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miércoles, 19 de agosto de 2015

Reencuentro con un padre


Jaime Soriano durante la clase magistral Training Post Grotowski.
(Still extraído de Teatralia TV. México, 2015)



Refrescar la memoria del cuerpo es refrescar la experiencia como alumno-hijo que fui, soy y seré.

Hoy me reencontré prácticamente no solo con la fuente de la metodología de un entrenamiento que me fue transmitido hace más de 20 años, sino que me reencontré con la enorme presencia que tienen en mi vida dos de mis padres escénicos: Jaime Soriano y Jerzy Grotowski.
Tuve que volver a trabajar con uno directamente y escucharlos a los dos para que en mi cuerpo se despertara esa consciencia de algo que en realidad he seguido trabajando toda mi vida creativa y que ellos con sus palabras y acciones directas sembraron en mí formando parte intrínseca de mi personal método de trabajo escénico.

Jaime no es un transmisor que firmó una especie de contrato para transmitir sin cambios el trabajo de Grotowski, es un maestro que transforma el trabajo de su propio maestro en el sentido más puro de la experiencia exploratoria.

Sí, no tengo ninguna duda, "todos somos hijos de alguien".


(Clase magistral Training Post Grotowski por Jaime Soriano en Los talleres de Coyoacán. Gustavo Thomas. Agosto 18, 2015)

Trabajando el training con Jaime Soriano
(Still extraído de Teatralia TV. México, 2015)


Texto, fotografías y vídeos en este Blog son propiedad del autor, excepto cuando se aclare otra autoría. Todos los derechos son reservados por el autor de este Blog. Si existe algún interés en usar textos, fotografías o vídeos propiedad del autor, sea uso comercial o no, es necesario hacer una petición por escrito y dirigirla por correo electrónico a Gustavo Thomas a gustavothomasteatro@gmail.com.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Video con Jerzy Grotowski explicando su Teatro Pobre (subtítulos en inglés)


Si alguna vez se preguntaron sobre Jerzy Grotowski explicando su "Teatro pobre" en vivo, aquí les ofrezco un video que descubrí en Youtube, donde el director es entrevistado por la televisión polaca y en pocas y precisas palabras explica precisamente eso.  No sé ustedes pero para mí, escuchar de viva voz (al menos en video o audio) a los hombres y mujeres que han hecho nuestro teatro me ofrece mucho más que la lectura de los mejores textos teóricos sobre ellos, por eso hago todo lo posible por compratir cualquier documento apenas los encuentro (1)

Como ya lo he aclarado en el título, el video es en polaco y pueden ustedes usar los botones "cc" de la ventana de Youtube para ver los subtítulos en inglés en el caso de que no aparezcan inmediatamente.






(1) En este Blog pueden encontrar documentos en video o audio (y en su defecto citas directas o fotografías de época) con Sara Bernhardt, Stanislavski, Meyerhold, El Teatro de Arte de Moscú, Strindberg, Ibsen,  etc Sólo tienen que buscar en la lista de la derecha de esta página.

martes, 2 de junio de 2009

Teatro "grotowskiano" en Irán. Afshin Ghaffarian y el grupo "Tantalos"

Todas las fotos y videos aparecidos en esta entrada fueron tomados como referencia del Blog y canal de Youtube de Afshin Ghaffarian: http://holy-actor.blogspot.com.


"Medea"en el desierto de Irán. Grupo Tantalos, 2008.


Hace unos meses descubrí el blog del actor iraní Afshin Ghaffarian, http://holy-actor.blogspot.com, en el que publicaba algunas entradas sobre un montaje de Medea que su grupo "Tantalos" había realizado en el desierto de Irán, montaje que él consideraba como parte de la tradición "grotowskiana"; algunos videos y fotografías documentaban la producción y verdaderamente era reconocible el sello de seguidores del maestro polaco, considero yo más en su visión de los años 60 y 70, que en la de los últimos años de su vida. Al parecer también "Tantalos" había tenido un intercambio con un director mexicano, Raúl Valles, que fue a Irán con su grupo y dirigió conjuntamente un espectáculo, "Lemnos", dentro del mismo estilo (algunos videos documentan también el hecho).

En 2005 visité Irán y viajé por todo el país durante más de dos semanas pero no pude encontrar ninguna manifestación de teatro experimental o de vanguardia (la información antes de llegar a Irán era casi imposible de obtener aún por Internet), así que ahora la simple idea de la existencia de un seguidor de Grotowski en la tierra de los ayatolas me parecía de suficiente peso para hablar de él, compartir con ustedes y en algún momento, si fuera posible, regresar a Irán y conocer más de aquella tan singular, por única, exploración creativa. No publiqué ninguna entrada sobre el tema porque núnca tuve respuesta a un correo que le envié y su Blog no tuvo más entradas después de octubre de 2008. Decidí entonces esperar hasta que volviera a dar signos de vida.

