L’expérience Photographique d’August Strindberg” escrito por Clément Chéroux y con un delicioso anexo con pequeños extractos de textos escritos por el mismo Strindberg sobre su experiencia con la fotografía. En un primer momento el libro me resultó bastante sobrio, informativo tal vez, pero la fuerza de la experiencia de Strindberg, aquello que se desprende de su búsqueda y en especial las citas de sus textos despertaron en mí una verdadera admiración por el trabajo de Chéroux.

Ahora puedo entender cómo pocos años después de esa publicación el Museo Nacional de Estocolmo y el Museo de Orsay expusieron una gran parte de su obra pictórica y fotográfica (2), sin mayor preámbulo de su obra literaria y teatral, sino como un pintor y un fotógrafo único.





(1) Decidí no traducir los textos (que algunos de por sí son traducciones del sueco al francés) debido a que pensé podría cometer errores garrafales en mi transliteración de las ideas de Strindberg, y pido disculpas por ello. Una solución puede ser el acercamiento a las palabras en un sitio gratuito de traducción por internet, con la conciencia de no ser una traducción real el esfuerzo por darle un orden creo daría más que una traducción fallida de mi parte.
(2) La exposición fue conocida principalmente por el libro publicado a partir de ella: “August Strindberg Painter and Photographer”, editado por la Universidad de Yale y el Museo Nacional de Estocolmo.


sábado, 16 de agosto de 2008

Exposición de Marionetas del estilo Xiaweidian




Siguiendo la línea de entradas sobre mi visita al museo Mentougou (1) en las afueras de Beijing, el espacio esta entrada la dedico ahora a compartir fotografías y un video de la exposición temporal de marionetas de teatro de sombras del estilo Xiaweidian de Beijing del oeste, además de otras escuelas de elaboración de marionetas de China.

Si no leyeron en la anterior entrada la introducción sobre el estilo Xiaweidian, retomo lo que mencioné ahí:

Xiaweidian es un poblado dentro del distrito de Mentougou (parte de la municipalidad de Beijing pero considerado como de entorno rural) con una larga tradición de tallado de piel vacuna, elaboración y por supuesto puesta en escena del llamado teatro de sombras. Se dice que la escuela Xiaweidian se caracteriza por el color de sus marionetas que en vez de ser pintadas con tintura de aceite lo son con acuarela (water color) lo que provoca una apariencia sutilmente distinta.

Durante este mes de Julio y por todo el verano de 2008 el museo de Mentougou exhibe alrededor de 700 marionetas de teatro de sombras provenientes de varias escuelas de toda China pero con un hincapié en la escuela Xiaweidian de Beijing oeste.








Fotografías de la exposición en el museo Mentougou
















(1) - Entrada del 29 de julio de 2008: Elaborando marionetas de teatro de sombras del estilo Xiaweidian. Mentougou, China.
- Entrada del 11 de agosto de 2008: Exposición permanente de objetos y fotografías de la ópera china en el museo Mentougou.

domingo, 10 de agosto de 2008

Exposición permanente de objetos y fotografías de la ópera china en el Museo Mentougou.




Mentougou Museum, outskirts of Beijing. July 2008.




El Museo de Mentougou (o museo Mentougou), en las afueras de Beijing, es un interesante lugar donde se pueden observar algunos documentos que nos hablan sobre la historia de las artes escénicas tradicionales chinas desde el punto de vista de una pequeña ciudad de provincia.

Mentougou es famosa dentro de la historia de la China comunista; siendo un área rica en extracción de cobre fue parte de un juego político y económico tanto con las potencias occidentales en el siglo XIX como con Japón en el siglo XX y hasta la llamada liberación con el ejército comandado por Mao. Pero Mentougou es también conocida por ser un lugar donde las artes escénicas locales tenían una gran fuerza hasta antes de la Revolción cultural, y como lo mencioné en la anterior entrada sobre el tema, fue lugar de nacimiento de una de las más importantes escuelas de elaboración de marionetas de teatro de sombras en China, la escuela Xiaweidian o escuela del estilo de Beijing.

