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sábado, 20 de febrero de 2010

Un acercamiento a los orígenes del Teatro de marionetas y a la técnica del actor en la ópera china: Figuras funerarias chinas.





Dicen los que saben que en el origen de la técnica de actuación en la ópera china está la manera en que las marionetas eran manipuladas para cobrar vida. Siguiendo estrictos patrones usados en rituales de la antiguedad que buscaban convertir materia muerta en un cuerpo vivo, de la misma manera el cuerpo del actor cobraría vida en uno nuevo, a través del movimiento, en un cuerpo escénico. Es un tema verdaderamente fascinante pero en esta entrada del Blog quisiera ir más atrás en la historia. Dicen también (los mismos sabios) que el origen de la técnica de movimiento del teatro de marionetas chino está dentro de las tumbas de la antigüedad, en la técnica con la que las figuras mortuorias habían sido realizadas. Figuras con apariencia humana, hechas de madera, papel, bronce o arcilla, que debían tener movimiento para recordar y alimentar la vida al muerto una vez instalado en el otro mundo; y las técnicas para provocar el movimiento en esas figuras mortuorias fueron usadas después para crear marionetas fuera de las tumbas, y finalmente utilizada en la técnica del actor.


Antes de llegar a vivir a China yo tenía un vago conocimiento de estas ideas sobre el origen mortuorio de las marionetas chinas, pero fue hasta el año 2005, que leyendo el libro de Jo Riley “Chinese Theatre and The Actor in Performance” (1) encontré su relación con la técnica del actor chino y muchas de mis preguntas sobre la técnica de movimiento corporal en la ópera de Pekín encontraron respuesta, tuve además la inigualable oportunidad de corroborar esas ideas cada vez que veía una función de ópera en su país de origen. Debo aclarar que ésto no significa que un actor chino contemporáneo de ópera de Pekín sea consciente de estos u otros orígenes en su entrenamiento, él aprende a través de una tradición, la mayor parte imitando y recibiendo órdenes, y en ese tipo de educación muchas preguntas no son respondidas. Lo que hablamos es generalmente parte del campo de un investigador o de un muy curioso observador.


Lo que considero maravilloso de toda esta historia es el origen en los ritos funerarios chinos, en aparentemente muy simples figuras humanas enterradas en una tumba y que tenían la función de ser marionetas para los muertos, que servían como compañía para el otro mundo, recreando la vida através del movimiento dentro de un mundo “escénico” subterráneo.


No fué sino hasta el siglo XX que los chinos comenzaron a descubrir las figuras de las que hablamos y sus investigadores a elaborar hipótesis sobre su parecido a las marionetas de la antigüedad y su posible función en los ritos funerarios. ¿Para qué servían? En pocas palabras, para mantener la idea de la vida (y tal vez la vida misma) a través de lograr el movimiento dentro de la tumba. Es por ello que todas estas figuras fueron hechas con atributos de vida y movimiento, la mayoría con brazos y quijadas movibles, pintadas en colores muy vivos, especialmente en los ojos y con marcas que referían a movimientos musculares y gestuales; en varias de esas tumbas las figuras eran colgadas en posiciones que les permitía lograr movimiento a través de las ráfagas de aire que se colaban dentro de la tumba, mientras otras eran aparentemente clavadas en bases de madera o en la tierra. Todas las figuras eran imbuídas con substancias ligadas a los fluidos de la vida (relacionados con los términos chinos Qi y Shen), substancias hechas a través de sangre humana o animal y polvos de origen mineral.


Riley en su libro hace para nosotros un paralelismo entre las técnicas con las que esas figuras eran construidas (con el objetivo de cobrar vida en la tumba) y las técnicas en el entrenamiento del actor de ópera china, entrenamieno estructurado para crear en el actor un nuevo cuerpo sobre la escena. En el principio parece que las marionetas eran mediums para un exorcismo en el mundo de los muertos mientras los actores lo eran en el mundo real; ambos debían seguir determinados patrones para lograr la vida en su cuerpo ficticio, relacionándose así sus técnicas a través de los mismos materiales y desde luego de los mismos pasos para convertirse en un nuevo ser.


Durante mi estancia en China no pude observar ninguna de estas figuras (simplemente porque no tuve la oportunidad de viajar a donde se encontraban), pero sorpresivamente las encontré en una visita relámpago que hice a San Francisco en marzo de 2009, en el Museo de Arte Asiático, famoso por su amplísima colección de arte oriental. Las dos figuras expuestas en ese museo están hechas de barro y sus brazos, alguna vez con posibilidad de movimiento, están perdidos; la información que provee el museo nos dice que tienen una antiguedad mayor a 2000 años.



Video: Mortuary Figures in China (SF Asian Museum)



Las siguientes fotografías son las figuras mortuorias que Jo Ryley nos presenta en su libro; estas figuras, hechas de madera y sin extremidades movibles, fueron encontradas en la tumba de un principal en el pueblo de Mawandui, a unos 40 kilómetros de Changsha, en la provincia de Hunan. La tumba data de aproximadamente 168 años antes de nuestra era.





Finalente publico dos fotografías extraídas de sitios de internet: la primera de ellas, perteneciente a una de las tumbas de Mawangdui, nos muestra a un grupo de músicos con sus instrumentos (sin fecha indicada), y la segunda nos presenta a una casi reconocible marioneta moderna (sin embargo no lo es) encontrada en otra tumba que data de la dinastía Liao, entre 907 y 1225 D.C.






Como siempre, mi gusto radica en exponer la información y los documentos que encuentro, el resto depende de lo que ustedes quieran hacer con ello.


¡Hasta la siguiente entrada del Blog!






(1) Jo Riley "Chinese Theatre and the Actor in Performance" Cambridge University Press. Cambridge, 1997.


martes, 29 de septiembre de 2009

Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 4: Danza-Teatro Cham en el Monasterio Rongwu. Parte Final.

