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lunes, 12 de julio de 2010

La técnica de Hitler para decir un discurso político




Leyendo "The Coming of the Third Reich" de Richard J. Evans me encontré con un curioso párrafo dedicado a la técnica que Hitler utlizaba para decir discursos durante sus primeros años como político (es decir, la técnica que lo llevó al éxito). Aunque corto (por pequeño) este análisis histórico es importante para comprender cómo Hitler influyó a través de su discurso en la mente de varios millones de alemanes y en muchos otros millones en todo el mundo en ese momento de la historia, es también, creo yo, un interesante ejemplo de una técnica de actuación, tan simple como eso; y más aún, "la técnica" está descrita en una forma muy práctica por parte de Evans, así que es hasta funcional para actores y oradores (si no tienen problemas morales y políticos con este tipo de eventos del pasado, por supuesto):



"Mientras que los políticos de derecha dictaban conferencias, o hablaban en un estilo que era rimbombante y pomposo, plano y aburrido, o áspero y brutal, Hitler siguió el modelo de los oradores socialdemócratas como Eisner, o el de los agitadores de izquierda de quien más tarde afirmó haber aprendido de ellos en Viena. Y se ganó gran parte de su éxito como orador diciendo a su público lo que querían oír. Utilizó un lenguaje sencillo y directo que la gente común podía entender, con frases cortas, potente, emotivo y lleno de consignas. A menudo, para captar la atención de su público, principiaba hablando en voz baja, poco a poco llegaría a un punto culminante, su voz adquiría profundidad, en lugar de una voz ronca levantaría el tono de la voz, una escalada en un crescendo hasta despotricar y gritar en el final, todo acompañado por cuidadosamente ensayados gestos dramáticos; con el rostro resplandeciente de sudor, su lacio, pelo oscuro cayendo hacia delante por la cara mientras manejaba a su público llevándolo hacia una emotividad frenética. No había calificativos en lo que decía, todo era absoluto, sin concesiones, irrevocable, sin desviaciones, inalterable, final. Parecía, como muchos que escucharon sus primeros discursos testifican, hablar directamente del corazón, expresando sus más profundos miedos y deseos. Cada vez más, en demasía, rezumaba confianza en sí mismo, agresión, una creencia en el triunfo final de su partido, hasta un sentimiento de destino. (...)" (Pág. 172.)




Por supuesto hoy esta "escuela" de técnica de expresión vocal es totalmente reconocible y muy mal recibida si se llega a utilizar en forma similar, sin duda fue la cumbre y el final de su tipo (tan poderosa como era), pero aún así, insisto, sigue siendo una técnica teatral, una manera de producir reacciones en los espectadores a través de la voz y los gestos. Debería entonces hacerse un colorido análisis en ese sentido, pero no por mí claro está, que yo sólo quería compartir esta curiosidad a la gente interesada en el teatro.



Como muchos lo han dicho antes que yo, el teatro y sus técnicas se pueden utilizar para transformar la vida real una y otra y otra vez (la historia lo demuestra), pero recordemos que al final son eso técnicas del actor.









Nota: No quise publicar ningún vídeo de los discursos de Hitler porque todos son propaganda editada por el gobierno nazi o por sus seguidores actuales, editados de esa manera simplemente no sirven para mostrar la línea técnica del discurso de Hitler de la que habla Evans. Funcionaría en todo caso para mostrar la maestría de la edición de Leni Riefenstahl, pero ese es otro tema.


(1) Cita original en inglés de The Coming of the Third Reich"While the conventional right-wing politicians delivered lectures, or spoke in a style that was orotund and pompous, flat and dull, or rough and brutish, Hitler followed the model of Social Democratic orators such as Eisner, or the left-wing agitators from whom he later claimed to have learned in Vienna. And he gained much of his oratorical success by telling his audiences what they wanted to hear. He used simple, straightforward language that ordinary people could understand, short sentences, powerful, emotive slogans. Often beginning a speech quietly, to capture his audience's attention, he would gradually build to a climax, his deep, rather hoarse voice would rise in pitch, climbing in a crescendo to a ranting and screaming finale, accompanied by carefully rehearsed dramatic gestures, his face glistening with sweat, his lank, dark hair falling forward over his face as he worked his audience into a frenzy emotion. There were no qualifications in what he said; everything was absolute, uncompromising, irrevocable, undeviating, unalterable, final. He seemed, as many who listened to hi early speeches testified, to speak straight from the heart, and to express their own deepest fears and desires. Increasingly, too, he exuded self-confidence, aggression, belief in the ultimate triumph of his party, even a sense of destiny. (...)" (Page 172.)


   

miércoles, 27 de mayo de 2009

Leni Riefenstahl y la danza que la llevó a Hitler.

Todas las fotografias y videos aparecidos en este Blog fueron obtenidos a través del Internet, su uso es exclusivamente informativo y referencial.




