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domingo, 26 de agosto de 2012

Danza ritual Bugaku (舞楽) en la capilla Meiji de Tokio. (2011)

Bugaku Dance Performance at Meiji Shrine (2011)
Danza Ritual Bugaku. Capilla Meiji. Tokio, Japón. (Por Gustavo Thomas. 2011)

 En mayo de 2011 tuve por fin la oportunidad de ver en vivo una representación de danza 舞楽 Bugaku y en uno de los más hermosos recintos rituales del Japón, la capilla Meiji de Tokio. Bugaku son un conjunto de danzas de corte con más de 1200 años de antiguedad y que hasta los años 50 del siglo pasado estuvieron ocultas al público. 

Evidentemente no conozco mucho de sus características pero al parecer la que ví en la capilla Meiji es un estándar de todas esas danzas: movimiento muy lentos, rítmicos y suaves con gran altivés (reales le llaman) con danzantes vestidos a la usanza budista (aunque la capilla Meiji en este caso es sintoísta). El acto dancístico es muy corto, la música y los músicos tiene una gran importancia, y la preparación y la salida de los danzantes ocupan la mayor parte del tiempo de la presentación como sucede comúnmente en casi todos los espectáculos rituales japoneses. Sobre todo es la belleza visual lo que ha quedado en mi memoria, pero esa, claro está,  es la apreciación de un ignorante de la cultura performativa japonesa.

Espero disfruten las fotos y el video.

Bugaku Dance Performance at Meiji Shrine (2011)
Danza Ritual Bugaku. Capilla Meiji. Tokio, Japón. (Por Gustavo Thomas. 2011)

Bugaku Dance Performance at Meiji Shrine (2011)
Danza Ritual Bugaku. Capilla Meiji. Tokio, Japón. (Por Gustavo Thomas. 2011)

Bugaku Dance Performance at Meiji Shrine (2011)
Danza Ritual Bugaku. Capilla Meiji. Tokio, Japón. (Por Gustavo Thomas. 2011)


Pueden ver en otra entrada de este Blog algunos rollos antiguos con dibujos de esta danza que tomé en mi primera visita a Tokio en 2008: http://gustavothomasteatro.blogspot.ca/2010/03/antiguo-documento-con-imagenes-de-una.html  








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domingo, 17 de julio de 2011

“Si tú sientes que la flor es hermosa, entonces tú eres hermoso.” (Aprendiendo Butoh con Yoshito Ohno)


Siendo una flor. Estudio de Yoshito Ohno. (Por Gustavo Thomas. Yokohama, 2011)
Yoshito nos cuenta que Hijikata acostumbraba decir: “Tu cuerpo posee todo en su interior, sólo tienes que encontrarlo” y añadía que la manera en que Kazuo Ohno y Hijikata lo hacían era a través del Butoh. Moviéndose cada día, en cada momento de sus vidas, cada momento de duda, de inspiración, de relajación, de crisis; moviéndose en cada momento de disciplina y trabajo, de sueño, de dolor, de recuerdo. Y es cierto, esa actitud es totalmente lógica: ¿cómo podríamos encontrar el todo dentro de nuestro cuerpo si no nos sumergimos en él continuamente, urgando en cada detalle de nuestro desconocido interior? 
La búsqueda la hacemos inicialmente caminando, y la lentitud pareciera una premisa. En ese lento caminar descubrimos que la experiencia también es riesgosa: si nuestro cuerpo lo contiene todo entonces además de la vida y la oración y el amor también contiene la muerte misma y sus fantasmas, aquello que otros sufren y otros se preguntan, la violencia y el rencor, los miedos y las angustias, los labwrintos mentales y los infiernos... Todo. 
En esos juegos de la lógica del ser congruente con nuestro Butoh Yoshito agrega otras palabras de Hijikata: “el cuerpo muerto siempre camina arriesgando la vida”.
Nada en el estudio del maestro Ohno es obligación; una propuesta de movimiento no es una órden, nadie está obligado a buscar sus odios o sus temores o su violencia; todo es simple, suave; algo se comenta, algo se cuenta, algo se propone y entonces debemos movernos. El riesgo llega porque te encuentra mientras te mueves, como la luz de sol o una madre que mece a su bebé.
Así, moviéndome en esa búsqueda del todo en mi interior, pude escribir al final de mi seguna sesión: “Acabo de llegar de mi trabajo con Yoshito Ohno. Hoy, bailando, fuí una flor de tres días, un durazno floreciente que moría con el viento, una oración, y el corazón de un niño.”
Nuestro cuerpo lo contiene todo y puede transformarse en todo. La propuesta fue siempre “sé”, “tú eres...”
“Si tú sientes que la flor es hermosa, entonces tú eres hermoso.” nos decía kazuo Ohno en voz de su hijo Yoshito.
Decenas de fotos tanto de Kazuo Ohno como de Tatsumi Hijikata los muestran “siendo” aquello que imaginan al moverse. Las recuerdo y aprendo también.

