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jueves, 4 de octubre de 2012

Sergio López habla sobre Oscar Liera. Homenaje a Oscar Liera en el Foro Luces de Bohemia. Parte . (1997)


Sergio López hablando sobre Oscar Liera. Foro Luces de Bohemia. México, 1997.



Continúo con las entradas sobre el Homenaje a Oscar Liera que se organizó en el Foro Luces de Bohemia en diciembre de 1997. Comparto ahora el siguiente video con el investigador teatral y biógrafo de Oscar Liera, Sergio López.

En la mesa participaron Oscar Blancarte, Soledad Ruíz, José Enrique Gorlero, Felipe Galván, Armando Partida y Sergio López.

Sergio López habla sobre Oscar Liera:





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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Armando Partida habla sobre Oscar Liera. Homenaje a Oscar Liera en el Foro Luces de Bohemia. Parte . (1997)

Armando Partida hablando de Oscar Liera. Foro Luces de Bohemia (1997)



Siguiendo las entradas sobre el Homenaje a Oscar Liera que organizamos en el Foro Luces de Bohemia en diciembre de 1997 comparto ahora el siguiente video con el investigador teatral Armando Partida.

En la mesa participaron Oscar Blancarte, Soledad Ruíz, Sergio López, José Enrique Gorlero y Armando Partida.

Armando Partida habla sobre Oscar Liera:





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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Soledad Ruíz habla sobre Oscar Liera. Homenaje a Oscar Liera en el Foro Luces de Bohemia. Parte 3. (1997)

Soledad Ruíz durante su participación en la mesa sobre Oscar Liera. (Gustavo Thomas © 1997)


Siguiendo las entradas sobre el Homenaje a Oscar Liera que organizamos en el Foro Luces de Bohemia en 1997 comparto el siguiente video de la mesa redonda en la que participaron Oscar Blancarte, Soledad Ruíz, Sergio López, José Enrique Gorlero y Armando Partida.

Soledad Ruíz habla sobre Oscar Liera:





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viernes, 11 de mayo de 2012

González Caballero, padre. (En el noveno aniversario de su muerte)

Nota: Este texto fue leído en su primera versión, en Puebla, durante el primer homenaje a días de la muerte de González Caballero, en mayo de 2003. Ahora lo retomo en el noveno aniversario de su deceso.

Retrato de Antonio González Caballero (Digital Painting. 2011)
Antonio González Caballero (Digital Work Over Photograph. © Gustavo Thomas. 2011)


González Caballero, padre.

La contundencia de la acciones en la vida real pueden abrumarnos. González Caballero ha tenido una acción más que contundente para todos nosotros y reaccionamos a ello, que no nos abrume. Ahora que él ha muerto, no le busquemos cronologías para una buena biografía... "Enumerarlo, seguir el orden de sus días, me parece imposible; mejor buscar su eternidad, sus repeticiones. Sólo una descripción intemporal, morosa con amor, puede devolvérnoslo.", escribe el joven Borges en su texto sobre la vida del poeta Evaristo Carriego.

I

Transmitir por necesidad, debido a un continuo trabajo dentro de la meditación taoísta-tibetana donde se aprende a dar, a ofrecerse totalmente a los demás, al mundo, más allá de la fama o del reconocimiento...
Dar fue para González Caballero el principal impulso en su vida. El fue siempre, sin lugar a dudas, el maestro que da.
González Caballero dio con libertad, dio a todos; pintó y dio, escribió y dio, investigo una técnica de actuación y dio.
No hablo del amigo... ¿qué puedo decir de lo que el amigo dio?

González Caballero fue maestro de tres disciplinas durante su vida: la Ciencia de la Física Mental, la pintura y la actuación.

Estaba convencido que la dramaturgia no debía enseñarse, sino que leyendo y escribiendo el dramaturgo evolucionaría; un tanto engañosa apreciación la suya cuando en cada una de sus clases, en cada una de sus pláticas, hablaba de lo que había leído, lo analizaba, lo transformaba, escuchaba nuestros escritos, los comentaba, nos regañaba por ciertos crasos errores. Daba clases de dramaturgia también, así, en su muy particular estilo.

Desde la adolescencia con sus primeros estudios de pintura a nivel comercial, González Caballero resultaba para los demás ser un talentoso artista lleno de incertidumbres e impulsos destructivos. En los años 50's, a partir de su encuentro con la filosofía tibetana que en su versión occidental transmitía en México el maestro Pedro Espinoza de los Monteros, González Caballero tuvo un cambio radical en su vida y en su idea de dar. La fuerza que ese trabajo le diera transmitiéndolo durante nueve años lo llevó, entre otras cosas, a entrar de lleno a la pedagogía de la pintura, creó un método de aprendizaje en base a las investigaciones que a Paul Klee y Vasili Kandinski en los años 20 los hizo tan famosos como docentes en la Bauhaus alemana. De ese método de su primera escuela salieron algunos pintores y caricaturistas mexicanos de renombre.

Ese mismo dar siguió cambiando su vida, incursionó con tremendo éxito en la dramaturgia y a través de algunos accidentes del destino fue a caer a la clase de creatividad para actores en la escuela Andrés Soler de la ANDA. Siendo pintor y escritor González Caballero no conocía los secretos del arte de actuar, y con humildad, profundidad y genialidad entró en ello. En 1971 creo su primer taller de actuación de donde salió su técnica de actuación y decenas de actores con su sello; ese taller nunca se detuvo sino hasta el día de su muerte, literalmente.

II

En lo que llamo su singular manera de transmitir los conocimientos, González Caballero, fue para la gran mayoría de nosotros “un maestro” que, como dije anteriormente, siempre estaba enseñando algo. Lo llamábamos así, el maestro. Para quien le llamaba Toño (un caso especial) lo hacía porque se consideraba su amigo de confianza y sin embargo al visitarlo no se iba sin aprender algo de él, de su obra, de su trabajo, “Toño”, el amigo, se volvía un maestro también.