Nota: Esta entrada forma parte de una serie completa sobre el festival Monlam o Año Nuevo Lunar Tibetano realizado en el Monasterio Rongwu, en Repkong, Qinghai, China. Ver la introducción a esta serie de narraciones en la entrada del Blog del 18 de marzo de 2009: "Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 1: Procesión de la estatua de Buda en el monasterio Niantog."
Día 4: Danza-Teatro Cham en el Monasterio Rongwu.


Aún me quedan por narrar dos horas de una experiencia que duro más de cinco aquél 9 de febrero de éste 2009; dos horas de la representación de una danza que entre más pasa el tiempo más caigo en la cuenta de la falta de información que tenía sobre aquello que observé con admiración y fascinación.

He encontrado algunos textos y libros que no hablan concretamente de este estilo de danza que se practica en Repkong pero sí de la danza Cham en varias otras partes, el único que me gustaría recomendar es el libro de Ellen Pearlman,
A Journey into the Religious and Folk Traditions. Pearlman es una estudiosa y practicante budista y posee cierta afinidad por la cultura derivada de esta religión, eso le hace escribir profundamente y con orgullo, con respeto y amor por estas tradiciones, aún cuando ese amor la haga aceptar ciertos hechos sin mayor crítica; considero que la información que contiene es acurada, concreta en muchos sentidos y por supuesto funcional para una comprensión general y aún detallada de muchos aspectos de estas danzas. Lo único en lo que yo tendría reparo en recomendar son sus aseveraciones sobre aquello que hacen y deben hacer los monjes al prepararse para la danza y las aseveraciones sobre lo que sienten y deben sentir.

Mi experiencia como gente de teatro interesado en la técnica del actor, observando cualquier manifestación teatral y religiosa en oriente (China, Japón, Tailandia, Singapúr, Cambodia, y Bali hasta ahora), me ha enseñado que una cosa son las bases teóricas de la tradición, una cosa son los maestros "iluminados" y otra lo que sucede con los practicantes en la realidad, con sus artistas representacionales comunes: cuando se habla de que los practicantes de una danza están en trance (como lo menciona en su texto Pearlman), eso es en teoría, vista desde el exterior y por un occidental, ella estima que están en trance. Lo más importante en las tradiciones religiosas, escénicas y marciales de oriente no es estar en trance ni en contacto con la divinidad durante la representación sino repetir exactamente lo que se les transmitió, repetir cada uno de los movimientos que la tradición ha dictado, creados por maestros en una serie de adiciones que se ligan a veces durante varios siglos y que se sumergen muchos en el misterio de su origen (1). Son movimientos que por supuesto poseen una explicación basada en sus propios textos sagrados y en su propia concepción del universo, son símbolos que logran 'vida" al darles "acción", son reminiscencias de una remota época chamánica, donde el "trance" jugaba un primordial papel pero que en la absorción por la religión y la civilización evolucionó en cantos de perfección ritmica, en movimientos perfectamente delimitados, en emociones claramente expuestas. La explicación de muchos de esos movimientos no se transmite en un inicio sino hasta muhco tiempo de práctica y asimilación, así se alimentan de misterios, de leyendas, de supersticiones, de creencias; al final cuando son explicados, se vuelven simples y alguien, los grandes, los usan como un medio de trascendencia espiritual o en el mejor de los casos para el teatro, de trascendencia artística. La danza y artes escénicas tibetanas con su influencia primordial dentro del teatro religioso indio no puede ser la excepción.

Nadie en oriente está "preparado" en su tradición si "siente" el trance o la "fuerza" de la danza, alguien está preparado sólo si técnicamente puede hacer todos y cada uno de los pasos de esa danza, si esos pasos forman ya parte de su memoria corporal y se han convertido en un cuerpo diferente al suyo, un cuerpo ficticio (asimilado como "divino" por el lego), y muchos de esos pasos, debido a su origen fuera de la escena (religiosos en muchos casos), se realizan mucho antes de que la danza tenga forma en escena.

Este es un trabajo bárbaro que dura años de ejercicios físicos y espirituales en varias tradiciones de oriente, incluyendo la tibetana; en el proceso para ser maestros, y maestros dignos, muchos de ellos apenas pueden con el peso de la técnica, con el peso de los "pasos" por realizar, con el peso de la perfección; muchos de estos practicantes viven una vida completa de representaciones sin llegar a ser maestros de su tradición sino sólo grandes practicantes; llegan a viejos y como tales respetados, y muchas veces equivocadamente llamados "maestros". Mei Lanfang en la Opera de Pekín, como Zeami en el teatro Noh, son ejemplos de maestros que comprendieron y evolucionaron su arte, que le dieron vida a los movimientos y ofrecieron teoría y nuevos elementos para enriquecerlo, eran maestros (al menos de Mei Lanfang hay crónicas) de los que se sabe sus representaciones eran fascinantes, transformaban vidas, e influenciaban otros. Atrás de ellos había "grandes" artistas que sólo sabían realizar su arte y que eran aplaudidos y queridos, y atrás de ellos había decenas y decenas de practicantes que "hacían su trabajo", y que lo hacían bien, y aun más, los comúnes; los que apenas aprendieron los pasos, esos eran y han sido la gran mayoría. Los "practicantes comúnes" vistos desde el exterior, vistos desde la perspectiva del extranjero que ve lo extraño y lo misterioso de otra tradición, se vuelven a sus ojos también "maestros", ejemplos únicos de ese arte aún cuando en su tradición sean sólo unos más.

Una cosa es la teoría, lo que debe de ser y otra es la realidad de la escena, de la preparación y el talento.

Aquellos monjes que ví y viví en Qinghai realizaban sus ritos, sus eventos religiosos, sus danzas como debía de ser, y la gente del pueblo los veía con devoción y respeto, pero ellos, si estaban en algún tipo de trance como lo mencionan los estudiosos, si estaban en algún tipo de concentración extrema o en contacto con alguna fuerza interna, pues les permitía muy bien equivocarse y ser imprecisos en muchos movimientos, platicar con los otros, hacer chistes, señalar al compañero un lugar en donde debería estar en la danza, detenerse para rascarse la nariz, esperar la indicación de alguien o incluso comentar algo con las personas del público. Lo que yo ví, eran practicantes normales, en diferentes grados de asimilación de su trabajo técnico y no creo haber visto a nadie, absolutamente en ningún tipo de "trance" y estado espiritual especial.