Hijikata siendo tierra. (Foto de Eikoh Hosoe para el libro Kamaitachi)

Kazuo Ohno, un estanque. (portada del libro Hidden Body, The World of Kazuo Ohno)

Y dentro de ese estudio y durante varias sesiones fuímos decenas de flores, en diferentes circunstancias y condiciones; fuímos seda, y con ella aprendíamos la suavidad y la dureza de nuestro cuerpo, al ser las características de la seda, tocando la seda, descubríamos en movimiento las características de nuestro cuerpo; y fuímos también bambú, y con el bambú en las manos, exploramos la dureza de nuestro exterior y el vacío de nuestro interior, lo hueco de nuestro físico. 
Trabajando con seda. Estudio de Yoshito Ohno. (Por Gustavo Thomas. Yokohama, 2011)

Lo éramos todo si lo encontrábamos en movimiento. No hay estructuras fijas pero cada sesión se repetían ciertos patrones: Yoshito habla, muestra, demuestra, expone, nos pide movernos a partir de ello, lo hacemos siempre con música, después de unos 5 minutos detiene, continúa exponiendo el mismo tema o pasa a otro nuevo. Así durante dos horas cada sesión. Al final un poco de té y bocadillos mientras comentamos minucias de la vida.
¡Qué feliz fui porque nunca fui juzgado si en realidad era la flor, la seda, el bambú, el mar o la ola! Así es, nunca fui yo (ni los otros) juzgado; éramos invitados a ser y a movernos siendo, sólo eso.
Viendo fotografías de esculturas de Rodin aprendimos que él como el Butoh fueron revolucionarios porque no imitaban el movimiento del cuerpo, sino que eran el cuerpo que se expresaba en sí, era un beso o un abrazo o un orgullo. Aprendimos que los pintores impresionistas como el Butoh fueron revolucionarios porque ofrecían la vida en otros ángulos, y que aquellos impresionistas se inspiraron para descubrir esos ángulos en Hokusai y en especial en su obra “La Ola”. 
Y entonces nos movimos siendo agua, siendo el mar, siendo olas, siendo la fuerza de gravedad, la luna misma, y la ola otra vez. Fuímos, en la línea del agua (y no siempre en la misma sesión), lo femenino y la luna; bailamos con la pieza de Chopin, recordamos a la madre, al seno de la madre; vivimos la noche y retomamos el mar.
Con un pedazo de tela descubríamos la intensidad de nuestro interior: al estirarla (o exprimirla) la intensidad era mayor; al relajar su estiramiento nuestro interior bajaba su intensidad. Jugábamos con emociones sin saber cuáles eran; era mi mente la que se asociaba a algunas, a mi pasado a mis invenciones, a mis deseos ocultos, respondía a aquello que era la tela misma, a mi cuerpo en contacto con la fuerza ejercida a ese pedazo de tela. 
Trabajando en el taller de Yoshito Ohno (Por Gustavo Thomas. Yokohama, 2011)

Yoshito nos habló de los “remanentes de la emoción”, aquello que queda después de exprimir la tela de nuestras emociones, aquello que queda y pesa y que se arrastra en el interior. Mientras lo comentaba se movía, y su caminar era difícil, tenso, cargado. Habló de las dificultades de expresar esos remanentes en la escena, del llamado “forte pianissimo”, y también se movió con gran intensidad pero de una manera extremadamente suave: -“forte pianissimo”- repetía mientras se movía, y nos invitó a probar. “Este es un reto a enfrentarse, a diario”- aclaraba. Kazuo Ohno era un maestro de ese “forte pianissimo”.
En la línea de las emociones las hicimos cuerpo y voz: por una sola vez (y aclarando que lo hacía porque yo era actor), pidió que dijera una frase sobre lo pesada de la vida, en mi idioma, y que la dijera caminando. Todos estábamos cargados de la búsqueda del forte pianissimo. Entonces pidió a uno de los compañeros que se subiera sobre mi espalda y dejara caer su peso en mi; yo debía seguir repitiendo la frase en todo mi caminar. Una de  tantas formas de explorar el "forte pianissimo". Esa noche no hablamos más.