Una clase con González Caballero era un juego, y sin embargo uno intuía que estaba en algo mucho más profundo, en momentos sagrado; siempre había humor, cierto desparpajo y abstracción; su prodigioso uso de la imaginación se transmitía al mundo y uno salía de sus sesiones impulsado a crear, como si la imaginación del viejo nos hubiese contagiado de tal manera que solo faltara llegar a casa para que en la soledad se concretara esa idea surgida con su plática, con sus gestos, con su dar. Cuando González Caballero daba clases había algo en verdad de donde absorber, imposible no hacerlo; cuando el maestro hablaba, había algo que imaginar, y al final, siempre, algo que crear.

Seré también precavido, alguno comentará por ahí que no aprendía con él, que era aburrido o molesto, y está en su derecho de comentarlo; pero ahora sin precaución digo, seguro que esa errónea percepción habrá sido debido a prejuicios ante su personalidad, ante su forma de vestir, ante su actitud ante el dinero.

González Caballero gritaba, callaba a la gente, golpeaba mesas para llamar la atención con fuerza, soltaba madres (como él decía), e inmediatamente después sonreía como si no hubiera pasado nada, y sin más podía acercarte sus cinco dedos juntos en su muy original saludo.

En este amoroso y moroso recuento de mi experiencia como alumno recuerdo lo impresionante que era para mí el que un hombre de su baja estatura, de su actitud, con esa voz extrañamente aguda y ronca, se volviera tan grande en una clase. Para quien adoraba las personalidades fuertes González Caballero no era más que un desaliñado sin importancia, habría que imaginarlo ahora que ya no está: cerraba los ojos al hablar para concentrarse; hasta los años noventa fumaba sus Delicados y mantenía una parte de su bigote quemado y algo amarillo por el tabaco, así como las uñas de los dedos con que tomaba el cigarro; esa inexistente dentadura y sin embargo su hablar normal (se enorgullecía de su dicción que lo hacía no chochear, recuerdo); sus lentes y la marca que tenía de ellos en la nariz; su puente roto y su dedo abriendo más de lo normal una fosa nasal para respirar mejor: su eterna chamarra (que cuando llovía le gustaba porque decía que así podía aprovechar para lavarla); sus también eternos pantalones guangos y sucios; sus zapatos de vagabundo; su barba siempre con días sin rasurar... Sí, a esa personalidad no se le respetaba mucho, y sin embargo, sabiéndolo él, no buscaba imponer respeto a su persona, no reclamaba por ello, él estaba ahí enseñando, nos cambiaba la vida en la actuación, nos daba las armas para sobrevivir en ella.

Un compañero de mi entonces compañía Esférica Ludens, días antes de que muriera el maestro me escribía en un correo electrónico: "Debo apurarme porque quiero absorber a González Caballero, sus clases son para mí oro molido." Lo creo, tengo un poco de ese oro brillando en mis manos.

González Caballero siempre llegaba a tiempo, pero eso no significaba que en punto empezara a hablar del tema de clase, todo se iba dando con simpleza, platicando entrábamos en el tema, en los ejercicios. Su taller durante años empezó, fuera sábado o domingo, a las once de la mañana, y los ejercicios podían iniciar a las 12 o 1 de la tarde, pero nunca sentías que perdías tiempo; al fin estabas cerca de él.
En esa época que ahora recuerdo, a fines de los 80's, las sesiones eran en un amplio cuarto en la azotea de la casa de la maestra Román Calvo, que albergó al taller durante varios años; ahí fueron mis primeras clases de dramaturgia, con ellos dos y algunos compañeros leyendo mis obras después del taller de los sábados; eran en verdad pequeñas tertulias. Después de comer en algún restaurante cualquiera había que regresar a la casa de la maestra, escuchar la lectura de quien tuviera un texto, platicar, ir al cine. Con González Caballero eran fines de semana de continuo aprendizaje y disfrute.
Uno iba a aprender de actuación y aprendía también filosofía, cine (en eso era un experto), literatura, psicología, historia, chismes de esa historia, libertad, uno aprendía con él a ser libre. Es por eso que estoy convencido que algunos lo rechazaban, les daba miedo su libertad, no podían ser libres, nunca tanto como él.
Todo continuó de la misma manera hasta el final de su vida, las sedes del taller cambiaron pero la rutina de aprendizaje y disfrute permanecía.


III

Aprendí con él un nuevo concepto de la palabra rebeldía, y vaya que me costó trabajo y trabajos aprenderlo: ¿para qué gritar?, ¿para qué querer romper todos los esquemas frente a los demás? En tu vida, en tu obra, en tu simple andar puedes ser libre, esa es la mayor rebeldía y esa él la enseñaba sin necesidad absolutamente de nada más, viviendo, estando cerca, haciéndonos su amigo.
González Caballero siempre leía por su propio gusto, pero esa continua lectura refrescaba su obra, su clase, siempre había algo nuevo que reforzaba su trabajo, y todo era tan profundo, tan elevado, que a veces no nos dábamos cuenta de ello; era simple, risueño, simple, muy simple. Cuando uno lee sobre los maestros orientales taoístas puede tener una idea de dónde venía su maestría.

Invitábamos gente ajena al taller, gente a quienes les había sorprendido nuestra evolución, nuestra cultura, les decíamos que se los debíamos al maestro, entonces querían conocerlo; iban ciertamente ilusionados de conocer al maestro, y cuando lo veían o lo escuchaban o incluso cuando leían su obra, pocos, muy pocos lo alababan; la mayoría creía que nosotros éramos los grandes y que estábamos obsesionados, engañados con que él nos había dado cosas que en realidad nosotros aprendimos por nuestra cuenta. ¡Tontos, tontos, tontos!
González Caballero, con la apariencia de vagabundo que tenía, resulta ser el padre de una inmensa generación de actores y artistas de este país, es el padre de una técnica de actuación que manejan, mal que bien, decenas de jóvenes actores, es el padre de algunos dramaturgos entre los que me incluyo, es el padre de maestros de teatro... González Caballero no tuvo hijos biológicos pero fue un padre indiscriminado de artistas, nunca usó condón para enseñar, era un libertino del dar, a todos, a quien fuera, no respetaba nada ni a nadie.