Lo más bello que he visto en una película ha sido la danza del mar de Leni Riefenstahl en La montaña sagrada
Adolf Hitler (1)




De niño aprendí que las escenas que veía de la época nazi habían sido creadas por una sola mujer, Leni Riefenstahl. Yo acostumbraba guardar en mi memoria toda la información sobre Alemania por aquello del mítico origen de una parte de la familia de mi padre, mi bisabuelo había formado parte de una ola de inmigrantes alemanes que habían llegado a México a principios de siglo; como no quedaba mucho de esos orígenes, cualquier dato cercano a lo alemán era primordial para reconocerlos, y las escenas de una Alemania mítica, fueran nazis o no, venían con las tomas de la Riefenstahl. Con el tiempo aprendí de la derrota alemana en la segunda guerra mundial, y que aquella mujer-artista estaba vetada en el mundo del arte debido a su contacto con Hitler; aprendí que no podría ver ninguna de sus películas pues estaban prohibidas, y que su pasado había acabo totalmente con su carrera cinematográfica (2). El tiempo y la constancia de una creadora maravillosa difuminaron esas prohibiciones y vetos, y aunque fue después de su muerte (en 2003, a los 101 años de vida), Leni y yo pudimos al fin conocernos (3).

En algún momento de los años 90 se publicaron las memorias de Leni Riefenstahl traducidas al español (Lumen publicó una edición en 1991); cuando quise ir a comprar el libro descubrí que había sido retirado de todas las librerías en menos de un mes, digo retirado porque no podía imaginar que en México se hubiera agotado un libro de memorias de una cineasta “desconocida” para la mayor parte de los mexicanos, a excepción de los cineastas de profesión; yo había en mi camino preguntado si no a todos sí a la mayoría de mis amigos artistas e intelectuales sobre ella y nadie, absolutamente nadie la conocía. El libro habia sido retirado porque no se había vendido, así de simple.

Fue hasta el año 2006 en Pekín que encontré en aquella ya mítica tienda de DVDs piratas, en el barrio de Sanlitun, una versión de la edición japonesa de sus obras completas más algunos documentales sobre su vida y sus últimos trabajos; aparte de algunos problemas debido a la calidad de la copia, la colección me fue de una gran utilidad para conocer de ella la mayor parte de su producción fílmica y parte de su vida.

En mi última vista a Nueva York en enero de éste 2009, descubrí sus memorias en la que llaman “la libreria más grande del mundo”, Strand Book Store, un almacén repleto de libros de segunda mano que es una delciia para cualquier aficionado a la lectura; ésta era la primera edición norteamericana, publicada en 1993: “Leni Riefenstahl. A Memoir.

Aquellas memorias son un verdadero testamento aclaratorio sobre todos los malentendidos, leyendas y mentiras que han envuelto la vida de esta creadora fílmica desde su contacto con el hombre más poderoso del mundo en los años 30 del siglo XX y hasta el fin de la segunda guerra mundial. Sin olvidar el lado morboso de conocer las versiones de la historia de la Riefenstahl, la lectura de esta obra es un fascinante encuentro con la creación cinematográfica (secretos de edicion, iluminación y formas de trabajo), y un encuentro con la historia del siglo XX; envuelta en detalles pocas veces reconocibles desde el punto de vista de los “perdedores” de la gran última guerra. Otra cosa hubiera sido de la fama y la vida de Leni Riefenstahl de haber ganado Alemania.

Descubrimos entonces a la Riefenstahl directora de cine, pero también a la fotógrafa, a la viajera, y lo que me hace escribir esta entrada, a la bailarina.


Iniciando su carrera artística como bailarina, Leni llegó al cine por la danza misma, de ahí a la creación cinematográfica y a su conctacto con Hitler. Aún cuando se inició tarde en el mundo de la danza (empezó a estudiarla a los 19 años), fue una bailarina con una cierta fama, dió recitales en varias partes de Europa con cierto éxito pero se mantuvo “aislada” de los eventos dancísticos de primer orden del momento. En la historia de la danza europea prácticamente no hay palabras para la presencia de la Riefenstahl en sus escenarios (No lo hay tampoco, claro está, para las estrellas de los ballets alemanes que decidieron quedarse al lado de los nazis y eran auspiciadas por su ministerio de cultura). Aún así no deja de haber tenido contacto con escuelas y teatro importantísimos de su época, tales como el considerado el teatro más importante de Alemania en su momento el “Deustches Theater” de Max Reinhardt (4), quien la contrató para trabajar bailando “solos”, y quien además la quería para su versión de la Pentesilea de Kleist. Así, bailando y encantando personalidades con su actuación, llegó también a Hitler.