Le dediqué un tiempo a revisar varias veces su trabajo, sus fotografías y videos, sus textos... Yo veía en él el sueño del descubrimiento de un nuevo campo de la creatividad escénica que el trabajo exploratorio de Grotowski le da a todo nuevo actor. Me veía reflejado en él cuando a principios de los años 90, en aquél proyecto de Escenología, yo asimilaba a través de Jaime Soriano todo el training explorado por Grotowski, creaba mis historias a través del encadenamiento de acciones físicas y tomaba cursos con el Potlach y El Odin Teatret; recordaba la maravilla de estar en un centro de investigación teatral como lo era Escenología y con un investigador como Edgar Ceballos, quien tenía contacto directo, personal, con Pino di Buduo, Eugenio Barba, y el mismo Jerzy Grotowski, y cómo Soriano, asistente él mismo de Grotowski en los años 80 y creyente fervoroso del trabajo técnico, nos introducía en toda esta maravilosa mecánica del trabajo creador, compartiendo los mínimos secretos y acercándonos a sus experiencias y compañeros actores y alumnos que habían estado con él en Polonia o en Estados Unidos o en Kerala. La disicplina, la entrega y la búsqueda que veía en este joven actor iraní simplemente se volvían envidiables.

Hoy escribo esta entrada precisamente porque recibí la notificación en Youtube que Ghaffarian tenía un nuevo video: el último montaje de "Tantalos", "Strange but true" (así lo llama, en inglés) catalogado por él mismo como "Physical Dance-Theatre" (¿teatro-danza corporal?).

No tengo idea de por qué no recibí respuesta a mi correo anterior pero el que haya dado signos de vida creativa me ha impulsado ahora a compartir lo que he leído, visto y experimentado con su blog y mostrar aquí también la documentación de su trabajo.


Se deduce de sus comentarios y de sus videos de entrenamiento que Afshin Ghaffarian es un actor plenamente convencido de su trabajo técnico y de su personal búsqueda dentro del teatro, teatro que le ofrece una filosofía de vida, un filosofía evolutiva, y que así conforma su universo, más allá de la visión del teatro como un producto comercial o aún un producto artístico en el sentido de la habilidad para lograr efectos.


Aún cuando los documentos de su Blog en 2008 eran interesantes y mostraban ante todo su entrenamiento técnico, me era un tanto complicado adivinar con videos tan cortos y fotografías la idea completa del montaje de Medea; y es hasta ahora con "Strange but true" que 9 minutos de video me dan una más clara visión de un montaje grotowskiano en el Irán de nuestro 2009. La habilidad técnica corporal y vocal se confirma en los dos actores (Ghaffarian y Yaser Khaseb), además de la relación en la escena, su comunicación rítmica y anímica, evidentemente hay un entrenamiento, y una razón de estar ahí creando. La música es muy interesante y definitavemente es parte del hilo conductor del espectáculo. No busco ni una historia ni la comprensión de lo que se quiere decir en el montaje; las explicaciones, las sensaciones como espectador de un video son prácticamente imposibles de comparar con las de la representación en vivo, así que ahí no hay mucho que yo pueda decir sobre ello.

Lo que sí es que confirmaría mi primera observación meses atrás viendo sus otros documentos, de que el grupo estaría más ligado a la exploración del "Teatro laboratorio" de los años 60 y a los montajes de "El Príncipe Constante" y "Apocalipsis cum figuris", en búsqueda del actor sagrado y del "teatro de las fuentes" y no de "Teatro objectivo" (Objective Drama) o del "Arte como Vehículo" de los últimos años en Pontedera.

Disfruten, conozcan, muévanse un poco con las imágenes de este montaje, ya habrá tiempo de hablar y comentar más sobre ellos.




Seguiré buscando contacto con Ghaffarian y espero conocer más de su trabajo, de su proceso creativo y de los futuros proyectos que él y su grupo tienen. Quiero completar la fascinante imagen de la oposición entre un mundo politizado y envuelto de religión que es Irán y la búsqueda de un teatro libre y metafísico.


miércoles, 14 de enero de 2009

"Manteca" y algunas estampas del teatro cubano que conocí hace 15 años.

El texto siguiente fue escrito como una segunda versión, la primera versión publicada en la fecha dictada en esta entrada tenía demasiados datos confusos y complicaciones así que 2 meses después decidí borrarla y hacer una nueva. Gracias a un comentario de Ileana Boudet pude reconocer que una de las obras que había visto no era "El robo del cochino" de Abelardo Estorino sino "Manteca" de Alberto Pedro Torriente.



El aniversario de la revolución y 15 años atrás.


Con la presencia mediática del 50 aniversario de la revolución cubana, ya sin Castro pero con Castro ahí, y con la poca alegría que se siente despierta tanto en los cubanos como en sus seguidores latinoamericanos, me vino a la mente mi última visita a la isla, hace más de 15 años.

No quiero a hablar (aunque sea inevitable hacerlo) de la condición política cubana ni de sus miserias o de sus logros y triunfos (como les ha llamado Raúl Castro); no, no quiero hacer un análisis de su situación en aquellos años; prefiero hablar del teatro que viví cuando estuve en la isla.


Viaje a La Habana en la primavera de 1994 como parte de una especie de comisión mexicana en el "Encuentro Internacional de Publicaciones Teatrales Conjunto 94", organizado por la famosa institución cubana "Casa de las Américas", iba representando a Escenología A.C. y llevaba el papel de donar a Cuba ejemplares de la colección teatral (tan famosa en el mundo hispano) que esta compañía había publicado hasta ese momento, alrededor de 50 tomos. Mi trabajo ahí era simple, tomar un curso (escuchar conferencias), hacer una presentación un tanto especial sobre Escenología y donar los libros en una pequeña ceremonia, no más. Lo demás era disfrutar de Cuba y conocer su teatro y a sus artistas.