Durante mis años de viajes he visto verdaderos maestros, genios, artistas o místicos que trabajan profundamente dentro de su campo, quienes tenían una concentración en el aquí y ahora, sabiendo cada paso de su proceso escénico, pero esos eran muy pocos, como en todas partes del mundo.

La danza Cham en Repkong por sí sola, con su estructura externa como tal, era, es y será muy funcional; como menciona Lraleigh en su travelBlog, "la danza Cham lleva a la gente del pueblo la calma de saber que hacer ante la muerte, de no temerle a ella". Viendo bailar a la muerte, viéndola repartida en todos esos seres divinos y demonios representados en escena, haciéndola maleable en su psicología de pueblo, esta danza es un rito porque trabaja con su propia mitología; esos seres-personajes son guerreros protectores que los tibetanos tienen grabados desde su infancia para ser un soporte psicológico ante aquello que siempre les ha aterrado, el final de todo, y que saben que sólo muy pocos están preparados para afrontar. Para que esa funcionalidad exista no es necesario el "trance" en los practicantes, es necesario el "efecto" durante la representación, simple; la gente aquí como en el teatro occidental quiere ser engañada y entra a un juego de códigos, a una convención entre público y actor.

Así que aclaro (espero haberlo hecho con mi enorme parrafada anterior),
la presentación de esta danza nunca fue para mí una experiencia espiritual como espectador, mi fascinación por ella no venía de ver monjes en trance o sentir la "magia" de la fuerza espiritual que emanaban, ni porque me daba calma mental o algo por el estilo, sino que mi fascinación era de lo teatral, de lo intelectual, de la extrañeza, de la belleza por los vestidos, por los juegos de colores, por el lenguaje que escuchaba a mi alrededor, por los símbolos desconocidos, por la tradición ajena y misteriosa, por encontrarme con similitudes con eventos escénicos que suceden a miles de kilómetros de ellos, por redescubrir en una cultura ajena a la mía los "principios" del arte escénico que practico.
Narración de la cuarta parte: El final de la Danza.Pueden leer la introduccióna a este día 4, ver el video y leer la narración de los prelimiares de la danza Cham en la entrada del 19/Julio/2009.


El tiempo pasaba pero no me fsentía fatigado por ello, sólo el mantenerme de pie con cámara en mano me hacía sentir el peso del cansancio; mis ojos seguían abiertos y mi mente totalmente alerta, a veces perdida en un objeto o en un movimiento; mi cuerpo, en cambio, estaba en una lucha por mantenerse en su lugar en medio de una multitud que apretujaba, que se movía continuamente.

Era evidente la evolución dramática de la danza; ahora nos encontrábamos en un punto clave: un monje tapado de la boca con una gasa negra estaba en aquél templete del centro (aquél de la pintura mostrando un hombre abierto con un cuchillo) y frente a él diferentes objetos sobre una caja rectangular; a su alrededor todos los demonios danzando en un amplio círculo, y aquél demonio principal dirigiéndose directamente a él. Los pasos para llegar al enfrentamiento con el monje del templete se habían dado y ahora el demonio líder se encontraba con él, frente a él.

Varios encuentros se dieron entre ellos (tal vez 5 o 6) y en cada uno el monje y el demonio intercambiaban objetos; la llegada al templete era larga, con las espadas cortando algo en el aire, danzando siempre rítmicamente, saltando, girando, provocando el movimiento fascinante de sus vestidos también; una vez ahí frente al monje el demonio se acuclillaba, la música entraba entonces en una especie de preparación hacia un climax, preparación con cierto suspenso y tensión, un momento culminante sin duda (varios momentos culminantes porque habría varios intercambios). Una vez que el demonio recibía el objeto por parte del monje todo explotaba en un gran climax: era un sonido especial de los cornos y los platillos que resuena continuamente en mi memoria por su fuerza y su efecto en la escena. En aquél climax el demonio daba la vuelta dando un gran salto en uno de los mejores movimientos que técnicamente yo podría diferenciar, y lleno de poder volvía danzando a formar parte de la coreografía general alrededor del templete; cada momento como éste provocaba una especie de euforia en la danza pues "algo" se había logrado.

En el último de los encuentros con el monje y mientras se encontraba el demonio líder sobre el templete, del grupo de demonios danzantes de alrededor comenzó a avanzar en una especie de vuelo el personaje pájaro de pico azul (aquél que antes se había dedicado a pelear en diferentes partes de la danza) y después de dar algunas vueltas sobre le templete se posó en el lugar del monje que para ese momento ya había dado unos pasos hacia atrás; el demonio líder le mostraba los objetos y el pájaro elevaba su cabeza y señalaba con fuerza hacia al lado, en una especie de desdén o como buscando expandir eso que el demonio líder le mostraba. Después se levantó en vuelo y acompañado de la rapidez de los sonidos de los platillos iba por todos lados como queriendo abarcar a todos; en un momento se puso a girar en vuelo alrededor del demonio que había sido envuelto en gasas anteriormente mientras los otros personajes atendían estáticos sus movimientos. Pareciera significar un vuelo liberador, un vuelo que llevaba nuevas a los otros y cargaba de "eso" a aquél que había sido encerrado en aquellas gasas. El pájaro del pico azul volvió a su lugar y se retomó el giro climático del demonio principal saltando desde el templete.
Todos los personajes comenzaron a realizar su coreografía de salida.

Yo tuve un momento muy especial casi al final de la presentación; la gente en su afán de estar sentada con sus amigos o familia, empujaban con mayor fuerza hasta que en algún momento me fue imposible seguir en mi lugar, asi que me salí y busqué otro ángulo para observar, llegué practicamente a la entrada del templo, de donde salían y entraban los personajes. Las imágenes que percibí ahí eran más que fascinantes (es la palabra más repetida de este Blog lo sé): no sólo era que podía observar la salida de los demonios sino que estaba al lado de los otros espectadores, monjes niños y adolescentes, que observaban la representación con más que curiosidad. Las fotos que tomé creo recrean muy bien la experiencia desde el punto donde me encontraba (deben hacer click en la foto para verla con claridad).