Sentí entonces que la flor era hermosa, y fui hermoso...
Sí, esa noche no hablamos más; pero algunos otros días cantamos...





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viernes, 24 de junio de 2011

Un secreto (Aprendiendo Butoh con Yoshito Ohno)






Yoshito Ohno tomando te en su estudio. (Por Gustavo Thomas. 2011)



-Mientras rezas (mientras rezamos en movimiento) junta tus manos.
Y las manos nos dirigen, pensando en aquello que rezamos, viéndolo, bailando. 
Yoshito interrumpe y acercándose nos dice: -¡Un secreto!
Toma la página de un gran block de fotografías y nos lo muestra: 
-Nara, una hermosa ciudad, muy vieja e importante ciudad de Japón. Ahí hay muchos Budas pero uno de ellos es especial, este Buda es especial, miren...- 
Entonces nos acerca la imagen de ese Buda... ¿Dónde está lo especial? 

Portada del libro sobre el Buda de Nara. (Por Gustavo Thomas. 2011)

-Miren sus manos... No se juntan; tienen una mínima separación, apenas un papel de arroz cabe entre ellas. No hay otro como él en todo Nara. Eso lo hace muy especial. Todo está comprimido entre sus manos; es poderoso. Kazuo Ohno sabía eso; es un secreto... -
Nos mira, sonriente y pensativo, a todos y cada uno de los que estamos a su alrededor...
-Reza con tus manos juntas y siente la separación del grosor de un papel de arroz.-
Y nuestras manos trabajaron con esa separación, y nos movimos con Maria Callas y Anthony cantando de fondo. Y en sesiones posteriores usamos un pañuelo. Aquella separación podía estar no sólo en nuestras manos, sino también en nuestras rodillas, como mujeres jóvenes y cuidadosas, y tambien ese papel se podía sentir entre los brazos y el tronco, entre los pies y el suelo, como el caminar de un maestro japonés de Noh. 
Yoshito Ohno muestra todo mientras habla: él es el Buda de Nara, él es la adolescente hermosa y tímida que camina con una mínima separación entre sus rodillas, él es Kazuo Ohno cuando hacía una mujer y sus brazos apenas tocaban los laterales de su tronco, y él, mientras habla, es también un caminante sobre papel de arroz. Continuamente se separa de nosotros y da unos cuantos pasos con su manos casi pegadas y elevándolas al cielo. No es un ejemplo a imitar, es que él inevitablemente debe moverse mientras lo habla.
Yoshito Ohno mostrando las manos separadas por papel de arroz
(Por Gustavo Thomas. Yokohama, Japón. 2011)

Sí, sus sesiones están llenas de pequeños y grandes secretos sobre el Butoh, sobre cómo lograr la fuerza interior de nuestro movimiento: 
-atención a la espalda, como si ella hablara; 
-un encuentro directo con todo el espacio, con sus esquinas, con el frente, con el atrás, con el arriba y el abajo; 
-saber colocar la mirada al caminar; si se mira hacia abajo siempre se da la impresión de tristeza, es mejor mirar neutro hacia el frente, abierto.
Casa secreto se “mueve”, cada secreto se explora, se ejercita, sin mayores indicaciones, sin juicios.
Los ejemplos para develar cada uno de los secretos se dan, como siempre en su taller, con el recuerdo de pasajes de los dos grandes maestros del Butoh, Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata, pero también con dibujos simples: formas geométricas para descubrir los diferentes desplazamientos de nuestro cuerpo en el espacio, o los caracteres chinos (el japonés tiene su origen, y se mantiene su uso, en los caracteres chinos) sobre el cuerpo, sobre el hombre, sobre el día. El habla cuando los dibuja, nos muestra cada dibujo que hace, nos deja tocarlo y revisarlo.
La muestra de un ejemplo palapable al mencionar cada secreto funciona como un pivote de inspiración, como una guía más allá de las palabras o de la indicación formal; al final cada secreto llega a nosotros a través de una imagen interna que se ha creado a partir de escucharlo, de verlo moverse, de mirar una foto o tocar un objeto.  Al final tocaremos y seremos esos dibujos, flores, seda, bambú y aire, entre varias más.