La primera y mayor impresión que tuve es que el teatro era inmensamente popular en la isla; al parecer la carencia de medios electrónicos de comunicación realmente de masas y los cortes de energía dominaban el espectro cultural cubano, así que el teatro, vivo como es y pudiéndose hacer a todas horas era una solución infalible para el entretenimiento del cubano común, exactamente como lo eran las bicicletas para el transporte.

Conocí algunos grupos de teatro, a directores, escritores, actores, escenógrafos y productores, todos ellos ávidos de contactar artistas, investigadores y a lo que fuera venido del exterior (para ellos en ese momento yo era un periodista, un investigador mexicano). Y yo, ávido de conocer su mundo, me enfrasqué en tres importantes contactos de los que aún tengo pleno recuerdo.



Carlos Díaz y la compañía "Teatro El Público"




El primero de mis encuentros con el teatro cubano fue durante la reunión inaugural del congreso en Casa de las Américas, con los actores de un grupo de teatro considerado "gay", "Teatro El Público". "Teatro El Público" era considerado así tanto por su teatro como por su director, sus actores, sus dramaturgistas (o adaptadores de piezas, dramaturgos también) y sus temas; la compañía se había hecho famosa en Cuba por haber montado "Las Criadas" de Jean Genet, y "Hacia Moscú", una adapatación de "Tres hermanas" de Antón Chéjov; las tres hermanas habían sido actuadas por hombres, y la compañía planeaba la puesta en escena de "El Público", la escandalosa pieza de Federico García Lorca, reconocida por su temática homosexual.

El grupo de actores de Teatro El Público que asisitía al encuentro me llevó esa misma noche hacia la compañía completa con la que tuve una reunión informal. Se encontraban al borde del colapso pero sobrevivían, varios de sus integrantes había ya emigrado a otros países y muchos tenían planes de hacerlo tan pronto como fuera posible.

Al contarme su experiencia teatral repetían continuamente textos y movimientos de su montaje de "Hacía Moscú" y de lo que llevaban ensayado (o pensaban hacer) de "El Público"; era la primera vez que escuchaba textos de Chéjov en un acento cubano y la primera vez que lo veía interpretado de esa manera; la fiesta y las carcajadas en el grupo eran libres, contínuas y ganaron toda mi confianza y mi apoyo. Era una forma de teatro imposible de imaginar en un país comunista como lo era y pretende seguir siendo Cuba. Yo estaba sorprendido pero muy curioso de concoer los detalles del camino de una compañía con estas características en ese país. Me hablaban del público que veía sus montajes, de aquellos que se salían ofendidos durante la funciones, y de aquellos que se quedaban, apoyaban, disfrutaban y los felicitaban. Fui también puesto al tanto de las dificultades de sus montajes, de ciertos boicots por parte del gobierno y teatros que les negaban espacio, pero también de sus logros, de su éxito ante el público, de su importancia, del funcionamiento de su propio espacio.

A Carlos Díaz lo ví sólo una tarde y platicamos poco, poco nos conocíamos poco nos adentrábamos en una plática profunda, sin conocer su trabajo me era imposible hacer preguntas sobre ello, así que todo aquello que hablamos giraba en generalidades y algunas bromas. Hombre amable y maduro, centrado en su congruencia por hacer teatro según su concepción; he leído que hoy por hoy (2009) su teatro es toda una institución en Cuba y su compañía es respetada a nivel internacional (1). Es cierto que prácticamente la mayoría de los actores y gente de producción que conocí de la compañía salieron de Cuba pero con la cabeza y centro del proyecto los demás siempre son prescindibles.



Nota: Las siguientes fotografías de "Segismundo, exmaqués" aparecen en diferentes páginas de internet; al parecer la fuente de estas fotos (sin saber el nombre del fotógrafo), está en el siguiente link:



Mi segundo contacto directo con el teatro cubano fue la invitación a una presentación de "Segismundo, exmarqués" por Teatro Obstáculo, un grupo de teatro que vivía y se promovía (entre los organizadores del congreso) como artaudiano y grotowskiano (2). En un caluroso medio día viajamos a una zona no muy alejada del centro de La Habana y llegamos a lo que yo definiría como un teatro-casa, una casa antigua adaptada como foro donde parece que también vivían los de la compañía. El escenario era lo que habría sido el gran salón de la casona y nosotros, el público, nos sentábamos en una pequeñas gradas alrededor de un escenario central. Las fotos que muestro a continuación las encontré en internet y no puedo asegurar la fecha en que fueron tomadas, sin embargo se asemejan bastante a la diposición que recuerdo de aquella función.