El final
Las calaveras volvieron y realizaron además de su coreografía unas escenas por demás curiosas a mis ojos: repitieron varios de los pasos de su primera entrada con los mismos palos cortos (como claves) que utilizaron también al principio, pero ahora recogían el pequeño triángulo que estaba sobre el templete, todo entre saltos y juegos que no llegaban a lo cómico pero podrían llamársele "ligeros"; entonces vinieron algunas escenas en la que se utilizaba una actuación distinta a lo que había visto en la representación, atreviéndome a decir que había algo así como dos pequeñas escenas realistas sólo interrumpidas por un juego coreográfico más alrededor del templete. En la primera de ella, uno de los personaje-calavera se mostraba un tanto femenino, aniñado tal vez, sufría y lloraba, mientras el otro trataba de consolarlo, aquél sufriente se negaba a ser consolado hasta casi el enojo, pero al final era convencido y regresaron a realizar la coreografía sobre el templete. En la segunda escena, tomaban aquellos palos cortos y los llevaban a un extremo del espacio y ahi uno de ellos se sentaba mientras el otro comenzaba a discutir, repitinedo los movimientos de aquél famoso ritual de los monjes tibetanos donde golpean con su palmas mientras repiten frases a los monjes principales "discutiendo", el personaje sentado le niega con la manos al otro y se "enterca" en su posición ante la exasperación del compañero (2).

Y mientras la discusión continuaba entre los personaje-calaveras desde el templo hacía su aparición el "venado", otro actor vestido con una máscara de este animal símbolo de liberación, paz y armonía para los tibetanos, corriendo y acercándose a los espectadores, no precisamente en una danza pero sí con un movimiento coreografiado determinado: saltando, yendo y viniendo a un lado y a otro, acompañado sólo por el sonido de los platillos. Después de un momento de no hacer caso al venado los dos personajes-calaveras se le unen y junto con él comienzan a recolectar frutas de los espectadores, así como dinero, en simples bolsas de plástico. Contacto curioso donde la gente del pueblo ofrece sus regalos pero nunca traspasan el círculo marcado de la escena. Era evidente el punto final de la representación.


La despedida de los personajes repetía la ya conocida salida desde el templo pero ahora al llegar al espacio circular todos los personajes, incluyendo el venado y las calaveras, danzaron juntos por unos momentos y comenzaron a salir por la puerta principal de la plaza. La gente ya les había abierto el camino de salida y cada personaje se despedía mientras los espectadores veían admirados a cada uno de los personajes y los más pequeños trataban de tocarlos o jugar con ellos.



Como en todos los eventos anteriores en esta celebración de año nuevo los participantes se perdían yendo hacia atrás del templo; una vez dando la vuelta ya nadie los seguía, la "magia" se había acabado una vez fuera del espacio sagrado.

Video: Cuarta parte de la danza Cham. Monasterio Rongwu. Feb 9, 2009


(1) Un ejemplo de ello es el origen de las máscaras japonesas en el teatro Noh: historias que hablan de máscras caídas del cielo o llevadas por el mar, o de técnicas de tallado que vinieron después de viajes estáticos de los maestros que las trabajaban en la escena.
(2) Es evidente que le uso de la palabra "realista" es desde mi perspectiva y en ningún momento afirmo que ellos la trabajen conscientemente. lo curioso en este caso es la necesidad de aligerar los simbolismos y exponer una escena de manera tan cercana a la realidad para que sea comprendida en su integridad en medio de una pieza totalmente simbólico-religiosa.


Texto, fotografías y vídeos en este Blog son propiedad del autor, excepto cuando se aclare otra autoría. Todos los derechos son reservados por el autor de este Blog. Si existe algún interés en usar textos, fotografías o vídeos propiedad del autor, sea uso comercial o no, es necesario hacer una petición por escrito y dirigirla por correo electrónico a Gustavo Thomas a gustavothomasteatro@gmail.com.


miércoles, 26 de agosto de 2009

Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 4: Danza-Teatro Cham en el Monasterio Rongwu. Tercera Parte: A la mitad de la danza.

Nota: Esta entrada forma parte de una serie completa sobre el festival Monlam o Año Nuevo Lunar Tibetano realizado en el Monasterio Rongwu, en Repkong, Qinghai, China. Ver la introducción a esta serie de narraciones en la entrada del Blog del 18 de marzo de 2009: "Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 1: Procesión de la estatua de Buda en el monasterio Niantog."

Día 4 Danza-Teatro Cham en el Monasterio Rongwu.


Narración de la tercera parte: A la mitad de la Danza.
Pueden leer la introduccióna a este día 4, ver el video y leer la narración de los prelimiares de la danza Cham en la entrada del 19/Julio/2009.


La danza había ya sobrepasado la idea y la experiencia de un ritual budista, idea que yo nunca dejé de tener en todos los eventos anteriores en Amdo; para este momento (casi dos horas desde que llegamos al lugar) yo me encontraba presenciando un espectáculo en el que sólo los monjes me recordaban al budismo, era un espectador de algo más primitivo que los rituales de la estructurada religión de los lamas, y sin embargo un evento mucho más elaborado viéndolo desde un sentido teatral.

Yo era consciente de que este tipo de rituales tenían mucho de las religiones animistas que se profesaban en todo el llamado "plateau tibetano" antes de la llegada del budismo, religiones donde brujos y chamanes arreglaban el mundo y el universo en elaborados espectáculos religiosos y que los budistas como cualquier otra religión del mundo no tuvieron más que absorber y adaptar dichos eventos a su conveniencia. Ahora bien, la elaboración de una estructura teatral como tal se fue dando con el tiempo y lo que yo veía esa tarde como danza Cham era mucho más que unos brujos buscando el equilibrio del mundo: se nos estaba contando una historia, con personajes diferenciados por su carácter y atributos de personalidad, máscaras y vestuario que los individualizaban exteriormente, actuando en base a un hilo conductor difícil de descifrar debido a mi extrañeza con la cultura tibetana pero evidentemente existente en la representación, es decir con una estructura dramática. Más allá de compararla con el teatro clásico griego del que no podemos tener experiencia viva, prefiero ligar este evento teatral al teatro de origen religioso de la India o al teatro-danza balinés. La codificación técnica existe en la danza-teatro Cham, pero aún está por verse su evolución y la separación del templo budista para ser un arte independiente; haría falta también la llegada de una figura artística que detalle hacia la perfección la codificación de la actuación en la danza misma.