Grotowski tenía razón, todos tenemos un padre artístico y no podemos renunciar a ese hecho indiscutible, González Caballero es el nuestro y querámoslo o no está en nosotros: “aquí en mi corazón, aquí en mi mente, aquí en mi creatividad”, él, siguiendo el eterno estribillo ante la muerte de alguien, no ha muerto, vive en nosotros.

Finalmente, como lo escribí hace unos años donde decía que nosotros, sus alumnos, estando vivo el maestro, ya lo habíamos matado porque no aceptábamos su paternidad ni la defendíamos ante los embates de los poderosos de la cultura en nuestro país, ahora lo digo también: estuve tantos años junto a él y sigo estándolo porque González Caballero hacía lo que decía, no mintió; eso no lo he encontrado en ninguna otra parte de mi país y tal vez esa sea la razón por la que ahora vivo a miles de kilómetros de él y no lo sufro en su ahora eterna ausencia física.

¡Qué importa que los críticos mexicanos lo tomen como uno de los peores escritores famosos de nuestro teatro! ¡Qué importa que los directores sean tan faltos de preparación que no logren entender sus propuestas y que los compañeros de profesión lo minimicen a tal grado de que haya parecido un ingenuo diciendo cosas bonitas!... Por supuesto nada más erróneo.
Pero, recordemos, González Caballero no estaba muerto en vida por esas personas que lo atacaban o minimizaban, sino por sus propios alumnos, sus discípulos y los que se decían sus amigos. ¡Antes de que alguien salte ofendido puedo lavarme las manos de mi “yo acuso”! Aclaro: no todos.
Seguramente aquí hay muy pocos, y en su entierro muchos menos, que hablan de lo importante de su obra creadora, no de que haya escrito varias obras y deban editarse sus obras completas, sino de la verdadera importancia de su obra artística... No tengo que haber estado ahí para saberlo. Es normal, moría el amigo, el hombre... tal vez no era tiempo de hablar de eso... No sé, tengo mis dudas.
Creo que aquellos que lo sepultaron vivo antes de esa terrible tarde de mayo de este 2003 no entendieron que su lucha por el reconocimiento del viejo no era para González Caballero ni para su obra sino para ellos mismos: una vez transmitida la verdad ésta no pertenece al maestro sino al alumno, está en su sangre, forma parte de él. Las puertas abiertas formaron parte ya de su propia constitución, de sus intereses creativos, el maestro se había depositado en ellos. En realidad se sepultaron a sí mismos no dándole el respeto merecido, no analizando sus textos, no leyéndolo con profundidad, rebajando sus investigaciones, no desarrollando su propia creatividad ante sus enseñanzas. La muerte del padre es inevitablemente la muerte del hijo.

Al final de este amoroso y despiadado recuento no dejemos perder esa parte que él dejó en nosotros, aprendamos a dar como él dio, aceptemos su paternidad sobre nosotros y elevemos nuestra creación como él lo hizo con la suya; después seamos libres.

Como a todo artista desaparecido, y eso es algo que indiscutiblemente González Caballero ha hecho, “desaparecer”, intentemos darle vida en un verdadero lugar dentro de nuestras vidas, a través de su obra creativa que corre aún por nuestras venas.

Saludos a todos desde Beirut, donde gracias a Dios no se hace tanto teatro.





Gustavo Thomas

Beirut, Líbano
Junio de 2003 
(Retrabajado en Toronto, Canadá. Mayo de 2012)







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*


El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417



viernes, 16 de marzo de 2012

Consejos de Henrik Ibsen a una joven escritora.




Laura Petersen (después Laura Kieler)

En 1870 Ibsen no estaba en la cima de su carrera pero ya era un famoso y controvertido escritor, reconocido como buen poeta iba en camino de convertirse también en una personalidad europea; a sus cuarenta años ya bien podía recibir cartas con textos de nuevos escritores buscando su consejo, especialmente jovenes escritoras.


Ese mismo año la jóven noruega Laura Petersen había publicado una especie de secuela a Brand, obra titulada Las hijas de Brand. Michael Meyer, el biógrafo de Ibsen, describe el texto de Petersen como "una imaginaria secuela (...) una emotiva contribución al debate sobre los derechos de las mujeres." Hoy reconocemos a Ibsen precisamente por su exposición y debate sobre los derechos de la mujer (al menos dentro del ámbito de los personajes literarios), pero en aquellos años ese era un tema un tanto complicado para él: cuando era más joven y vivía en Italia Ibsen había pedido la expulsión de algunos de los miembros del club escandinavo de Roma, reservado sólo para hombres,  debido a que esos miembros habían dejado pasar a sus esposas sin que nadie lo notara; y años después se enfrentaba a airadas discusiones con Camilla Collet, otra escritora noruega reconocida por su lucha por los derechos de las mujeres, quien siguiendo el texto de Meyer "se escandalizaba por lo que consideraba un hombre lleno de ideas antiguas sobre el papel de la mujer en la sociedad." Aún faltaban algunos años para la llegada del escritor de Casa de Muñecas, y son precisamente esos contactos con el debate feminista los que lo llevarían a escribir algunas de sus más famosas y escandalosas obras.

Así que cuando Laura Petersen envía a Ibsen su texto de La hijas de Brand pidiendo consejo uno habría imaginado que la carta sería ignorada o al menos rechazada de una educada manera, pero no, algo extraño pasaba cuando Ibsen entraba en contacto con jóvenes escritoras, de pronto surgía en él el caballero, se volvía entonces un mentor sabio, amable y paciente dispuesto a dar su consejo y opinión. Gracias a esa actitud ante las jovenes artistas tenemos al menos un documento con ciertos valiosos consejos para jóvenes escritores venido de su propia mano.


Carta a Laura Petersen (Junio 11, 1870):


"¿Piensa usted seguir escribiendo? (...) Se necesita mucho más que simple talento. Uno debe partir de algo, de alguna experiencia genuina. Si hace falta eso, entonces no se escribe de verdad, uno sólo hace libros (...) Intelectualmente, el ser humano es un animal de vista a larga distancia; nosotros los humanos vemos más claramente desde lejos; los detalles distraen; uno debe alejarse del punto que se desea juzgar; se describe mejor el verano desde un día de invierno (...) Lo principal es ser verídico y fiel a uno mismo. No es cuestón de desear ir en una dirección o en otra, sino saber que uno absolutamente tiene ir a la que se debe de ir, porque uno es uno mismo y no puede ser de otra manera. El resto son sólo mentiras." (*)


Laura Petersen se convertiría más tarde, después de casada, en Laura Kieler, y ella sería la inspiración directa para el que es quizá el personaje más conocido de Ibsen, Nora Hellmer, y la terrible historia de su matrimonio la base de la anécdota de su Casa de Muñecas.