El grupo en aquél momento de mi vida me atraía de sobremanera porque su técnica de trabajo se asemejaba a aquella que estábamos aprendiendo en la compañía de Escenología a través de Jaime Soriano, quien años atrás había sido asistente de Grotowski en los Estados Unidos. Durante esa función vi todo aquello que yo aprendía con Soriano pero a lo que no le encontraba ni pies ni cabeza durante la función; recuerdo que me adormilaba aunque núnca me sentí totalmente aburrido; veía movimientos de cuerpos entrenados, disciplinados, movimientos diferentes a lo cotidiano, escuchaba sonidos diferentes, cantos de carácter religioso, exploraciones sonoras del cuerpo con la voz, todo ello en un aparente (no puedo asegurarlo) desarticulado montaje; lento y extraño espacio de tiempo donde no descubría sino aquellos mismos ejercicios que nos hacían similares pero que en nada me recordaban un encadenamiento de acciones físicas con sentido o que me llevara a una historia, era como un juego ritual sin razón. Y la hora del día, el medío día, y el calor (en Cuba no hay aire acondicionado en todas partes), y el hambre, no eran las mejores condiciones tal vez.

Al final hablé de ellos con algunos otros invitados, núnca con los actores mismos (ellos desaparecieron al terminar la función para no aparecer más), núnca supe de su director, Vìctor Varela sino hasta años después; mi experiencia no pasó a más. He leído que el grupo completo salió de Cuba a finales de los años 90 y viven y trabajan actualmente en Miami.



Fidel y "Manteca".



Mi tercera experiencia con el teatro cubano de esos días fue la representación de "Manteca", obra del dramaturgo cubano Alberto Pedro Torriente (1954-) . Debido a una justificada razón los organizadores del encuentro querían que disfrutáramos del teatro cubano del momneto pero no especialmente esta representación. Ellos habían preparado otras tres funciones especiales para el encuentro: "Segismundo, exmarqués" de Teatro Obstáculo, "La boda" de Virgilio Piñeira y "Las penas saben nadar" de A. Estorino, pero no "Manteca".


"Manteca" era una exitosa producción cubana, producción que había atraído masas de gente y que gozaba de una gran popularidad ese año. Era 1994 y Cuba se encontraba en medio de un cimplocado ambiente político y social: algunos meses antes Castro había abierto las puertas de la isla "para que se fueran todos lo que no quisieran estar en ella", decenas de miles lo hicieron y no hubo más remedio que volver a cerrar esas puertas, se realizaron algunas persecuciones y nuevas reestricciones a la vida cubana fueron impuestas. La gente no estaba feliz, había resentimiento y enojo.

Recuerdo el montaje como una farsa con ciertos tintes de crítica social. El montaje debía su enorme éxito a que entre los cubanos comúnes se leía un subtexto que relacionaba a un cochino con Fidel Castro mismo. Un cochino es escondido en un apartamento de La Habana y con el tiempo el cochino se vuelve un verdadero problema entre aquellos que saben que está ahí. Como se nos advirtió de esta especial lectura de la obra (el cochino como Fidel) antes de ver la puesta, los textos adquirieron para nosotros, los invitados extranjeros, un enorme carácter satírico y podíamos descubrir la razón de las enormes carcajadas que se escuchaban en todo momento. El simbolismo con el animal me llevó claramente a "El Pato Salvaje" de Ibsen (el cochino como el pato no aparacen núnca en escena), pero la desfachatez cubana, y el juego del argot la convertían en algo verdaderamente memorable. Vivíamos la obra que vivía el espectador dentro de su contexto, la Cuba que cerraba sus puertas una vez más después del último exodo de principios de los años 90.

Pocas veces había y he disfrutado de un público tan vivo como el de aquella noche, no recuerdo las actuaciones, que debieron haber sido más comúnes, más exteriores o menos comprometidas que los montajes de las otras dos compañías que había visto, pero seguramente eran actuaciones muy funcionales para lograr el éxito dentro de la atmósfera cultural cubana. Descubrí que los cubanos que iban al teatro tenían su catársis grupal exactamente como los griegos antiguos, y podían soltar su rabia y su dolor en una pieza cómica, en una farsa, riendo, aplaudiendo, gritando. Todos querían al cochino y todos querían robarlo, y todos querían matarlo, era intocable y era deseable. El cochino era Fidel.



Una despedida que ha durado 15 años.


No he vuelto a Cuba desde aquella visita y mis recuerdos se han transformado en una especie de mitos editados por mi imaginación; es importante este ejercicio de escribirlos para ubicar y para enfrentarme a ellos. El aniversario 50 de esa revolución y la felicidad de la que hablan su dirigentes me hicieron pensar en lo que yo viví viendo su teatro en sólo unos cuantos días que estuve ahí. Yo no recuerdo felicidad por la revolución cubana que víisité hace quince años, recuerdo una y varias caras tristes, en especial una, la de un poeta que me intercambió varios libros; en aquél viaje me hice de una buena parte de mi biblioteca de teatro en un intercambio absurdo con estudiantes y artistas cubanos, y vi la tristeza del desprenderse de piezas queridas, de valiosos objetos para lograr comer bien unos días. El poeta que me vendió la mayoría de los libros estaba enojado, pero no tenía duda en hacer lo que hacía; yo pagué por ello y me siento a gusto, sin duda también.