Así, después de un hora más o menos desde el empiezo, la representación estaba tomando cuerpo, ahora veíamos en medio de la plaza entre 17 y 18 personajes-demonios danzando en círculos y realizando un pequeño desplazamiento a un lado y a otro, girando en el aire y cayendo hasta casi quedar en cuclillas para continuar el desplazamiento en un interminable movimiento repetitivo. Todo seguía siendo fascinante para mis ojos: sus máscaras, sus tocados, el cabello o melenas de esos animales y seres fantásticos, el vestuario y los aditamentos-armas en sus manos. Uno de ellos, con una máscara negra y varias calaveras como tocado, comenzó a ser envuelto en innumerables gasas por miembros destacados de la comunidad. Habíamos visto cómo este grupo de personas de etnia tibetana se habían introducido al primer círculo dibujado en la plaza (aquél donde los otros monjes que habían participado en la escena anterior estaban ya ubicados) y se habían sentado a observar; ahora ellos se habían levantado de su lugar y envolvían
de gasas, con ayuda de algunos monjes, al demonio de la máscara negra, lo hacían casi arrinconándolo, rodeándolo, como bloqueando algo en el cuerpo del demonio. Mientras, la danza de los otros demonios continuaba sin cesar.


Del grupo danzante se separaron dos personajes, uno con máscara blanca entre lobo y caballo (no puedo definirlo claramente) y un pájaro-cuervo negro con pico azul (personaje que después tendríáuna definitiva participación en la historia), y al frente de las escaleras comenzaron a pelear entre ellos. La pelea mantenía el mismo ritmo y tempo que la danza que continuaba a su alrededor, pero su coreografía era un continuo cruce, como si sus armas chocaran en el aire al momento de cruzarse, entonces iban a un extremo y volvían al ataque, el mismo movimiento decenas de veces. Era evidente la codificación física de una lucha, como en tantos otros teatros, estaba corroborando la existencia de un juego de arte marcial en el montaje de esta pieza, convención teatral y codificación técnica necesaria para realizar la ficción de una batalla, de una guerra o de una simple pelea entre dos personajes.

No hubo un vencedor, los personajes (el cuervo negro con pico azul y el caballo blanco) siguieron peleando y comenzaron a ascender por la escalera en sus repetitivos movimientos hasta salir por la puerta del templo y entrar a él. Esa puerta del templo ya se había convertido en la mítica entrada y salida de los teatros religiosos del mundo, donde el escenario era la plazoleta de entrada al templo y el templo mismo el lugar de entrada y salida de los personajes (que en un principio eran los sacerdotes también). Una vez que los demonios que peleaban salieron de escena, los otros restantes los siguieron sin cambio alguno en su coreografía, sólo el dezplazamiento continuo hacia la salida.

La nueva escena comenzó con una segunda entrada de demonios, lidereados por aquél que al principio luchó con los monjes principales y ganó el paso a la plaza; más fuerte, más energético, tal vez mejor bailarín que los otros, su presencia era inegable. La coreografía de entrada se dió hasta ubicarse de nuevo todo el grupo bajo la plaza en el círculo ya conocido por todos. Durante el proceso de la danza circular de los demonios, dos monjes entraron a escena: tapados de la boca con mascadas negras, uno llevaba una botella (tal vez con alcohol) y el otro un tipo de cetro. La danza y la música se detuvo un momento, los monjes se acercaron y llenaron del contenido de la botella en una copa que previamente le había dado al demonio principal, entonces la danza y la música se retomó pero con un ritmo más pausado, usando principalmente los timbales y con movimientos de los demonios yendo hacia el centro y hacia afuera y no como antes hacia los lados; como cn una especie de atracción hacia la pirámide con la calavera iluminada. Este proceso, de alrededor de una hora, se repitió (estoy un tanto perdido en ello) etre 5 y 7 veces, y una vez más todo el grupo salió en dirección al templo.



En la siguiente y última escena que retomo en esta parte, entraron solamente 4 demonios con similares características: máscaras negras (sólo uno con máscara roja) casi humaoides, con un tocado de varias calaveras y con armas en sus manos ( la mayoría espadas); iban acompañados de los dos personajes de la introducción, los esqueletos alegres que habían depositado el triángulo de madera en el templete del centro del espacio central. La coreografía de entrada parecía ser la misma, desplazándose en giros y saltos, con actitudes propias de sus personajes (los demonios desafiantes y energéticos, los esqueletos ligeros y suaves) se dirigían hacia la plaza principal; esta vez rodearon la plaza y finalmente quedaron bajo las escaleras, frente a la entrada principal del templo. En varios momentos, uno de ellos se adelantaba hacia el centro y al frente de los otros y con su espada realizaba un especie de cortes en el aire, finalizada esa acción todos los personajes parecían libres para avanzar hacia el frente en dirección del templete y de la gran pirámide con estandartes que se situban en el otro extremo de la plaza. Por alguna razón nunca llegaron a tocar el templete de madera, aún cuando estuvieron muy cerca de él. El intento infructoso habría de tener alguna especie de recompensa en la escena a venir, pero ellos por ahora salían para entrar al templo y perderse en él una vez más.

Parecía una continua lucha por llegar a ese lugar donde estaba la muerte iluminada, a ese lugar donde estaban depositados objetos en un templete que tenía dibujado a un hombre abierto por un cuchillo... parecía un lucha por llegar a tomar posesión o control de los poderes de la muerte misma; una lucha entre los demonios y los monjes... O en todo caso, el preparar a esos demonios para llegar puros o preparados a enfrentarse o lo que les daría la muerte. No lo sé, todo son suposiciones de mi mente, me gusta jugar con ello; al final yo era un simple espectador del teatro religioso en una cultura extraña.