Ella misma, en sus memorias, nos cuenta como Wilhelm Brückner, secretario de Hitler, la contactó porque Hitler mismo quería conocerla; según Riefenstahl y parafraseando a Brückner, Hitler decía:

Lo más bello que he visto en una película ha sido la danza del mar de Leni Riefenstahl en La montaña sagrada(ver nota 1)

“La danza del mar” es una secuencia dentro de la película “La montaña sagrada” (Der Heilige Berg) dirigida por Arnold Fanck (5). En ella, vemos a la Riefenstahl bailando en una coreografía de lo que denominaríamos ‘danza moderna”, más cercana al tipo de danza del estilo de Isadora Duncan que de los estilos expresionistas que se daban en esos años en Alemania. Un montaje de esa danza moderna que reinterpretaba a la danza griega, con movimientos que ofrecían libertad e idealismo, todo frente a paisajes marinos alemanes, nada más adecuado para atraer la atención de un líder politico que adoraba la idea de un renacimiento clásico, esta vez en el arte y la cultura alemana.


Leni Riefenstahl cuenta en sus memorias sobre ese su primer encuentro con Adolf Hitler y “la danza al mar”:

Caminábamos en la playa, Brückner y Schaub nos seguían detrás a corta distancia. El mar estaba en calma y había un aire cálido fuera de temporada. Hitler miraba al horizonte con sus binoculares y me comentó sobre varios tipos de barcos que él podía ver, y yo tuve la impresión que hablaba de ello con mucho conocimiento. De pronto, comenzó a hablar sobre mis películas. Me hizo entusiastas comentarios sobre mi “danza del mar” y me dijo que había visto todos las peliculas en las que yo había aparecido.(6)

Es un encuentro mítico claro está, un encuentro de gigantes de la historia, enamorado él de la obra creativa de ella (tal vez de ella misma también) y ella arrobada por la personalidad de aquél (núnca lo negó).


En la misma película aparecen otras tres danzas, "Danza al mar" esta vez sobre la escena, "Sueño que florece", y "Devoción", que terminan para nosotros siendo un muy interesante documento sobre un estilo de bailar y de representar en la Alemania de los años 20 del siglo pasado.

Video: Danza “Traumblüte” (Sueño que florece) Leni Riefenstahl en “La montaña sagrada” 1926




Video: Danza “Hingebung” (Devoción) Leni Riefenstahl en “La Montaña sagrada” 1926





Una lesión en la rodilla la obligó a tomar la decisión de dedicarse completamente a actuar y a dirigir cine, olvidando los recitales de danza para siempre (7); decisión considerada afortunada al menos para la historia del cine.

¿Qué hubiera sido de la Riefenstahl de haber seguido bailando? Tal vez no mucho, propensa a las lesiones su carrera definitivamente iba a truncarse en pocos años, además no poseía un verdadero cuerpo de bailarina y sus movimientos, a excepción de algunos momentos afortunados, era en general pesado y poco ágil. Podemos achacar estas impresiones al material fílmico de la época pero creo más bien que estamos ante el ejemplo de una exitosa carrera de bailarina debido a la personalidad más que a la habilidad técnica y creativa; aún así, las escenas filmadas con ella bailando tienen un gran impacto en quien las observa. La belleza de esa "danza al mar" es una combinación de juegos de edición y cámara sumada a una fuerza que emana la danza de Leni; es una danza mítica poco antes de unos de los años más convulsivos de la historia de la humanidad.

La belleza y la personalidad de Leni Riefenstahl, bailase bien o no, iban destinadas al estrellato y a la historia.




(1)The most beautiful thing I have ever seen in a film was Riefenstahl’s dance on the sea in The Holy Mountain” Palabras de Adolf Hitler. Leni Riefenstahl parafraseando Wilhelm Brückner, ayudante de Hitler. Leni Riefenstahl, A Memoir. St. Martin’s Press. Newy York, USA, 1993.
(2) ”Olympia” podía ser vista en cineclubs y algunas instituciones públicas, pero núnca estuvieron a mi alcance durante mi infancia y adolescencia. Sus tomas podían ser vistas en noticieros especialmente cuando se hablaba de las olimpiadas y de la época nazi.
(3) Leni Riefenstahl encontró trabajo primero fotografiando y filmando tribus africanas y al final de su vida filmando corales en el Caribe y Las Maldivas.
(4) Reinhardt, judío él mismo, tuvo que dejar Alemania durante la persecución nazi.
(5) ”Der Heilige Berg” 1926. la secuencia es llamada en alemán “Tanz an das Meer”.
(6) "We walked on the beach, Brückner and Schaub following a short distance behind. The sea was calm and the air unseasonably warm. Hitler looked out the horizon through his binoculars and told me about the various types of boats he could see, and I had the impression that he was quite knowledgeable about them. Soon, however, he began to speak about my films. He made enthusiastic comments about my “dance on the sea” and told me he had seen all the films I had appeared in.” Leni Riefenstahl, A Memoir. St. Martin’s Press. Newy York, USA, 1993.

(7) Su última aparición como bilarina es en su película "Tiefland", donde baila una coreografía de flamenco.

Gustavo Thomas. Get yours at bighugelabs.com

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