Ibsen escribe con honestidad y sabiduría la carta a esta joven escritora pero el texto resulta no sólo el consejo de un mentor a su discípula sino una exposición de ideas visionarias sobre su propio trabajo en el futuro.












(*) (Traducción libre del autor del Blog) Henrik Ibsen Biography. By Michael Meyer. Page 320. "Are you thinking of continuing to write? (…) Much more is needed than mere talent. One must have something to create from, some genuine experience. If one lacks that, one doesn't write in the true sense, one just makes books (…) Intellectually, man is a long-sighted animal; we see most clearly from a distance; details distract; one must remove oneself from what one wishes to judge; one describes the summer best on a winter's day (…) The main thing is to be true and faithful to oneself. It is not question of willing to go in this direction or that, but of willing what one absolutely must, because one is oneself and cannot be otherwise. The rest is only lies."





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domingo, 8 de enero de 2012

Ibsen, el anarquista, habla de la libertad



Aquí les presento una corta cita de una carta de Ibsen dirigida a Georg Brandes en 1872, donde el poeta noruego reclama sobre las aflata de comprensión en la lectura de sus textos sobre su idea de libertad. El texto nos muestra un Ibsen mucho más cercano al anarquismo que a las ideas liberales de la época:

Nunca habría de identificar Libertad con libertad política. Lo que tu llamas Libertad yo le llamo libertades, y lo que yo llamo la batalla por la Libertad no es más que la continua persecución de la idea de Libertad. Aquél que dice poseer Libertad como algo por lo que se ha luchado, lo que posee en realidad es algo muerto y sin sentido; por su propia definición la libertad se expande a perpetuidad a medida que se busca abrazarla, y si en su búsqueda, ese alguien se detiene y dice: “¡Ya la tengo!” lo único que muestra es que la ha ya perdido. (...) ¡El estado debe ser abolido! (...) Hay una revolución a la que con mucho gusto presto mi hombro: la abolición de la concepción del Estado, el establecimiento del principio de la libre voluntad y todo lo que es espiritualmente afín a ello como un prerequisito para una fraternidad universal. Ahí es donde está el inicio de una libertad que vale la pena.” (*)

Desde luego un texto que no ayudaba en nada a cambiar la idea general de que Ibsen era un ultra radical dentro del ambiente político de finales del siglo XIX europeo.







(*) En inglés en el original (traducción del autor del Blog). Ibsen Biography. By Michael Meyer. Page 338.
"I shall never agree to identify Freedom with political freedom. What you call Freedom I call freedoms, and what I call the battle for Freedom is nothing but the continuous pursuit of the idea of Freedom. He who possesses Freedom otherwise than as something to be striven for possesses something dead and meaningless, for by its very definition Freedom perpetually expands as one seeks to embrace it, that if, during the quest, anyone stops and says: "Now I have it!" he shows thereby that he has lost it." (...) "The state must be abolished!" (...) "There's a revolution to which I gladly lend my shoulder. Abolish the conception of the state, establish the principle of free will and all that is spiritually akin to it as the one prerequisite for a universal brotherhood-there is the beginning of a Freedom that is worth something!"

 

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sábado, 10 de diciembre de 2011

Ibsen en guerra: "Mi libro es poesía;.. Y si no es así, se convertirá en ello."


Ibsen's original draft of Peer Gynt. Act V. (Photo from H. Ibsen Biography by Michael Meyer.)


Después de la publicación en su tierra natal de Peer Gynt, en 1867, Henrik Ibsen fue atacado como ningún otro autor en Noruega, atacado a causa de su poesía, sus temas y su extraña idea de lo teatral (aun cuando Peer Gynt no fue concebido para la escena). Pero ese ya no era el Ibsen de algunos años atrás, inmaduro y colérico, que no sabía cómo responder a cualquier ataque; Italia, el exilio y el éxito de su "Brand" le habían dado una seguridad que nadie en Noruega ni en Europa habría de poder romper en el futuro.

Después de la publicación de Peer Gynt y ante todas esas críticas a su persona y obra Henrik Ibsen se había convertido en un monstruo.

El siguiente es un extracto de una carta a Bjørnstjerne Bjørnson (9 de diciembre de 1867) como respuesta de todos sus críticos, incluyendo Bjørnson:

"Querido Bjørnson, (...) Mi libro es poesía;.. Y si no es así, se convertirá en ello. La concepción de la poesía en nuestro país, en Noruega, se formará de acuerdo con este libro (...) Sin embargo, me alegro que esta injusticia haya sido arrojada sobre mí, es signo de ayuda y dispensación divina. La ira aumenta mi fuerza. Si va a haber guerra, entonces que haya guerra. Si yo no soy un poeta, ¿qué tengo que perder?  Mi escritura será como el trabajo de un fotógrafo, me ocuparé de mis contemporáneos allí en el norte, todos y cada uno de ellos, uno por uno, exactamente como me he ocupado de estos reformadores del idioma. No dejaré fuera de mi crítica ni al niño en el vientre de su madre, ni al pensamiento o cualquier sentimiento que pueda haber motivado la acción de cualquier hombre que merezca el honor de ser mi víctima. (...) ¿Sabes que toda mi vida he dado la espalda a mis padres, a toda mi familia, porque no podía soportar continuar una relación basada en una comprensión imperfecta?"