Video: Tercera parte de la danza Cham. Monasterio Rongwu. Feb 9, 2009.

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jueves, 2 de julio de 2009

Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 4: Danza-Teatro Cham en el Monasterio Rongwu. Segunda Parte: Inicio de la Danza.

Nota: Esta entrada forma parte de una serie completa sobre el festival Monlam o Año Nuevo Lunar Tibetano realizado en el Monasterio Rongwu, en Repkong, Qinghai, China. Ver la introducción a esta serie de narraciones en la entrada del Blog del 18 de marzo de 2009: "Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 1: Procesión de la estatua de Buda en el monasterio Niantog."



Día 4Danza-Teatro Cham en el Monasterio Rongwu.



Narración de la segunda parte: Inicio de la Danza.

Pueden leer la introduccióna a este día 4, ver el video y leer la narración de los prelimiares de la danza Cham en la entrada del 19/Julio/2009.


Los cornos habían sonado en el techo pero también dentro del templo. Los monjes comenzaron a salir en su ya para nosotros clásica presentación, sin embargo está vez sólo salieron aquellos que participarían de algún modo en la danza, los demás permanecieron en el templo, y muchos se mostraron como simples espectadores.

Los primeros en salir fueron tres monjes llevando dos cornos, cargados en las bocas de enfrente por uno de ellos, los otros dos los sostenían por la otra punta y a su vez los tocaban. Una imagen curiosa y fascinante. Como era de esperarse el primer monje depositó la boca de los cornos sobre el pedestal de los esqueletos, mientras los otros seguían tocando. Tras de ellos venían algunos principales con campanillas, y después todos los demás que portaban instrumentos, decenas de tambores y decenas de platillos.



Tocando una música que se haría omnipresente con su monotonía durante toda la danza, las decenas de monjes-músicos tomaron su lugar a los lados enfrente del templo principal, en lo que para nosotros occidentales llamaríamos el escenario. Se ubicaban mirando hacía nosotros, así que se deducía que el espacio principal no estaría donde ellos si no abajo, en el círculo marcado en la plaza, donde se encontraban la pirámide de la calavera iluminada y las tres lanzas con banderolas.

Dos personajes salieron del templo que para ese momento ya se había convertido en el lugar de entradas y salidas durante la representación. Estos dos personajes daban la impresión de ser dos calaveras “alegres” o “”muy vivas”; sus cabezas-calaveras eran muy similares a aquella imagen de la “muerte iluminada” que describí en la entrada pasada, poseían los dos la misma flama encima de su coronilla y las orejas en forma de moño o alas; su vestuario, bastante curioso y que creo identificaríamos fácilmente con el vestuario de algún arlequín de nuestra cultura, con franjas horizontales de colores, en telas de olanes.



Apenas viendo sus movimientos iniciales se descubrí que no había una preparación física especial, técnicamente hablando, así que no esperaría maravillas acrobáticas o movimientos de una estética pasmosa. El ritual seguía siendo lo más importante, la consecuencia estética es un agregado de nuestra cultura, no aún en la de ellos; lo que había y se hacía allí tenía un propósito religioso ritual concreto, es decir, no esperaban nuestro aplauso de aprobación o gusto.

Aquellos personajes llevaban en una muy simple coreografía-desplazamiento un recipiente de madera en forma de triángulo y lo depositaron sobre el tablado central, aquél que tenía el dibujo del hombre con el cuerpo abierto. El triángulo contenía algunos objetos poco identificables desde mi posición pero que en el futuro serían utilizados y tendrían su importancia en la representación. Los personajes “como esqueletos alegres” continuaron sus movimientos, ésta vez como si marcaran un espacio alrededor del tablado a través de varios cruces entre ellos y rodeándolo, al final salieron literalmente corriendo. La salidas (o entradas) siempre hacia (o desde) el templo.

Una vez sin danzantes la música marcaba una especie de transcisión, sólo los sonidos de los cornos. Durante un minuto o dos nada pasó. Entonces apareció el primer demonio. acompañado con la música de los platillos Una imponente máscara como cabeza, con cuernos que en sus puntas tenían llamas, con coronas de flamas en su cabeza, hocico de animal, fauces, cabello y barba largos y negros; su traje colorido, entre telas y listones, con amarres de diferentes tipos; u
n cetro dorado o tal vez un arma en su mano. Su entrada fue en un baile circular, como brincando en el mismo punto pero alternando las piernas, su danza siempre siguiendo el ritmo de los platillos.

La entrada de este demonio pareciera de suma importancia, presentando un suceso que desencadenaría todo lo que estaríamos por ver: detenido por cinco de los monjes principales, vestidos en sus imponentes trajes y armados con incienso y una vara seca, el demonio se le obligaba a realizar sus movimientos en el escenario encima de las escaleras, al mismo nivel de los músicos; cada uno de esos movimientos era una especie de ataque, de querer empujar y poseían climax y anticlimax, subiendo y bajando de nivel e intensidad, casi acuclillándose en su movimiento circular o elevándose hasta el ataque, mientras los monjes permanecía impasibles frente a él, dándonos la espalda, evitándole pasar.

Al parecer la danza del demonio fue más fuerte que la detención de los monjes, la música cambió usando ahora los cornos y los tambores, había un climax; los monjes abrieron el camino al demonio principal y al ritmo de la nueva parte musical comenzaron a a salir del templo más demonios. No puedo asegurar que hubo una derrota de los monjes, no había acción de su parte, no había reacción sólo sus posiciones y movimientos de desplazamiento casi automáticos. Aquellos monjes con su incienso y vara seca descendieron al espacio abierto de la plaza y se ubicaron en el primer círculo dibujado frente a los espectadores.