Círculo Zen en el estudio de Yoshito Ohno. (Por Gustavo Thomas. Yokohama, Japón, 2011)

Aquella pintura, tan simple, que se conoce como “el círculo zen” es una de las mayores inspiraciones para el descubrimiento del cuerpo en movimiento como un círculo, como la totalidad, como la filosofía en escena. Yoshito nos cuenta que su padre también era un filósofo y que filosofaba sobre la escena haciendo Butoh, y que una de las inspiraciones para filosofar en movimiento era aquella imagen del círculo dibujado por un monje zen, un círculo que claramente no se cierra pero que sabemos lo incluye todo. Kazuo Ohno no era budista pero era un hombre sensible, religioso, donde descubría inspiración se detenía y se movía.
Ese círculo se explora por todas partes, sea en el espacio, sea fuera y dentro del cuerpo, sea con nuestras manos. Las manos que emanan vida del círculo mismo, aquellas manos que él nos cuenta eran como cataratas de fuerza que surgían de Hijikata. La manos son detentoras del círculo que es una esfera, la luna. Yoshito nos pide mirar la luna, sentir la luna y verla como una manifestación de ese círculo zen, y de la esfera. Nuestras manos pueden tocar la luna, tomarla, partirla en dos, movernos con ella, con su fuerza, con su atracción, con su poesía. 
Ejercicio de Butoh: las lunas en las manos. (Por Gustavo Thomas. Yokohama, Japón. 2011)

Varias sesiones con varias esferas; imágenes interiores que nos mueven, y que nos hacen filosofar sin pensar, moviéndonos... ¿Cómo es posible filosofar sin pensar? Nunca me lo pregunté durante el trabajo... Quizás ahí tambien había otro secreto.
Esos secretos y ese filosofar provocan un cambio en los demás, nos dice el maestro Yoshito Ohno. Durante años gente de todo el mundo llegó al taller de su padre, lo escuchaban hablar, lo veían moverse, se movían con él y entonces pasaba algo, cambiaban, su vida cambiaba. Kazuo Ohno tenía la fuerza de cambiar a los otros a través de sus propios secretos develados en cada sesión (secretos que nadie podía decifrar ni explicar), explorados a través del movimiento filosófico o poético o surreal del Butoh. Después de unas cuantas sesiones aquellos visitantes cambiaban los rumbos de su creatividad y en varios casos de sus vidas mismas.






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martes, 14 de junio de 2011

Dos funciones de Butoh de calle dentro del Festival de artistas callejeros de la avenida Noge, en Yokohama (2011)



Después de haber compartido la experiencia de una función de teatro tradicional de marionetas en este mismo Noge Street Performance Festival (1) en Yokohama, ahora toca el turno de mostrar algunas fotos y videos de las funciones de dos grupos de danza Butoh de calle:


- 吉本大輔 (Yoshimoto Daisuke).

La experiencia de ver Butoh en esta clase de espacios vuelve esta danza más extraña de lo que es en sí (todos estamos de acuerdo que ver Butoh no es algo de lo más común en las artes escénicas): visualmente funciona muy bien pero pareciera que toda su característica fuerza interior desaparece; se convierte en un espectáculo vistoso y de alguna manera en algo cómico. Aún así pareciera que esa transformación no molesta a los artistas quienes están muy bien adaptados a esas condiciones del espacio y del público, e incluso, diría yo, los disfrutan envueltos de un ambiente un tanto festivo muy acorde con el evento en el que están.



Los dos grupos se presentaron en el mismo espacio de calle dentro del festival (Abril 24, 2011), uno después del otro y cada uno duró alrededor de una hora.

Disfruten.











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sábado, 27 de marzo de 2010

Antiguo documento con imágenes de una representación de danza Bugaku




Compartiendo un grupo de fotografías (y un video) tomadas durante mi visita, en 2008, al Museo Nacional de Japón en Tokio: un antiguo rollo con imágenes de una representación de danza Bugaku. Publico además otro video (éste no mío) como un ejemplo de esta danza japonesa de corte durante una ceremonia religiosa en el Japón moderno.





Gustavo Thomas. Get yours at bighugelabs.com

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