Ibsen es capaz de asegurar que su libro se convertiría en Noruega en el prototipo de la poesía misma (y no estaba tan errado) oponiéndose a aquello que sus críticos destacaban como errores de su trabajo. Sabía que iniciaba una guerra por su fama e individualidad como escritor y la asumía en toda su amplitud. Aquella famosa frase acerca de la fotografía que muchos la utilizan para identificar su inicio dentro del realismo se convirtió en su canto de batalla:

"Mi escritura será como el trabajo de un fotógrafo, me ocuparé de mis contemporáneos allí en el norte, todos y cada uno de ellos, uno por uno, exactamente como me he ocupado de estos reformadores del idioma. No dejaré fuera de mi crítica ni al niño en el vientre de su madre, ni al pensamiento  o cualquier sentimiento que pueda haber motivado la acción de cualquier hombre que merezca el honor de ser mi víctima."

Sólo habrá que recordar la mayoría de sus obras importantes para ver que llevó sus amenazas hasta sus últimas consecuencias.

Ibsen hace también una confesión muy difícil:  da la espalda a sus padres y familiares debido a lo que considera una "comprensión (o entendimiento) imperfecta". Cierto, su origen provinciano lo ligaba a un grupo de parientes sin ningun contacto con lo intelectual y artístico, un total estorbo para cumplir sus objetivos. Sólo un hombre con todas sus metas en mente, listo para pelear cualquier batalla para ser el número uno en su mundo podría escribir de esa manera. Ibsen desde su adolescencia no volvió a ver a sus padres, y sólo una vez tuvo contacto por carta con uno de sus hermanos.

Él entró en guerra, cumplió sus amenzas y consiguió lo que se impuso. Ibsen era ya un monstruo.




(1) Henrik Ibsen Biography. Michael Meyer. Double Day, 1967. Cita original en Inglés en la biografía de Michael Meyer: 
"Dear Bjørnson, (…) My book is poetry; and if isn't, it will become such. The conception of poetry in our country, in Norway, shall shape itself according to this book. (…) However, I am glad that this injustice has been flung at me; it is sign of divine aid and dispensation; anger increases my strength. If there is to be war, then let there be war! If I am not a poet, what I have to lose? I shall try my hand as a photographer, I shall deal with my contemporaries up there, each and all of them, one by one, as I have dealt with these language reformers; I shall no spare the child in its mother's womb, nor any thought nor feeling that may have motivated the actions of any man who shall merit the honor go being my victim. (…) Do you know that all my life I have turned my back on my parents, on my whole family, because I could not bear to continue a relationship based on imperfect understanding?"


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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Ibsen y la belleza de Roma. Entendiendo el arte y la tragedia griega.


Detalle de la estatua de la musa de la tragedia (Museo Vaticano)


Ibsen como muchos otros artistas escandinavos y europeos del siglo XIX encontró en Roma la inspiración para su arte y su idea de la belleza y la profundidad en el arte. Leyendo la biografía de Henrik Ibsen escrita por Michael Meyer descubrí una carta dirigida a su amigo (y en ocasiones su enemigo) el escritor Bjørnstjerne Bjørnson, describiendo sus obras de arte favoritas en la ciudad eterna y su reacción después de observarlas.

Ibsen vivió en Roma cuando tenía alrededor de 30 años, en una especie de exilio autoimpuesto, y escribió varias de sus obras más famosas durante esos años viviendo en Italia. Es más que sabido que el escritor y poeta no acostumbraba leer libros (cualquier tipo de libros, sólo leía periódicos), así que esta estancia era para él algo más que una visión general del mundo del arte clásico, era su lectura “visual” de todos los clásicos de la literatura y el teatro a través de la escultura y la arquitectura. Sí, por extraño que parezca.

Ibsen envió esta carta a Bjørnson el 28 de enero de 1864, confirmando las predicciones de Bjørnson de que la estancia en Roma poco a poco le daría a Ibsen una sintonía con el arte clásico y su escultura.

Publico en el Blog el extracto completo de la carta que aparece en el libro de M. Meyer *, y también publico algunas fotografías (de diferentes fuentes en internet) que ayudarán a visualizar las obras de las que Ibsen está hablando.

"Su belleza (...) crece más y más en mí, como tú habías dicho que pasaría. Se presenta en destellos, pero uno solo de esos destellos lanza su luz sobre todas las vistas. ¿Te acuerdas de "La musa de la tragedia" que se encuentra fuera de la sala de La Rotonda en el Vaticano? No hay otra escultura aquí que haya sido tal revelación para mí. Puedo incluso decir que es a través de ella que he entendido lo que fue la tragedia griega. La indescriptible calma, la noble y sublime exaltación de alegría en la expresión de la cara, el frondoso laurel que lleva la cabeza y que contiene dentro de él algo sobrenaturalmente exuberante y báquico, los ojos que miran hacia dentro y al mismo tiempo, a través y más allá del objeto de su mirada... Eso fue la tragedia griega.

Musa trágica (Museo Vaticano)

"La estatua de Demóstenes en el museo Laterano, el fauno en la Villa Borguese, y el fauno (de Praxíteles) en el Vaticano (bracchio nuovo), también han abierto para mí grandes puertas que me muestran el carácter griego (el personaje), y me han permitido entender lo que en la belleza es realmente imperecedero. Ruego al cielo que yo pueda ser capaz de utilizar este conocimiento para mi propio trabajo.

Estatua de Demóstenes (Museo Vaticano)

Fauno de Praxíteles (Museo Vaticano)

Fauno (Villa Borguese)


"El Moisés de Miguel Ángel en San Pedro (en Vincoli) no lo había visto la última vez que te escribí; ya había leído sobre él y tenía expectativas que al final no se ha cumplido, auqnue deco decir que sólo lo he visto una vez.

¡Qué glorioso es aquí el paisaje, tanto en las formas como en los colores hay una indescriptible armonía. A menudo paso la mitad de un día tumbado entre las tumbas de la Via Latina o la vieja Via Appia, y creo que es una ociosidad pero no una pérdida de tiempo. Los Baños de Caracalla son otro lugar que tiene un atractivo especial para mí (...) "


Area de tumbas en la Via Appia


Los baños de Caracalla



Tal vez todo esto son sólo datos curiosos, pero quizás también podría ayudar a comprender de una mejor manera la obra del dramaturgo (y poeta) noruego, y en especial a comprender mejor al hombre detrás de esa monumental obra.