Los otros demonios salieron del templo, 15 o 20, en parejas, y cada uno vestido y enmascarado diferentemente, cada uno con aditamentos propios de su personalidad o de sus atributos: algunos con espadas, otros con rosarios, otros con cuchillos, otros con bastones. Todos bailando en la misma coreografía repetitiva circular, de ida y vuelta, y en dirección al enorme espacio de la plaza, ahí se ubicarían todos danzando dentro de los círculo ya marcados.

Aunque atento a lo que yo creía me "contaban danzando" me perdía inevitablemente en el brillo de los colores, en la observacion de aquellos objetos que cada uno llevaba en su mano, y por supuesto en las máscaras de madera con sus imponentes facciones; caras de aves, de animales y de seres fantásticos, pesadas como se veían, con montones de pelo, telas y tocados. Tal colorido, tal sorpresa visual y esa cantidad de danzantes bailando hacía del espectáculo un verdadero gusto para los ojos, yo estaba totalmente fascinado y así también lo estaban los demás extranjeros que veíamos la danza; los tibetanos, la gente de Repkong, no puedo saberlo, veian atentos, hablaban entre ellos, comían, y también a veces no atendían.


Video: Segunda parte de la danza Cham. Monasterio Rongwu. Feb 9, 2009.


(Part 2) Tibetan Cham Dance Performance at Rongwu Monastery: Beginning. from Gustavo Thomas on Vimeo.






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viernes, 19 de junio de 2009

Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 4: Danza-Teatro Cham en el Monasterio Rongwu. Preliminares.




Nota: Esta entrada forma parte de una serie completa sobre el festival Monlam o Año Nuevo Lunar Tibetano realizado en el Monasterio Rongwu, en Repkong, Qinghai, China. Ver la introducción a esta serie de narraciones en la entrada del Blog del 18 de marzo de 2009: "Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 1: Procesión de la estatua de Buda en el monasterio Niantog.
"



Día 4Danza-Teatro Cham en el Monasterio Rongwu.
Cuatro días de extraordinarios eventos crean una energía incomparable y también una sed de ver y aprender sobre todo aquello que se ha visto. Los días anteriores me habían servido como una maravillosa introducción para poder presenciar 5 horas de un espectáculo único por el que había ido especialmente a Repkong, la danza-teatro tibetana Cham.

La llamada danza Cham (o danza de los demonios enmascarados) es una representación ritual que se realiza solamente en el budismo tibetano (1), teniendo diferentes versiones de la misma en toda la región tibetana que abarca desde Nepal, Bután y el norte de la India hasta la estepas de Mongolia, pasando por supuesto por todo el llamado Tibet. Le llamo danza-teatro porque posee elementos que reconocemos en occidente como teatrales y dancísticos, aún cuando la tradición religosa tibetana la llame solamente "baile" es un acto que utliza música y movimiento pero además cuenta una historia a través de personajes; en círculos especializados estos actos serían llamados "actos performativos" o "actos representacionales".

La antigua región tibetana de Amdo, hoy Tongren, es una muy respetada región dentro del budismo tibetano y se le tiene muy en alto porque es lugar de nacimiento del actual Dalai Lama (exiliado en Dharamshala); cubre la totalidad de la enorme provincia china de Qinghai, llena de montañas, valles secos y fríos, y con una población totalmente ignorante (a excepción de la población inmigrante china y muy pocos privilegiados), de estracción rural y profundamente religiosa. Es también famosa porque en ella se dieron protestas tan fuertes como en la misma Lahsa en mayo de 2008. La región es puramente tibetana aún cuando esté gobernada por China y sea parte de China.

La danza Cham de Amdo tiene su especial estilo, y no es necesario ser un estudioso para descubrirlo, uno puede ver la misma danza de Bután o Nepal o del Templo Lama de Pekín (2) y las diferencias son evidentes.

El ritual en sí mismo se realiza como el punto culminante de los eventos del año nuevo tibetano (año lunar en Tibet) en el último día de celebraciones, y es representado por un grupo selecto de monjes preparados especialmente para ello. Algunos hablan de transmisión directa de maestro a discípulo de poderes esotéricos a través del baile.

La danza Cham tiene posiblemente un origen chamánico pero se ha convertido en un evento más dentro de una época religiosa importante (en este caso el año nuevo lunar), danza que ya no provoca trance ni en los que la realizan (los monjes) ni en quien la ve, sin embargo sigue siendo de particular importancia religiosa y hoy por hoy, teatral y turística. El pueblo la espera con ansia, y su realización tiene una muy particular estética, comparable con algunas danzas indígenas de origen prehispánico. La evolución a un acto perfomativo o teatral sin embargo parece no haber dado pie a un cambio radical de su estructura para hacerla más accesible o soportable a su público, aún cuando se habla de que el el pasado algunas danzas debieron durar días, hoy por hoy, su duración es aproximadamente de entre 4 y 6 horas, su música es monótona al igual que sus movimientos, y nadie recibe una explicación sobre lo que vió; como en todo en el budismo tibetano todo se explica con el tiempo de práctica y dentro de la vida monástica, nunca al lego.


Diapositivas de La danza-teatro Cham realizada en el monasterio Rongwu. Feb, 2009.






Narración del evento.


Debido al largo de la danza y a la cantidad de material que tengo de ella, he partido mi descripción del evento en cuatro partes y a su vez en cuatro entradas dentro de este Blog, lo que hará un tanto más accesible los detalles que considero importantes de compartir.

Debo repetir, una vez más, que no soy un estudioso de los actos performativos ni de la teatralidad budisto-tibetana y que por lo tanto desconozco en gran parte las estructuras y los porqués de lo que he visto, desde el día que vi esta representación en Repkong he aprendido algo pero no abusaré hablando de más (espero...); sin embargo creo que tengo un ojo teatral afilado y un espíritu aventurero (¡Vamos!, hice un viaje a una región tibetano-china para ver ésto) y ambos me ayudan a transmitir aquello que observé de una singular manera. Ustedes pueden o no seguir mi descripción escrita, es su decisión, pero las fotos y el video (editado en un sentido cronológico de eventos) son el documento en bruto, son la joyas que hay que ver.