Al final de mi estadía organicé una fiesta con aquellos que había conocido (¡podía darme ese lujo!); gasté muy poco dinero y pude comprar lo que ellos no conseguían fácil: latas de atún, pollo, jamón, galletas, queso, refrescos, alcohól... nada especial. Aprendí en esa fiesta a disfrutar de la humanidad de los que hacían teatro en Cuba; me enseñaron a tomar café expresso, de un golpe y bien cargado; me enseñaron a beber ron con suavidad para aguantar; y por supuesto me enseñaron a bailar, solo, con pareja y en grupo. Aunque todos sudábamos y hablábamos fuerte el calor de La Habana se había vuelto soportable, incluso disfrutable. En algún instante algunos leyeron parte de sus textos, algunos otros hablaron de sus sueños. Al final, y en la saciedad de la comida y la alteración de los vasos de ron nadie pudo seguir feliz, comenzaron a hablar de aquél "cochino" y de lo odioso que era el ser identificados con él por todo el mundo, me hablaron sentidamente de la impotencia de quitarse la imagen "revolucionaria" de encima, su teatro era teatro, no era el teatro de la Cuba revolucionaria, su teatro no era Fidel. Después de varias horas de amargura, comenzaron a levantarse e irse con algunas frases en la boca ya comúnes para ellos: -" ¡Otra vez terminando con Fidel!"-, -"Todas nuestras fiestas terminan en Fidel"-, -"¡Ya me voy, sigan ustedes hablando!". Y de verdad se fueron, la mayoría salió de Cuba años después.

Con los pocos que quedamos salí a caminar al malecón, en un momento nos detuvo la policía porque creían que buscábamos turistas para explotarlos (creían que yo era cubano, como ellos), pero nos dejaron libres después de revisar nuestros papeles. Una vez solos, y en ese largo y enorme camino a orillas del mar, sonreímos con cierta amargura; miramos el mar y a la larga hilera de lámparas encendidas através de la madrugada de La Habana.

Nos sentímos libres en la soledad de ese malecón con historia, el aire nos refrescaba, el movimiento del mar era fuerte, esa noche el mar del teatro cubano se había embravecido un tanto.





(1) Pueden ver toda una reseña del actual trabajo de Carlos Díaz y de parte de sus carrera en la página: http://www.havana-cultura.com/EN/performing-art/carlos-diaz/teatro-el-publico.html#1519
(2) Víctor Varela, director de "Teatro Obstáculo". Pueden ver un ejemplo de su trabajo en: www.youtube.com/user/lujuriaenvidiosa

miércoles, 9 de enero de 2008

Sarah Bernhardt y Eleonora Duse. El Documento Audiovisual en la red y comparaciones de una forma extinta de actuar...




El Documento Audiovisual en la red.

El pasado se olvida; el pasado se pierde en el olvido. Recordamos la grandeza, nos quedamos con los resultados; el recuerdo se vuelve un grupo de imágenes vagas que se nos cuenta del éxito, del gusto por algo o alguien; imágenes vagas de los escándalos y de lo que fue explosivo en las generaciones pasadas. Los detalles se pierden en el fluir de la vida. Sólo los documentos son claros, Foucault lo sabía, aquél poeta que ejercía como filósofo creía en ellos, era la única manera de asirse a una realidad que se pierde en la interpretaciones, en las calificaciones y los juicios.

El arte de la actuación, en algún momento sólo parte del teatro (un arte efímero), está llena de documentos intangibles... o inexistentes. Algunos hablan de lo que vieron, algunos critican lo que veían, algunos dan consejos sobre su juicio a lo visto, algunos dibujaron poses extraordinarias, cómicas, icónicas. Sin embargo hasta nuestro siglo XX los documentos teatrales de occidente no tenían movimiento alguno.

Nuestras tradiciones escénicas mantenían únicamente en el Ballet la posibilidad de transmisión de una puesta en escena completa, ninguna otra manifestación teatral sin embargo no podíamos definir con claridad la forma de actuar esa puesta en escena. Nuestro teatro era una tradición que se perdía cuando moría la memoria del espectador. Sólo le quedaban las palabras y los dibujos.

Las tradiciones escénicas de oriente mantenían o buscaban mantener la actuación pura de los grandes a través de la transmisió directa de la enseñanzas y la imitación, así podemos creer (pues nada puede asegurarlo del todo) que Mei Lanfang, por ejemplo, en el Pekín de 1930 tenía la misma manera de actuar de los grandes maestros de principios del siglo XVIII, sin embargo él mismo era un creador y revolucionario que añadió, corrigió y suprimió varios puntos técnicos de esa tradición (movimientos, coreografía y actitudes usadas con anterioridad).

Se dice que el Kunqu que vemos hoy en día es una línea directa casi igual, a aquella del siglo XVI en la China de los Ming; pero seguimos sin ver al actor del siglo XVI, vemos al actor del siglo XX manteniendo viva la tradición.

Podemos casi asegurar que la actuación del Noh en un teatro actual de Tokio tiene mucho de aquello que se hacía en el 1700 japonés, una vez más, como en el Kunqu, los actores son modernos, los maestros, los otros, han muerto, no los vemos. Sin un documento claro no hay seguridad ante nada. Son documentos vivos de muertos. Zeami no está en un actual actor japonés de Noh.