* En inglés en el texto de Meyer, la traducción es mía:
 "Its beauty (…) grows more and more on me, as you said it would. It comes in flashes, but a single flash throws light over whole vistas. Do you remember the "Tragic Muse" which stands outside the hall in the Rotunda in the Vatican? No sculpture here has yet been such a revelation to me. I may even say that it is through this that I have understood what Greek tragedy was. The indescribably calm, noble and exalted joy in the expression of the face, the richly laurel led head containing within it something supernaturally luxuriant and bacchantic, the eyes that look both inwards and at the same time through and far beyond the object of their gaze--such was Greek tragedy.
The statue of Demosthenes in the Lateran, the Faun in the Villa Borghese, and the Faun (of Praxiteles) in the Vatican (brachia nuovo), have also opened great windows for me into Greek character, and have enabled me to understand what imperishability in beauty really is. Pray heaven I may be able to use this understanding for my own work.
Michelangelo's Moses in S. Pietro in Vincoli I had not seen when I last wrote to you; but I had read about it and built up expectation which has not quite been fulfilled--however. I have only seen it once.
How glorious the landscape is down here; in both forms and colours there is and indescribable harmony. I often spend half the day lying out among the graves on the Via Latina or the old Via Appia, and think it an idleness but no waste of time. Caracalla's Baths are another place which holds some especial attraction for me (…)" (Page 235. Ibsen's Biography. By Michael Meyer. Double Day Co. New York 1971)





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viernes, 21 de octubre de 2011

"Cómprese un perro, mi señor."



Solamente para una simple cita de un dialógo de la obra de Ibsen "Los pretendientes de la corona" (alrededor de 1863) que muestra, desde mi punto de vista, aquél irónico Ibsen de años posteriores. Ahora que aún sin saber que la cita viene de Ibsen mismo creo que las frases que siguen son verdaderamente encantadoras:


"Skule- (…) Debo tener a alguien a mi lado que me obedezca instintivamente, que crea en mí sin vacilar, que permanezca cerca de mí en los días buenos y malos, que viva sólo para dar luz y calor a mi vida. ¡Alguien que cuando yo caiga, sienta que deba morir! ¿Qué debo hacer, Jatgeir?

Jatgeir- Cómprese un perro, mi señor.
"*












* En inglés en el original, traducido por el autor:  

"Skule- (…) I must have someone by me who will obey me instinctively, believe in me unflinchingly, stand close by me through good days and evil, live only to give light and warmth to my life--someone who, when I fall, must die! What shall I do, Jatgeir?

Jatgeir- Buy a dog, my lord.
"
The Pretenders by Ibsen. 

From Michael Meyer's Ibsen's Biography. Double Day, 1967. Page 210.


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martes, 18 de octubre de 2011

Crítica de Bjørnstjerne Bjørnson al joven Henrik Ibsen

El joven Henrik Ibsen (1861)

El joven Bjørnstjerne Bjørnson (1860)

El joven Henrik Ibsen era inseguro, colérico y de una fealdad física un tanto remarcable para sus contemporáneos, su personalidad carecía de valor para muchos, como nos describe Olev Arvesen cuando acostumbraba ver a Ibsen "entrar al café L'Orsa's puntualmente a las 2 de la tarde a tomar su café y leer los periódicos extranjeros", alrededor de 1858:

"Que este hombre, con el abrigo viejo y raído, desgastado sombrero de mormón y semblante totalmente humilde, se convertiría en uno de los más grandes hombres de Noruega y Escandinavia misma, era un pensamiento inimaginable." *

Pero a la vez Ibsen poseía un gran talento para la poesía, gustaba de hacer teatro y tenía un sueño-ambición: ser el mejor y más reconocido escritor de su país.

Pero en el año 1859, a sus 31 años e iniciando su vida como dramaturgo, director de teatro y poeta el éxito no se había hecho presente como él lo esperaba. Era entonces  Bjørnstjerne Bjørnson quien lidereaba la juventud de exitosos escritores en Noruega, y es él a quien Ibsen veía como al que se debía destronar; así, sus primera luchas estuvieron cargadas de malos entendidos, celos y suposiciones que sólo iban en detrimento del mismo Ibsen. Aún, el omnipotente dramaturgo del realismo, no se había creado su gran máscara de soberano de la literatura, frío, calculador y sabio.

Bjørnson, a partir de un pequeño escándalo sobre el fracaso de una de la primeras piezas de Ibsen, Los Vikingos en Helgeland, escribe una carta a Clemens Petersen dándole cuenta del ambiente que se reinaba alrededor del joven dramaturgo, sus inseguridades y la opinión que él, Bjørnson, tenía del apenas unos años más joven Ibsen. Es curioso el tono de seguridad que tiene Bjørnson en esta carta, más cuando al final de su vida, todo comentario alrededor de Ibsen estaría lleno de amargura debido a la altura a la que su antiguo “pequeño” (así lo llamaba) competidor habría de llegar.

Carta de Bjørnstjerne Bjørnson a Clemens Petersen. Bergen, 5 de marzo de 1859:

“La obra (Los Vikingos en Helgeland) no ha tenido éxito, sin embargo lo puede tener con el tiempo (...) Ibsen tiene una pequeña banda de admiradores encabezados por el Nyhedsbladet. Pero cada vez que ha tenido que enfrentarse al público todo va mal y yo he debido salir en su ayuda ya dos veces, porque Ibsen, a pesar de todos sus defectos es un poeta. Y espero que algún día se dé cuenta de ello y mande a volar este condenado pastiche. El día que Ibsen admita que es pequeño se va a convertir en un poeta totalmente encantador. Yo se lo he dicho muy claramente pero el resultado son celos. Se ha dedicado a hacer una serie de cosas para molestarme, y lo sigue haciendo. Está enojado porque no puse sus Vikingos en Helgeland en mi repertorio. (...) No he leído su poema “El grito de la gaviota”, pero he escuchado que es un tanto sentimentaloide y que lo escribió principalmente porque una revista danesa había dicho que él valía menos como escritor que yo. Ese es el tipo de cosas que distraen a Ibsen de lo que debe y tiene que hacer. Mi punto es que, siendo un hombrecito pequeño y con actitudes de gnomo, sin pecho y sin trasero, se siente que no tiene más talentos y se esfuerza espantosamente en demostrar que los tiene cuando escribe. No escribe lo que realmente le gustaría y podría escribir.”


