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viernes, 6 de abril de 2012

Desfile de Viernes Santo en Little Italy, Toronto.

Little Italy Good Friday Parade 2012 (Toronto)



             Partiendo de la iglesia de San Francisco de Asís a través de todo el barrio de Little Italy.



lunes, 11 de mayo de 2009

Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 3: Procesión de la estatua de Buda Maitreya en el Monasterio Rongwu.






Día 3
Procesión de la estatua del Buda Maitreya en el monasterio Rongwu


Fotografías de la procesión de la estatua del Buda Maitreya en el monasterio Rongwu
Si por alguna razón las fotografías de la presentación se ven mal, haz click dentro del recuadro y te llevará a la página de Picasa donde están todas las fotos.




Narración del evento


Después de dos días de eventos verdaderamente extraordinarios, la idea era descansar un poco e incluso dudamos de ir a ver lo que considerábamos una repetición de la procesión del templo Niantog dos días antes, aquella ceremonia como la de la develación del Tanka habían durado cada una más de cinco horas y creíamos que una repetición iba a ser casi insoportable. Obviamente estábamos equivocados.

El inmenso monasterio de Rongwu no sólo albergaba a cientos de monjes novicios sino que para este evento especial habían llegado muchos más de los monasterios vecinos; éste al parecer iba a ser el primer evento en el que hiciera presencia el Lama Rimpoché, el segundo en jerarquía (después del Dalai Lama) dentro del budismo tibetano.

La conocida estructura se repetía: monjes iban y venían por toda la plaza y en grupos a través del monasterio se les veía ataviados nuevamente para una ceremonia especial, llevando diferentes objetos, cada uno con tareas muy definidas. Dentro del templo principal se reunían una cantidad verdaderamente inusitada de ellos (intenté contar y me detuve en 300 hasta que me cerraron las cortinas). La atmósfera parecía un tanto más caótica que la de los días anteriores, pareciera que no iba a haber una estructura de presentación, pero no fue así; todo se realizó como ya lo habíamos experimentado.

Alrededor del medio día la ceremonia preparatoria dentro del templo terminó y la mayoría de los monjes novicios que rezaban dentro salieron en un flujo interminable, grupos y grupos de mantas rojas salían de ese lugar deperdigándose dentro y fuera de la plaza. Llegué a ver algunos que en grupos de 5 o 6 se metían a autos último modelo y entre la multitud que esperaba la ceremonia pitaban la bocina del auto para hacerse paso y salir del lugar para dirigirse a "comer" (al menos eso me informaron).

Así que debíamos esperar porque todos los monjes, o al menos los novicios, debían irse a comer. La espera no fue larga, menos de 30 minutos y todos estaban de vuelta.

Los cornos sonaron y el caos de la plaza se acrecentó; esta vez preferí situarme en un espacio un tanto alejado y poder hacer tomas desde una pared para controlar más la cámara y no luchar entre los empujones de la gente, así podría usar el zoom de mejor manera para aquellas tomas que lo necesitaran. No fue un paraíso pero me gustó el ángulo desde donde tomé todo; además pude tener contacto con algunos de los espectadores tibetanos, que sin preocuparse que yo no entendía nada de su idioma, comentaban sobre la ceremonia, sobre la presencia del Lama Rimpoché y sobre lo que iba a venir, ¡toda una delicia!

El Lama Rimpoché se sentó en lo alto del templo en una gran terraza, con un grupo de monjes y cerca de un grupo de chinos privilegiados; los demás, todos, estábamos repartidos debajo de ellos en la plaza.

La presentación de grupos, jerarquías religiosas, objetos, estandartes fue inmensamente larga (evidentemente en el video la edité y la hice muy corta). Esta vez pude disfrutar un poco más de cómo llegaban a sus formaciones circulares, observar los objetos que portaban y en especial del "vestuario" de los altos líderes religiosos dentro de la ceremonia: el vestuario del mayor lider (el Lama Rimpoché) era tan simple como el de cualquier monje, pero no así el de aquellos que participaban abajo en la ceremonia de presentación; ellos, los principales, me recordaban a los actores de tragedias griegas ataviados en enormes trajes y máscaras marcando su diferencia con el mundo terrenal; como esos actores trágicos los monjes de Rongwu usaban una especie de zapatos altos o zancos (algunos de más de 5 centímetros de alto) que sólo había visto en la ópera china, además de una gran cantidad de telas de diferentes colores con "hombreras" para hacerlos más grandes y poderse repartir mejor alrededor del cuerpo; llevaban también, como en personajes de ópera china, aditamentos propios de su jerarquía y simbolismo espiritual (bastones, predicadores, etc), y sombreros especiales.

En la siguiente foto que tomé en el monasterio de Niantog se puede observar un ejemplo de la manera de vestir a la que me refiero arriba. Los monjes de las trompetas calzan pequeños zancos, mientras el principal unos muy estilizados, los tres con un exceso de telas y el principal con una hombrera de un lado.