La actuación, el arte de la actuación, tiene un documento válido hasta la llegada del fonógrafo y de la cámara de cine; es entonces que el teatro y la actuación como tal pueden ser documentados directamente en la acción y en el movimiento, y mantenerlos como tal; es entonces que podemos hablar con mayor seguridad de cómo es que actuaban los grandes de principios o mediados del siglo XX porque fueron grabados, filmados, videograbados, y podemos asegurar entonces que son documentadas las grandes estrellas de hoy y serán documentadas los grandes de la escena en el futuro.

Es cierto el comentario de que “nada será como el teatro en vivo”, que “un video no suplirá la escena”, pero la pretensión no es suplir el teatro y su viveza, sino exponer el documento que muestra fria y claramente la técnica de la obra creadora, una serie de movimientos corporales y sonidos emitidos por el artista y que conforman en su conjunto “su actuación”.

Aprender a usar esos documentos no es ni será cosa fácil; hemos tenido medios de comunicación durante ya más de cien años pero pocas escuelas o centros de investigación los usan más allá que de archivos. Los investigadores siguen hablando con limitaciones técnicas de los que han visto, seguimos escribiendo sólo libros, narrando todo con palabras, mostrando fotografías cuando hablamos de eventos de movimiento, de acción y de sonido.

Puedo recordar el mito que se hizo en mi vida el hablar de Grotowski, de sus actores, de su trabajo; interpretación tras interpretación, leyendas de su proyección corporal, de su voz, de su entrenamiento actoral. Puedo recordar también la primera vez que ví y escuché una función filmada del Teatro Laboratorio de Grotowski, mi mundo cayó en la realidad, ya no mitifiqué su trabajó lo ví en línea directa.

El mundo vive gracias al uso del Internet una “democratización”, ligada al consumo es cierto, de toda la documentación audiovisual; una democratización que no ha sido dejada de lado por muchos interesados en exponer aquellos documentos ocultos en otro tiempos, hoy a las manos de todos. (1)

Es ésta mi actual pasión: revelar esos documentos que flotan en Internet, compartir y exponer los mios propios y disfrutarlos, analizarlos, desmitificarlos.

No veo mejor manera de entender el trabajo de un artista sino es experimentándolo como espectador; todo análisis de cualquier evento escénico debería ser documentado para acercar lo más posible a esa realidad al no espectador del evento efímero. No conozco ningun otro medio mejor para lograrlo en la actualidad que el video.

No tengo sólo las pinturas de Picasso filmadas, tengo, gracias a un director francés, a Picasso mismo pintando ante la cámara, en vivo, exponiendo su manera de pintar, sus pasos para lograr imágenes, mostrando su destreza, sus trazos, su línea de trabajo. Gracias al video no necesito ver una copia en formato de cine en un lugar que la posea con celo. Gracias al Internet puedo ver esas imágenes cuantas veces yo quiera, esté donde esté si hay una computadora y conección cerca.



Comparaciones de una forma extinta de actuar...



Escribo aquí por el pasado, el mayor pasado posible de documentar en el arte del actuar.

La actuación del siglo XIX tenía estrellas teatrales con una fama simplemente imposible de alcanzar hoy en día para los actores y actrices de teatro; sin ninguno de los medios electrónicos de comunicación desarrollados durante todo el siglo XX, los actores de teatro, los cantantes de Opera y los escritores vivían momentos de gloria con un público que sólo ahora reconoceríamos con cantantes pop o actores hollywoodenses.

Stanislavski dedica varios capítulos de sus obras a actores y actrices que consideraba geniales en su proyección y técnica y que ahora nos es imposible evaluar, ni siquiera observar; la misma revolución en la actuación provocada por el Teatro de Arte de Moscú a muy principios del siglo XX es imposible de observar sino en fotografías de estudio en su mayoría.

No es sino hasta que las estrellas teatrales deciden filmar y grabar sus trabajos que nos llega ese precioso documento a nuestros ojos y oídos.

¿Qué podemos hacer con escenas actuadas de Sarah Bernhardt en 1912? ¿Qué podemos hacer con escenas actuadas de Eleonora Duse en 1916? No con su fama, no con lo que nos contaron de ellas, sino con lo que vemos.

¿Qué podemos escuchar con la voz de Sarah Bernhardt grabada en 1910?

El tesoro de la información, el juego de comparaciones que creo es posible realizar con estos documentos y nuestra actual visión de la actuación puede dar lugar a cambios interesantes, a análisis de mayor precisión.

¿Podemos imaginarnos un mundo que alababa una actuación como genial cuando ahora verla sobre la escena sólo nos movería a risa, a burla y sería motivo de un juicio negativo, considerándola como con mala técnica o incluso falta de talento?

¿Podemos pensar un poco en el por qué consideramos nuestra manera de actuar como una evolución y no en una reacción a un código demasiado usado?

Mis preguntas se detienen ahora, y dejo paso al documento. No más palabras.

Haz con ellos lo que te plazca.


Videos de films con Sarah Bernhardt y Eleonora Duse








Grabaciones de la voz de Sarah Bernhardt:

(INSTRUCCIONES: Puedes hacer click en la primera frase e ir a la página de Internet donde está el link del sonido y escucharlo ahí. Puedes también hacer click en "Escuchar en mp3..." abriendo otra página para que aparezca tu "player" y escuches la grabación)


Sarah Bernhardt. "Phèdre" (Fedra) (1910)

Escuchar en mp3 Sarah Bernhard: Phédre.