Así, la exposición permanente del museo, además de exponer toda esa histroia de guerras, economía y poder, muestra también una serie de objetos ligados a la opera china local (vestuario, utilería, instrumentos musicales) y varias fotografías que narran en imágenes la historia de las artes escénicas en esa pequeña región de la provincia china.






Fotografías de la exposición permanente en el museo Mentougou






Chinese Opera costume. Mentougou Museum.


Chinese Opera props. Mentougou Museum.


Chinese Opera musical instruments. Mentougou Museum.


Chinese Opera Musical Instruments. Mentougou Museum.



Fotografías que narran la historia de las artes escénicas en Mentougou

The same video in Vimeo:


Chinese Opera, Music and Shadow theatre Puppets Permanent exhibition at Mentougou Museum from Gustavo Thomas on Vimeo.

martes, 5 de agosto de 2008

“Salesman in Beijing”, un libro de Arthur Miller a 24 años de distancia.






No había llegado ni a la mitad de la lectura de “Salesman in Beijing”, aquél libro que Arthur Miller escribió después de su segunda visita a China, en 1984, invitado a montar su propio texto “Muerte de un viajante”, y ya mis manos ansiosas buscaban el teclado para escribir sobre cada frase leída en él.

El texto de Miller es todo un documento sobre una época de China y del teatro en general, pero me revelaba a la vez la experiencia que llevo en Beijing durante tres años de vivir en la ciudad. Yo no vine a hacer teatro, vine a vivir a China, a explorarla, a escribir sobre ella y sobre las artes escénicas asiáticas, a conocerla, yo vine a aprender Taijiquan y a buscarme en el extraño ocio del inicio de mi madurez; no he escrito ni he hecho teatro desde que estoy aquí; así que me he vuelto un espectador más del arte escénico asiático, y en este caso un lector más del libro de Miller.

La primera impresión que tuve del texto es la sorprendente libertad con la que en aquella época se hablaba de la Revolución Cultural, hoy por hoy tema absolutamente tabú en China; actores, escritores, gente común le daban sus puntos de vista sobre lo que había pasado, sobre cómo vivieron, sobre los daños ocurridos, cuando hoy, 2008, iniciar una conversación sobre le tema sólo impicaría un silencio completo, y acaso frases de profundo sentido intelectual que desviarían el asunto.

Aún cuando el tema es fascinante, y más aún en la época en que se escribió, leérlo ahora suena un tanto pasado de moda y parece sólo ser valioso para aquellos interesados en la China de los años 80 del siglo pasado. Esa China ya no existe, ahora vive los resultados del cambio; ahora es rica, poderosa, le dice al mundo qué hacer, invade económicamente Africa y Lationamérica en busca de recursos para su expansión. Son pocos los estudios que se dedican a esa etapa de transcisión, y tal vez ahí radique parte de la importancia de esa clase de comentarios de los herederos de la revolución que Miller nos trae, revolución que apagó la cultura china durante una década.

La descripción de un mundo fuera del teatro y un mundo dentro del teatro de aquella China de la primavera de 1984 es en momentos deliciosa, una lectura disfrutable y llena de momentos agradables y disquisiciones sencillas aunque profundas. Aquello descrito fuera del teatro es tan interesante (y único) que recordé el documental que Antonioni realizó durante la revolución cultural, “Chun Kuo Cina”. El servicio a la china, la higiene, el espectador común chino, los avatares del lenguaje, los intelectuales y la comida; Miller es un narrador profesional de lo cotidiano y un portavoz de la extrañeza del occidental ante las costumbres chinas.