Son palabras muy duras que, viéndolas en su contexto, están llenas de verdad sobre el pequeño impulsivo, inseguro y en momentos estúpido Ibsen. Pero vistas ahora, amás de 100 años de distancia y con el peso de la historia, sólo podemos leerlas en detrimento del gran Bjørnson: nos describen la gran ironía de la relación entre estos dos escritores. Aquellos defectos e inseguridades llevaron a Ibsen a superarse y volverse no solo el más importante escritor de Noruega en su época sino uno de los más grandes escritores de la humanidad.










*Traducción del autor, del orgiinal en inglés: "That this man with the threadbare coat, old, soft mormon hat and profoundly unassuming mien would become one of Norway's and Scandinavia's greatest men was an unimaginable thought." (Michael Meyer, Ibsen's Biography)
 
* Traducción del autor, del original, en inglés: "The play (The Vikings at Helgeland) hasn't succeeded, though it may seem from a distance to have (…) Ibsen has a little clique of admirers headed by Nyhedsbladet. But every time he has to face the general public everything goes wrong and I've had to go to his aid twice, because Ibsen despite his aberrations is a poet. And I hope some day to get him to be himself and turn away from all this damned pastiche. The day Ibsen admits he is small he'll become a perfectly enchanting poet. I've told him as much pretty plainly, but the result is, he's jealous. He's done all sort of little things to annoy me, and does still. He's angry that I haven't put The Vikings at Helgeland into my repertory. (…) I haven't read his poem 'Gull Cry'; I've heard it's rather affected stuff, and was written largely because Danish monthly said he was lesser writer than me. Now that's exactly the kind of thing that always distracts Ibsen from what he ought to be and do. The point is, he's rather small and gnomish little chap, with no chest or rump, so he feels that as he has no other gifts he has to strain most frightfully when he writes. And so he doesn't write what he'd really like to, and could."
Ibsen Biography. By Michael Meyer. Double Day, 1967. Page 161.
 




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viernes, 12 de noviembre de 2010

Profesión: Dramaturgo.



Hace 3 años en la aduana del aeropuerto de Heathrow, en mi primer viaje al Reino Unido, me preguntaron cuál era mi profesión, y yo de inmediato pensé: -"soy actor, poeta, dramaturgo, investigador en artes escénicas, fotógrafo reportero, director de escena, pedagogo teatral, cuentacuentos, lector en voz alta, instructor del taijiquan..."-, entonces me detuve y sin pensar más dije: -"Dramaturgo."- Y el oficial mirándome fijamente me contestó con otra pregunta: -¿Y de quién recibes dinero para vivir, entonces?-

Me detuvieron durante una hora porque no creían en mí, porque creían me quedaría en Londres a vivir y trabajar y después llevar a mi familia, o algo peor, a realizar algún acto dañino. Menos de una semana después fui detenido por la policía antiterrorista a la entrada de una estación de metro. 

Hoy recordé el trauma que tuve al verme rodeado por policías armados y enfrente de mí el rostro de aquella nerviosa mujer policía deteniendo temblorosamente una hoja con la orden de cateo en mano, pero con la horrible idea en ella de que yo podía hacerla volar en mil pedazos. 

Aquél día marcó el inicio de un climax en una crisis sobre mi profesión, mi forma de vida, mi aspecto y mi nacionalidad, de la que muy poco a poco he podido ir saliendo.

¿Es tan complicado, en esta era del capitalismo salvaje, creer que alguien que es amado y gusta de viajar se dedique a escribir teatro?


martes, 5 de octubre de 2010

Homenaje a Oscar Liera en el foro Luces de Bohemia. parte 2: Oscar Blancarte habla sobre Oscar Liera (1997)

Siguiendo las entradas sobre el Homenaje a Oscar Liera que organizamos en el Foro Luces de Bohemia en 1997 comparto el primer video de la mesa redonda en la que participaron Oscar Blancarte, Soledad Ruíz, Sergio López, José Enrique Gorlero y Armando Partida.

Oscar Blancarte habla sobre Oscar Liera:

Oscar Blancarte: sobre Oscar Liera (1997) from Gustavo Thomas on Vimeo.



jueves, 9 de septiembre de 2010

Antonio González Caballero Fotografiado en 1999

Antonio González Caballero en 1999
(Foto de Alejandro Yustiaza)



Alejandro Yustiaza, ex-compañero de Esférica Ludens, me envió hace unos días un rollo completo de fotografías recién digitalizadas de una sesión que tuvimos con González Caballero en algún momento del año 1999.

Hay algo interesante en este grupo de fotografías que, más allá de presentarnos otras imágenes del hombre González Caballero, nos ofrecen algunas de la que fue su última casa, en la avenida de 20 de Noviembre (aún en el centro Histórico de la Ciudad de México), con varias de sus pinturas al fondo y presentándonos otro lugar en donde él daba sus cursos y talleres, y donde impartía su método de actuación.

No hacía mucho González Caballero había sido operado en varias ocasiones y su estado físico estaba muy deteriorado, sumamente delgado y con una aspecto fatigado que las fotografías retratan claramente, sus manos en especial son un tanto impresionantes porque vemos sólo huesos y venas bajo la piel.

En esta entrada presento aquellas fotografías que presentan sólo a González Caballero, y en las siguientes presentaré otras pocas con él dando clase, platicando conmigo y en otras circunstancias.

Algunas fotografías tienen algo de polvo y rayones, debido al tiempo y a la digitalización. Sean amables.



*


El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417



miércoles, 18 de agosto de 2010

Enseñar sin alumnos... Un poema del exilio brechtiano.

Brecht durante su exilio en Dinamarca; junto a él sentada, Hellen Weigel.



A veces la vida fuera de tu país y de tu campo artístico parece insorportable, a veces es sólo un sentimiento melancólico de vacío e impotencia.

Estos poemas (citados por Hans Burger) fueron escritos por Bertolt Brecht durante su exilio en Dinamarca:




 "Enseñar sin alumnos/

Escribir sin fama/

es difícil." 


