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sábado, 20 de febrero de 2010

Un acercamiento a los orígenes del Teatro de marionetas y a la técnica del actor en la ópera china: Figuras funerarias chinas.





Dicen los que saben que en el origen de la técnica de actuación en la ópera china está la manera en que las marionetas eran manipuladas para cobrar vida. Siguiendo estrictos patrones usados en rituales de la antiguedad que buscaban convertir materia muerta en un cuerpo vivo, de la misma manera el cuerpo del actor cobraría vida en uno nuevo, a través del movimiento, en un cuerpo escénico. Es un tema verdaderamente fascinante pero en esta entrada del Blog quisiera ir más atrás en la historia. Dicen también (los mismos sabios) que el origen de la técnica de movimiento del teatro de marionetas chino está dentro de las tumbas de la antigüedad, en la técnica con la que las figuras mortuorias habían sido realizadas. Figuras con apariencia humana, hechas de madera, papel, bronce o arcilla, que debían tener movimiento para recordar y alimentar la vida al muerto una vez instalado en el otro mundo; y las técnicas para provocar el movimiento en esas figuras mortuorias fueron usadas después para crear marionetas fuera de las tumbas, y finalmente utilizada en la técnica del actor.


Antes de llegar a vivir a China yo tenía un vago conocimiento de estas ideas sobre el origen mortuorio de las marionetas chinas, pero fue hasta el año 2005, que leyendo el libro de Jo Riley “Chinese Theatre and The Actor in Performance” (1) encontré su relación con la técnica del actor chino y muchas de mis preguntas sobre la técnica de movimiento corporal en la ópera de Pekín encontraron respuesta, tuve además la inigualable oportunidad de corroborar esas ideas cada vez que veía una función de ópera en su país de origen. Debo aclarar que ésto no significa que un actor chino contemporáneo de ópera de Pekín sea consciente de estos u otros orígenes en su entrenamiento, él aprende a través de una tradición, la mayor parte imitando y recibiendo órdenes, y en ese tipo de educación muchas preguntas no son respondidas. Lo que hablamos es generalmente parte del campo de un investigador o de un muy curioso observador.


Lo que considero maravilloso de toda esta historia es el origen en los ritos funerarios chinos, en aparentemente muy simples figuras humanas enterradas en una tumba y que tenían la función de ser marionetas para los muertos, que servían como compañía para el otro mundo, recreando la vida através del movimiento dentro de un mundo “escénico” subterráneo.


No fué sino hasta el siglo XX que los chinos comenzaron a descubrir las figuras de las que hablamos y sus investigadores a elaborar hipótesis sobre su parecido a las marionetas de la antigüedad y su posible función en los ritos funerarios. ¿Para qué servían? En pocas palabras, para mantener la idea de la vida (y tal vez la vida misma) a través de lograr el movimiento dentro de la tumba. Es por ello que todas estas figuras fueron hechas con atributos de vida y movimiento, la mayoría con brazos y quijadas movibles, pintadas en colores muy vivos, especialmente en los ojos y con marcas que referían a movimientos musculares y gestuales; en varias de esas tumbas las figuras eran colgadas en posiciones que les permitía lograr movimiento a través de las ráfagas de aire que se colaban dentro de la tumba, mientras otras eran aparentemente clavadas en bases de madera o en la tierra. Todas las figuras eran imbuídas con substancias ligadas a los fluidos de la vida (relacionados con los términos chinos Qi y Shen), substancias hechas a través de sangre humana o animal y polvos de origen mineral.


Riley en su libro hace para nosotros un paralelismo entre las técnicas con las que esas figuras eran construidas (con el objetivo de cobrar vida en la tumba) y las técnicas en el entrenamiento del actor de ópera china, entrenamieno estructurado para crear en el actor un nuevo cuerpo sobre la escena. En el principio parece que las marionetas eran mediums para un exorcismo en el mundo de los muertos mientras los actores lo eran en el mundo real; ambos debían seguir determinados patrones para lograr la vida en su cuerpo ficticio, relacionándose así sus técnicas a través de los mismos materiales y desde luego de los mismos pasos para convertirse en un nuevo ser.