(1)
Una gran parte de aquella filmación de Akropolis se encuentra circulando en algunos sitios de internet. En México por ejemplo, las copias originales las guardan sus “dueños” con total celo.

Akropolis (dirección Jerzy Grotowski)

El Príncipe Constante (dirección Jerzy Grotowski)



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martes, 4 de diciembre de 2007

Picasso pintando... Una manera de entender el encadenamiento de acciones físicas y la creación de una historia sin palabras.



Hace más de 15 años el Teatro Potlach de Italia fue a la ciudad de México para dar una serie de conferencias y cursos sobre su trabajo técnico.

En aquél tiempo yo trabajaba para Escenología y formaba parte de la compañía de teatro que su director, Edgar Ceballos, estaba formando y que no llegó a presentar su primer montaje (1).

Imbuido totalmente en el trabajo sobre las acciones físicas, tanto desde el punto de vista de Grotowski como de aquél de la Antropología teatral estudiada en el I.S.T.A. (International School of Theatre Antrophology) (2), esta serie de cursos y clases maestras eran de una gran importancia para nuestra formación.

El Teatro Potlach, Pino di Buduo (su director) y sus actrices, nos presentaban un claro ejemplo de lo que podría ser nuestro trabajo futuro en la compañía, y ante todo un punto de referencia para comprender la técnica que estábamos asimilando.

La creación de acciones físicas, la línea de edición de acciones, el tejido dramático del actor o del creador, es una de las más difíciles fases de comprensión; en general la práctica y el trabajo sobre el detalle son la solución para ello; sin embargo, el simple hecho de hallarse ante un público en una conferencia-clase creaba una necesidad, a los miembros del Potlach: hacer “comprensible” con ejemplos claros y en poco tiempo lo que se estaba tratando, el encadenamiento de las acciones físicas y la creacición de una historia corporal uniéndo aparentes acciones sueltas.

En algún momento (y no logro recordar quién era la actriz que daba la clase maestra), nos pidieron mayor atención pues todo lo que había explicado sobre acciones físicas y su enrramadao para la creación de una historia sería ejemplificado, no con el teatro sino con una peculiar escena de un documental de pintura, “Le Mystère Picasso”.


La escena mostraba a Picasso pintando en vivo ante la cámara y creando una pintura en un mínimo de tiempo (5 minutos). Entonces se desarrollaba ante nuestros ojos un encadenamiento de acciones (pictóricas) donde el artista creaba primero tres girasoles, después un pescado, después un gallo y finalmente con el color un figura aparentemente sin contacto con las otras anteriores. Esa imagen final en realidad era el resultado de las que le precedían, las usaba, formaban parte de ella, e indudablemnte estaban incluídas dentro del proceso creativo.

En 5 minutos comprendimos visualmente, un proceso creativo de encadenamiento de acciones para lograr un sentido, gracias a las imágenes de un genio creando. El concepto quedó claro en mí y lo he seguido usando en cada uno de mis montajes y creaciones; así mismo, las imágenes de aquél Picasso pintando quedaron grabadas en mi memoria.

Es entonces que a más de 15 años de haber visto estas imágenes, me encuentro en China con aquél documental, sin plena conciencia de que contenía esa escena que había sido un punto clave en el reconocimiento de mi actual técnica creativa. No puedo resistirme a compartirlo y a que ustedes lo usen como mejor les convenga.

Por supuesto es sólo la escena de la que he hablado; si tienen algún deseo de adquirir el documental, amazon.com o cualquier sitio de venta de DVDs será lo indicado (3).




(1) Escenología, la compañía que no llegó a concretarse y las experiencias vividas en esa época, evidentemente son motivo (y lo serán) de varias entradas o comentarios.
(2) Para saber del I.S.T.A. visitar: http://www.odinteatret.dk/ista/ista.htm
(3) Para saber un poco más sobre el documental visitar: http://topdocumentaryfilms.com/the-mystery-of-picasso/



sábado, 14 de julio de 2007

Cloud Gate Dance Theatre (Taiwán): 水月 (Luna de agua)




Llego de ver "Moon Water", una obra maestra de este grupo taiwanés de danza moderna, y mi mente esta dispuesta para escribir…

Durante 70 minutos mi mente como espectador vivió un proceso de adormecimiento muy parecido al proceso de meditación en un principiante: inicié viviendo una experiencia plena de belleza, sensación de purificación, cierta expectación por lo que viniese; después una espera, no hay más belleza (o la belleza permanece), hay repetición (como con la respiración, como con el mantra), y hay confusión, desvío, sensación de detener la experiencia, de cortarla, de cambiar a un estado de ánimo (una lucha); después, en el momento anterior a la explosión (que no sobreviene porque me mantengo ahí, esperando, sentado), llega la experiencia esclarecedora, una sensación de frescura en la que mi mente de espectador entra en otra etapa, se ha dejado ir, me he dado cuenta que mis sentidos están adormecidos, que mi mente ya no lucha (¿fue vencida?), veo (tal vez debiera decir “contemplo”) y escucho sin ver ni escuchar, estoy vacío y la imagen que contemplo llena el vacío. Indiscutiblemente entré en un estado de meditación que fue roto por el momento del oscuro final, del aplauso.