Mi consejo entonces es seguir la descripción primero en texto y después ver el video correspondiente a esa primera descripción, y una vez revisado pasar a la siguiente. Sé que ésta y las otras 4 entradas de esta serie no son de una sentada rápida frente a la pantalla, así que promuevo la paciencia y el disfrute lento y pausado.


Primera parte: Preliminares



En la fría mañana del 9 de febrero de 2009 el complejo del monasterio de Rongwu mostraba un delgado pero continuo río de gente que llegaba al último día de celebraciones del nuevo año tibetano; llegando de todas las regiones vecinas, cada uno se postraban tres veces (o más) frente a la gran Buda dorada de enmedio de la enorme plaza de entrada, después seguían su peregrinación por todo el monasterio, realizando sus rezos y entrando y saliendo de cada templo.

A las 10:30 a.m. todo seguía en aquella cama. Dentro de la plaza del templo principal de Rongwu había reunidos unos cuantos grupos de aldeanos y varios monjes adolescentes; cerca de la entrada del templo
pude observar una especie de soporte metálico con dos imágenes de esqueletos en movimiento, con los brazos y las piernas muy abiertos, un soporte de aquellos larguísimos cornos tibetanos.

Dentro del templo ya estaban sentados muchos de ellos, esperaban su desayuno ritual, un pedazo de pan duro y té, mientras algunos de los principales realizaban movimientos de preparación para su asamblea. Pudimos entrar al templo y presenciar algunos de esos movimientos rituales: llevar incienso y caminar con él por todos los pasillos, encender una y otra vez velas y cirios en los altares, los novicios aplaudiendo en sentido ritmico, acciones algunas familiares algunas incomprensibles. Contrario a otras veces nos dejaron tomar fotos y algunos chinos imprudentes se metían más allá del pasillo de entrada y como si los monjes fueran objetos a su disposición les tomaban fotos y video.

Como consideraba que esta vez la importancia estaba en los monjes que realizarían la danza, me salí del templo para buscarlos y encontré algunos preparando “el escenario” en el medio de la plaza.

Una estructura triangular con tres lanza-astas con banderolas sobresalían en la parte trasera (o frontal de la plaza), frente a la puerta principal, y en medio de esa estructura triangular había una mesa con tres pequeñas cabezas en cada esquina: una especie de calavera, una pintada de verde y una pintada de rosa, que yo explicaría como los tres estados del cuerpo, uno saludable, otro enfermo y otro muerto. Casi en medio de la plaza había un tablado con una gran imagen pintada de un ser descarnado y en los laterales mirando hacia el exterior varias calaveras.


Cuando preguntaba sobre todo ello al guía, él tan asombrado como yo de observar cada cosa (y tomarles foto), sólo repetía cierta información aprendida de memoria, que la danza era referente a los demonios y que servía como un exorcismo, por eso todo aquello que había ahí nos recordaba a la muerte. Era evidente que eso debió ser en un principio, pero ahora ¿qué? ¿Es sólo un ritual sin mucho sentido para la gente como muchos de los de nuestra iglesia católica, de nuestras fiestas de pueblo, que han perdido su origen y su funcionalidad espiritual? Preguntaba sobre el efecto en la gente, sobre si seguía siendo vigente, pero mi guía, chino de la etnia Han no religioso o investigador, tenía limitaciones para contestarme ciertas preguntas. Es posible, que se hubiera perdido todo sentido ya, o que simplemento el hecho de que los monjes realizaran este exorcismo-danza crearía buenos augurios para el año venidero, como un amuleto;, sin necesidad de ningún tipo extra de partiipación; pareciera que en este acto la gente no reaccionaría tan ferviente como en los otros anteriores: ¿bailarían,? ¿cantarían durante la representación? ¿Gritarían, hablarían con los personajes? Mucha expectación y duda, sanamente me decidí por seguir observando.

El grupo de monjes-bailarines permanecían vestidos con sus típicas túnicas rojas pero esta vez calzaban un tipo especial de zapato: blanco, de piel con motivos de tela en una franja central, con una muy pequeña elevación y con dos pequeños picos elevándose en la punta; un tipo de zapatos que no había visto en ninguno de los otros eventos anteriores.


A diferencia de los otros días los monjes ahora estaban un tanto más preocupados por delimitar el “espacio” mismo de la representación; para ello contaban con un costal de cal y se preguntaban sobre las dimensiones exactas de la plaza para realizar un círculo, de hecho para realizar dos. Una vez dibujados los círculos con la cal, la gente pudo ubicarse para sentarse fuera de ellos y quedarse ahí hasta la hora de la representación. Los monjes pintaron además una serie de cuadros al pie de las escaleras que llevan al templo principal (lo que denominaríamos el escenario) y que parecía ubicaban lugares para cada uno de los personajes que participarían en la danza.

Salieron dos monjes del templo (dentro seguían en rezos) llevando una estructura tipo pirámide de madera que en la punta tenía una calavera muy bien definida y una especie de moños de tela como orejas (o alas) y una llama en su cabeza, como si fuera una “muerte iluminada” o "la espiriutalidad de la muerte". Depositaron la estructura sobre la mesa de las tres cabezas y regresaron al templo.


Los cornos ubicados sobre el techo del templo principal comenzaron a sonar y una gran algarabía en los espectadores se dejó sentir, parecía que la danza iba a comenzar.

Video 1: Preliminares de la presentación de la danza-teatro Cham. Rongwu. Feb, 2009.

(Part 1) Tibetan Cham Dance Performance at Rongwu Monastery: Preliminaries. from Gustavo Thomas on Vimeo.








(1)
No hay que confundir el nombre Cham con otras danzas denominadas igual por una coincidencia de sonido, y debido a la transcripción a nuestro alfabeto de la palabra tibetana. Algunos para diferenciarla la llaman Tcham.
(2) Se pueden encontrar varios video de la misma danza en Youtube o buscando en Google. Es mejor en la búsqueda agregar a "Cham dance" la palabra "tibetan' or "budist". La b´suqueda en español puede ser muy limitada en resultados pero también funciona.



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