Durante mi estancia en China no pude observar ninguna de estas figuras (simplemente porque no tuve la oportunidad de viajar a donde se encontraban), pero sorpresivamente las encontré en una visita relámpago que hice a San Francisco en marzo de 2009, en el Museo de Arte Asiático, famoso por su amplísima colección de arte oriental. Las dos figuras expuestas en ese museo están hechas de barro y sus brazos, alguna vez con posibilidad de movimiento, están perdidos; la información que provee el museo nos dice que tienen una antiguedad mayor a 2000 años.



Video: Mortuary Figures in China (SF Asian Museum)



Las siguientes fotografías son las figuras mortuorias que Jo Ryley nos presenta en su libro; estas figuras, hechas de madera y sin extremidades movibles, fueron encontradas en la tumba de un principal en el pueblo de Mawandui, a unos 40 kilómetros de Changsha, en la provincia de Hunan. La tumba data de aproximadamente 168 años antes de nuestra era.





Finalente publico dos fotografías extraídas de sitios de internet: la primera de ellas, perteneciente a una de las tumbas de Mawangdui, nos muestra a un grupo de músicos con sus instrumentos (sin fecha indicada), y la segunda nos presenta a una casi reconocible marioneta moderna (sin embargo no lo es) encontrada en otra tumba que data de la dinastía Liao, entre 907 y 1225 D.C.






Como siempre, mi gusto radica en exponer la información y los documentos que encuentro, el resto depende de lo que ustedes quieran hacer con ello.


¡Hasta la siguiente entrada del Blog!






(1) Jo Riley "Chinese Theatre and the Actor in Performance" Cambridge University Press. Cambridge, 1997.


lunes, 25 de enero de 2010

Clases de danza Legong en el museo ARMA de Ubud, y el aprendizaje del arte escénico desde la infancia en China y Bali.



Cuando era niño había una infinidad de posibilidades para entretenerme dentro del campo del arte pero sólo dos se tomaban tan en serio como el inicio de una carrera profesional, el piano y el ballet. Ahí no era un juego de entretenimiento donde pintar garabatos o jugar con plastilina se convertía en arte, ahí se aprendía algo con disciplina, se usaba una técnica para lograr avances, una técnica concreta, en la que si no funcionabas desde ciertos parámetros podías ser rechazado. Así que no queriendo ser ni bailarín ni pianista me entretuve pintando y queriendo ser actor, jugando a dirigir orquestas, escribiendo diálogos melodramáticos y organizando piezas de teatro entre mis amigos digamos, a un nivel muy alto de improvisación y mucha diversión.

Fue hasta mi adolescencia que, entrando a estudiar la carrera de actuación, descubrí que habría podido con tanta seriedad como con el ballet o como con la música iniciar mi carrera de actor aprendiendo desde la infancia, pero no en mi país sino en el lejano oriente. Las historias de los maravillosos actores chinos y japoneses llegaron a mis oídos: grandes actores que iniciaron sus estudios a los 6 o 7 años de edad y que dedicaron 10 o 15 años de trabajo con sus maestros para lograr obtener su primer papel importante en una producción; actores que aprendían una técnica física y vocal a través no de ejercicios como tal sino a través de la "imitación" de su maestro (1). Así también fui descubriendo cómo este proceso educativo en las artes escéncias era un asunto común en la India, Tailandia, Camboya, Vietnam, y por supuesto en Bali, la isla teatro, o mejor dicho, la isla de las artes escénicas.

China me mostró los primeros ejemplos de estas "serias" escuelas para niños donde no hay manera de lograr una perfección si no es con disciplina y siguiendo durante años una técnica rigurosa de imitación y repetición desde el principio. Pude observar y ver no sólo cómo eran educados esos niños si no ver sus resultados sobre la escena después de 8 o 10 años de estudio (antes de llegar a su vida profesional), y pude comprender entonces el por qué de la grandeza técnica de estos actores en su juventud (en su veintes y treintas). De la misma manera y por boca de jóvenes recién entrados al medio profesional pude escuchar sus cuestionamientos a una tan rigurosa y cruel educación que terminaría por darles en la China actual una profesión que apenas cubriría sus necesidades económicas mínimas cuando en el pasado los hubiera colmado de riquezas y fama (2).