¿Vi un espectáculo? Definitivamente sí. ¿Contemplé una experiencia espiritual? Definitivamente sí.

Alguna vez escuché o leí de alguien que dijo haber experimentado “la liberación espiritual” a partir de contemplar el proceso de su maestro. Muchos, muchos, hablan de la experiencia espiritual al ver a un master de taijiquan trabajando las formas durante horas. El espectador no es un practicante y sin embargo la contemplación del practicante le provoca una experiencia reveladora.

Entonces me pierdo en la experiencia, me pierdo en el recuento.




¿Es éste el teatro metafísico que se dice intentaba lograr Grotowski? ¿Esa metafísica en la que el espectador no está o está, contempla el proceso creativo de la escena, la transformación, el ritual del desmembramiento del actor, y es a su vez creado, transformado, desmembrado?

No lo sé, nunca vi ninguno de los últimos espectaculos de Grotowski, sólo supe de ellos. Mi experiencia me ha llevado a ver otros experimentos fallidos, perdidos, con mínima valía. Hoy la función en el Poly Teatro de Beijing fue diferente. No esperaba ningún evento representacional de este tipo, y cuando se dio no lo reconocía, y cuando terminó, no puedo terminar de saber qué vi.

Vi taijiquan (el grupo ha trabajado con él por años), vi un manejo respiratorio y un proceso de meditación en movimiento (la meditación ha sido pare de su entrenamiento), vi una técnica dancística en su mayor calidad (la mejor técnica de danza moderna y un proceso de entrenamiento formidable, evidentes en la escena). Pero mi emotividad fue anulada, mi razón quebrantada… solo la contemplación.



Vi también cómo se perdía la individualidad del bailarín, cómo se fundía en su proceso sobre la escena, cómo se convertía en movimiento, en fluidez, en imagen; uno, cinco, veinte bailarines, se volvían una masa de belleza espiritual en movimiento (belleza que se perdió incluso en algún momento, por su repetición, por su lentitud y fluidez). Después acepto que me dio miedo, que también soy artista, el no poder reconocer a ninguno de los bailarines y bailarinas como el que o la que bailó mejor, el que o la que bailó peor, no pude recordar quién era quién, se me pierden en sus brazos, sus troncos, con el agua, con la luz, con el sonido del cello de la suites de Bach. Y sin embargo nunca se me pierde nunca la figura del director (Li Hwai-min), al contrario, se me refuerza. Aplaudimos a la compañía, los amamos, pero aclamamos al director, esperamos sus palabras.



¿Hay un engaño en todo esto? ¿Hay un sacrificio de todo el grupo en honor a la genialidad del director? ¿Hay una vez más un divino seductor-creador que es capaz de borrar a los otros por poner en escena estas ideas sublimes?

Hay una vuelta de tuerca sobre la idea del mismo espectáculo (no es un espectáculo común, no cuenta nada, es una “experiencia”), pero al final ¿esa engañosa vuelta de tuerca en la que creemos fervientemente al terminar la obra, es solo una muestra ególatra de la habilidad del director por borrar cuerpos y mentes para lograr su objetivo artístico?

¿Qué vi entonces?

En mi mente analítica está la maravillosa escena del agua y los cuerpos fundidos en el sonido, en el reflejo, en el movimiento de su naturaleza física-espiritual: veo lo más grande la idea del oriente en la danza moderna que brotó de occidente.

En la catarsis liberadora recuerdo la danza Butoh y a Kazuo Ohno en especial, mi cuerpo vibra del recuerdo, mi emoción fluye plena de ternura y compasión, de amor, de nostalgia, no puedo recordar la coroegrafía y ni siquiera si él era el coreógrafo de lo que vi o era el trabajo de otro. La diferencia entonces es evidente. En Kazuo Ohno y la danza Butoh veo sólo el oriente moderno, veo el Japón moderno. Con Water Moon veo la coreografía de Lin Hwai-min, veo a China y veo la fluidez de lo que puedo entender como el Tao. Diferencias… ¿me pregunto si serán comparaciones?

“Moon Water” es una pieza de danza grandiosa, que quedará no en mi memoria de espectador, en mi memoria corporal, exactamente como la experiencia de meditación. No puedo recordar una meditación en especial, puedo recordar la experiencia general de la meditación, una gran meditación lo es todo; puedo recordar esta gran pieza de teatro-danza como la experiencia fundamental de todas las piezas del género.

¿Es todo esto hablar bien de un espectáculo? No lo sé. No lo sé en absoluto. Es hablar, simplemente.



“水月” (Luna de Agua) del Cloud Gate Dance Theatre of Taiwan (2) se presentó el sábado 13 de julio de 2007 en el Poly Teatro de Beijing, China. Participaron unos 20 bailarines de la compañía bajo la dirección de Lin Hwai-min. La música que se utilizó fueron algunas suites de cello de Bach.


(1) "水月" son los caracteres para Agua y Luna que en su combinación significan "Luna de Agua". La mayoría de las compañías de Danza y Teatro de Asia le dan a sus obras un nombre en inglés, en este caso su nombre es la traducción literal: "Moon Water".
(2) Evito la traducción al español pues es el nombre oficial de la compañía.
Gustavo Thomas. Get yours at bighugelabs.com

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