Aquello descrito dentro del teatro, es fascinante para quien ha hecho teatro o para quien lo vive. Lo he considerado un documento teatral porque veo en este texto directa información sobre la manera que un representante, sincero y honesto, del imperio del realismo intenta conquistar al mundo que no lo maneja (aún 100 años después de su nacimiento). Es un documento por su manera de presentarlo, un diario de trabajo e impresiones de viaje; por su manera de llevar el montaje, por sus elucidaciones y caminos para lograr su objetivo. No sólo es un documento sobre el teatro en China sino sobre como los norteamericanos concebían las necesidades de su teatro a través de uno de sus mayores exponentes.

La obra, en esos momentos con casi 40 años de antiguedad, iba a tener su estreno en la recién abierta China. Años donde el posmodernismo teatral destrozaba el discurso realista, Miller se dirigía a “enseñar” un camino nuevo a los actores chinos. Pero el realismo que era destrozado, y quedando atrás de la nuevas formas, inevitablemente permanecía (y permanece todavía) con su imponente presencia comercial en las ciudades de occidente.

Miller era un vendedor a su vez, el realismo teatral norteamericano con todo y su propia “necesidad” de Stanislavski y la interiorización del actor estaba siendo vendido donde no lo conocían. Y recordé aquél mito (o cuento real) en el que un vendedor de refrigeradores se hace rico en el polo norte ofreciéndolos como cajas para guardar comida. He sido testigo en la lectura de cómo Arthur Miller ha podido vender su “Salesman” con la moneda de la personalidad, de la intelectualidad, del intercambio cultural, y de los valores de lo no ficticio. Y al final pareciera que la conquista, la venta, se logra pero como sucede con su personaje principal, el vendedor antes exitoso fracasa en su objetivo.

A más de 20 años después de aquél texto y aquella experiencia, sabemos que la revolución en la actuación de los actores modernos chinos no la ganó el realismo de Miller, la ganó el cine y la televisión, el producto bastardo o primo del realismo, el melodrama realista (mucho más adecuado a la tradición china). El teatro en nuestro 2008 es dentro de China un puñado de estúpidas comedias musicales, frívolas comedias con estrellas de televisión y revisiones de los clásicos chinos de antes de los años 50. La omnipresente opera china ha encontrado su nuevo lugar adaptada como “orgullo nacional” y se remunera como de interés turístico; los grandes directores hacen entonces sus versiones contemporáneas de la tradicional ópera, provocan escándalos en el país, salen al extranjero y son aplaudidos como innovadores y modernizadores de la nueva pujante econocmía de mercado china. Pero aquél teatro que vino a revolucionar Miller, el teatro de la palabra, de los caracteres, de los personajes reales y profundos, aquél teatro de las ideas (aunque él lo niegue), ese teatro, permanece vacío; lo mató la televisión y el cine, lo mató el comercio, lo mató Tian’an men y el Falungong.

He visto en los teatros de Beijing piezas montadas de Ibsen, de Strindberg y de Laoshé (el autor “moderno” por excelencia en China), y no quiero volver a ver más. Los autores modernos no tienen puestas o no quieren escribir para teatro, los espacios teatrales (permitidos por el gobierno) son pocos, el público no existe, el gobierno revisa (¿censura?) y adapta todo texto; las estrellas extranjeras, herederas de ese teatro de Miller y sus revolucionarios no son invitados, no vienen más o ya han muerto. Hay algo en nuestro teatro occidental que pone nervioso a quien maneja la cultura en China, “algo” alrededor de la palabra y de la idea, de la “realidad”. ¡Qué deseos tengo de ver una pieza de Heiner Müller en chino! Müller no es realista, pero no se trae o monta nada de él.

No es en contra del Realismo entonces, es tal vez en contra de la verdad en cualquiera de sus formas artísticas.



El libro lo encontré en Londres en octubre de 2007 pero no lo leí hasta estar en Beijing con la disposición necesaria para disfrutarlo. Nunca fuí un admirador incondicional de Miller y creo hacerlo evidente, pero debo de aceptar que la aventura que nos narra fue completamente maravillosa y su texto una verdadera joya.


Gustavo Thomas. Get yours at bighugelabs.com

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