(hacer click en el enlace de arriba para ir al video)

(hacer click en el enlace de arriba para ir a la pagina de Reuters)


A diferencia de sus contrapartes japonesa y china la eduación artística balinesa es mucho más relajada, se siguen los mismos principios de imitación, repetición y práctica, así como el inicio de la educación desde la infancia pero no así las tremendas exigencias disciplinarias (escuelas-internados, entre 10 y 12 horas diarias de estudio práctico, etc) ni la violencia por la que son famosos varios grandes maestros del norte. Aparentemente los grandes maestros y academias están en Jakarta (Bali es parte de Indonesia), pero en Bali misma se siguen enseñando a niños y niñas a bailar y actuar para los balineses, para su fiestas religiosas y sus templos, para su entretenimiento y para los turistas que mantienen la economía de la isla, todo ello de la misma manera que Miguel Covarrubias observó y filmó en los años 30 del siglo pasado.

El aprendizaje en las artes escénicas balinesas es un aprendizaje de contacto físico. La mayoría de los bailarines-actores inician su aprendizaje a entre los 6 y 7 años de edad. Al principio el estudiante se para detrás del maestro e imita sus movimientos. El maestro canta la melodía de la danza, o usa una reproductora de música, y sigue los golpes de los gongs marcando un ritmo y dando indicaciones en base a ese ritmo. Una vez que la coreografía es aprendida en su forma básica el maestro se mueve a la par que el estudiante, detrás de él, y maneja el cuerpo del estudiante como si fuera una marioneta. Esto permite al estudiante sentir exactamente las inclinaciones y los movimientos de las muñecas y codos, además de la postura de la espalda y cadera. No se usan espejos, así que se sigue al maestro imitándolo o el maestro mueve el cuerpo del estudiante para mostrar en contacto físico total su energía y ritmo al danzar. Con la voz, en su caso, el estudiante imita el canto o recitado del maestro.

Covarrubias filmó en 1930 a una pareja de niñas aprendiendo y bailando junto con sus maestras. En la pequeñísima escena (20 segundos) podemos observar la imitación directa donde la maestra maneja a la aprendiz como si fuera una marioneta, y la repetición misma como parte de la enseñanza (la narración fue añadida en 2004 y no es parte del original).



En las siguientes dos fotografías vemos a I Ketut Mario, uno de los más grandes bailarines y coreógrafos balineses de los años 20s y 30s del siglo XX, en 1927, y a I Nyoman Kakul, en 1974, enseñando a sus respectivos estudiantes. Es muy clara la manera en que el contacto físico entre maestro y alumno se da.



En mi pasada visita a Bali en julio de 2009 fotografié y videograbé una clase en el museo ARMA de Ubud en donde la maestra, Nyoman Suastini, trabajaba una pieza de Legong Kratong con un grupo de niñas; una vez más aquí observamos la práctica continua, la repetición, y la imitación de los movimientos de la maestra.




No pretendo explicar la educación en las artes escénicas orientales pero si remarcar, exponiéndolas en documento, algunas de sus esenciales características y así acercar al lector de este Blog a ellas. Las diferencias con mi personal experiencia educativa en el campo de la actuación son extremas, así como estoy seguro lo son también con la experiencia de la educación del actor en casi todo el mundo occidental, de ahí la importancia de su exposición en documento. Una vez expuestas se pueden plantear con conocimiento preguntas a nuestros sistemas educativos escénicos, posibles cambios a ellos, nuevos caminos de exploración, o simplemente un mayor disfrute de aquello que parece parte de lo raro y desconocido.

Siguiendo con mi experiencia balinesa puedo ahora pasar a la sorprendente función de danzas que presencié en el Palacio real de Ubud.





(1) La película "Farewell my Concubine" (Adios a mi concubina) tiene toda una gran y muy acurada secuencia sobre la
exigente educación en la ópera de Pekín a finales del siglo XIX. En el siguiente link se pueden ver algunas imágenes de
dibujos que muestran una escuela de ópera de Pekín a principios del siglo XX:
(2) Ese es uno de los grandes retos culturales de la China actual, la exaltación de la cultura occidental del
entretenimiento en detrimento de su cultura tradicional. (Hasta finales de los años 40 del siglo XX la ópera de Pekín era
tan comercial como cualquier otro entretenimeinto actual, pero hoy por hoy es sólo un vestigio teatral del pasado).


Gustavo Thomas. Get yours at bighugelabs.com

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