"Teaching without pupils/
Writing without fame/
Are difficult."




"Ahí habla el hombre hacia donde nadie le escucha/

él habla en voz alta/

él se repite a sí mismo/

él dice cosas que están erradas:/

él permanece sin ser corregido."


"There speaks the man to whom no one is listening:/ 
He speaks too loud / 
He repeats himself / 
He says thing that are wrong: 
/ He goes uncorrected."



Nota: Los poemas fueron citados en el libro de Ruth Berlau, "Living for Brecht" que originalmente está en inglés. No tengo el texto original en alemán.

martes, 12 de febrero de 2008

Emilio Carballido, el grande, muere, y con él el teatro moderno mexicano.




Aún cuando quedan grandes dramaturgos herederos de la corriente moderna del teatro en México, es indudable que fue Carballido su principal exponente, por su cuantiosa obra, por su calidad y por la escuela que enarbolaba.

Como en una familia había visto a mis maestros y compañeros de mis maestros morir y dejar tras ellos su obra, y como en muchas familias también había visto como Carballido se convertía en uno de los grandes que permanecen, que parecen indestructibles, que no mueren. Ví morir a Oscar Liera, a Sergio Magaña, a Héctor Azar, a González Dávila, a González Caballero, a Hugo Argüelles, pero Carballido, más viejo que todos ellos (y más grande dirían algunos), permanecía. Hoy martes 12 de febrero en China, leo la noticia de su muerte a través de los periódicos electrónicos de México (internacionalmente, hoy al menos, no aparece) y he dicho: "el maestro", mientras contemplaba su foto.

Inevitablemnte comencé a recordar.

Recuerdo cómo durante mi adolescencia mi maestro, Antonio González Caballero, lo mencionaba a veces como a un amigo y a veces como un rival, cómo en otros momentos se burlaba de su voz imitándola (y que coincidentemente era tan particular como la suya misma), y también recuerdo cómo se burlaba de que a él, González Caballero le dijeran González Carballido, cosa que a Carballido según palabras de González Caballero no le gustaba pues a veces le achacaban su "Señoritas a disgusto" por ejemplo.

Entonces fuí a mi experiencia con su obra y su persona.

Recuerdo sus obras durante mi formación como actor, obras para escolares; me llegan sonrisas a partir de su comicidad, su retrato tan cercano a lo mexicano común, sus groserías y su falta de interés en decir algo o criticar desde la escena.

A Emilio Carballido me lo presentaron tal vez unas 4 o 5 veces, y todas sucedieron como si fueran la primera para él. Le hablaron de mí, le dieron a leer obras mías, fue padrino de una serie de lecturas que en su inauguración yo mismo hablé con él y al mismo público, en donde incluso refutó algunos comentarios míos, y siempre inevitablemente me lo volvían a presentar, y para él era la primera vez. Con algunos otros hubiera sido molesto pero con él era todo muy simpático, cómico; al principio yo achacaba el olvido a que siempre, desde mi punto de vista, estaba algo borracho (él, no yo); después, simplemente lo achaqué a que yo para él no era nadie y no le ofrecía nada, lo que ubicándome en esa posición me hacía mucha más divertida cada nueva experiencia con a su lado.

Sus palabras y su obra nunca llegaron a mí como las de un maestro al que pudiera seguir, sino como las palabras del maestro de otros, perteneciente a otra corriente (¿cuál era la mía?), el exponente de otros ideales estéticos.

Recuerdo cómo a una investigadora norteamericana interesada vagamente en mi trabajo le propuse leer mi teatro de una manera diferente a la manera en que se lee el teatro de Emilio Carballido o sus seguidores (teatro del que ella se considera una experta); lo tomó como falta de respeto y acaso un acto de absurda soberbia, no dijo más, nunca leyó mis textos.

Decenas y decenas de dramaturgos mexicanos le deben alguna publicación y algún apoyo de montaje o incluso de ayuda gubernamental; la prensa lo respetaba muchísimo y ante los escándalos siempre salía avante. Chismes y comentarios de los que no puedo asegurar nada llegan también a mi memoria.

Alguna vez visité su casa, estaban construyendo el metro... no sé por qué no recuerdo más. Ni siquiera por qué estuve ahí dentro ese día. Me viene la imagen de una mesa grande y papeles, libros, hojas amarillas y hojas blancas, revistas, polvo, gatos. Hay en mí una historia no escrita y por inventarse de ese no tan claro recuerdo.

He hablado del Teatro Moderno porque en él, en su obra, lo veo. Los ideales del modernismo teatral en México se van con él, el realismo teatral mismo (naturalismo dirían otros) se va con él, la maestría del genero, del retrato de la sociedad desde la sociedad misma, del lenguaje coloquial, de las estampas históricas.

Es como si Carballido en el logro de la belleza del género nunca hubiera querido arriesgarse a las vanguardias que respondían a ese modernismo, a las exploraciones que lo cuestionaban, y que el resultado de ello fue el llegar a ser tan grande como tan grande puede ser una corriente que tuvo a sus más importantes exponentes 100 o 50 años atrás. Sin duda en México él es la cumbre. El costumbrismo de González Caballero y Sergio Magaña desaparecerán en los archivos, el de Carballido permanecerá como el ejemplo, como la más alta expresión, de eso no tengo duda.*

Recuerdo los montajes "históricos" de los años 80 con la Compañía Nacional de Teatro, aquellas piezas de 4 o 5 horas o de varios días con un elenco de todas las estrellas del momento; pero también recuerdo los montajes escolares y aquellos de los llamados "comerciales"; todas sus piezas puestas en escena eran éxitos relativos de público, funcionaban. Sin ser la apoteósis su trabajo era un éxito continuo. Eso es profundamente respetable, vaya si no.

Ante la muerte de uno de los grandes, como lo es Emilio Carballido, sólo me queda seguir pensando. Releeré sus obras, repensaré lo que escuché de él, recordaré sus tonos y sus ademanes, intentaré dejar en mi memoria lo más posible, y años después, veré qué sucedió con todo ello.


* Sobre sus novelas, cuentos y demás obra, la ignorancia me apabulla, pido disculpas por ello.


*


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