En las siguientes dos fotos tomadas del video en Rongwu, podemos observar el mismo fenómeno "teatral" del vestuario de los monjes. En la primera foto notamos la diferencia entre el personaje ataviado especialmente para el evento y los otros monjes con el pueblo mismo. En la segunda foto, verdaderamente especial, se muestra al fondo a uno de esos "personajes" saliendo del templo, lo remarcable es que su solo vestuario le da una un peso muy grande, es una salida de personaje épico diría yo. (Todas las fotos las pueden agrandar para verlas mejor haciendo click en ellas)




Los juegos de semejanzas son inevitables, yo sé que no descubro absolutamente nada, el ligue entre religión y evento teatral es más que evidente en la tragedia griega, y el ligue entre evento religioso y evento teatral en las ceremonias tibetanas es reconocido por cualquier antropólogo social e investigador de artes performativas. Digamos que aquí lo experimentaba en vivo y lo disfrutaba pero lo más importante de todo, lo documentaba. Eso me hacía inmensamente feliz.

Una vez que la presentación tuvo lugar y los monjes empezaron a salir de la plaza, como en el día anterior la gente se abalanzó literalmente hacia las puertas del templo. Desde aquella puerta salían monjes que jalaban el lazo envuelto en gasas blancas, y que como un cordón umbilical los ligaba a la carroza del Buda Maitreya. Murmullo y agitación por todas partes; su salida resultó tan descuidada y caótica como la del día anterior, sólo que está vez no fuí acarreado por la multitud y pude observarlos desde un punto más estable.

Una de las imágenes más impactantes fue aparición de la carroza desde el templo principal, enorme para la puerta, al parecer inmensamente pesada e intentando sacarla entre la multitud que se agolpaba para tocarla, aventarle gasas blancas o ayudar a cargarla. Como une pequeña capilla montable, decorada en colores y oro, con su Buda "enjaulado" en ella. El mismo Lama Rimpoché y los monjes de la terraza aventaron sus gasas a la carroza cuando pasaba debajo de ellos. Era la develación del tanka, un momento sumamente religioso, extático tal vez, pero dilatado, un tiempo largo entre la algarabía religiosa y espiritual de todo un pueblo: la gente cantaba, los cornos sonaban, muchos rezaban, aventaban puños de arroz y aquellos papeles de colores con mantras impresos en ellos. Adoro ese canto religioso de las mujeres del pueblo tibetano, el canto que llamo "agudo", un canto que sé que desde ese viaje aparecerá continuamente en mis sueños.

En su camino hacia la salida de la plaza del templo principal la carroza estuvo a punto de caer, no sabíamos si la gente se mofaba o se espantaba por ello, su sorpresa era un tanto extraña, para nuestro códigos culturales; la sombrilla con el hombre que la escoltaba sí cayó y tardó mucho en volver a abrirse atrás ella pero lo logró.

Cuando la procesión pasó por donde yo estaba pude usar el zoom de la cámara y tomar un close-up del Buda Maitreya: quedé sorprendido, yo veía, sumergido en mi cultura cristiana, una virgen católica dentro de su pedestal; ésta vez, debía hacer la trasposición de lugar, de "objeto", era la estatua de un Buda, una estatua dorada con un buda de cara femenina.

La multitud se agolpaba violentamente, no había ya manera de salir de ahí sin ser "movido" también. Una vez afura de la plaza principal, la procesión podía tener lugar en la mayoría de las capillas y templos del monasterio, eso duraría una o dos horas más, aunque el guía nos decía que seguramente sólo darían una vuelta al templo y para evitar más estragos meterían la carroza por detrás.

Había sido demasiado; estaba contento y cansado. Dejé ir la carroza y a la gente que iba tras ella, para mí el evento había terminado cuando salí de la plaza.

Ahora quería descansar, bajar todo ese material a la computadora, tratar de editar algunas fotos, pensar en aquello, y esperar, al día siguiente vendría el evento por el que expresamente había querido ir a Amdo, la danza-teatro Cham.



viernes, 10 de abril de 2009

Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 2: Ceremonia de develación del gran Tanka con la imagen de Buda.



Nota: Ver la introducción a esta serie de narraciones en la entrada del Blog del 18 de marzo de 2009: "Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 1: Procesión de la estatia de Buda en el monasterio Niantog."




Día 2.
Develación del gran Tanka con la imagen de Buda en el monasterio Rongwu.




Fotografías de la develación del gran Tanka con la imagen de Buda en el monasterio Rongwu
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El monasterio Rongwu es el más grande de la región de Tongren, posee varios pequeños templos y capillas y centenas de monjes viven dentro de él. Las construcciones varían en su estilo y detalles, desde el más puro tradicional tibetano hasta esa mezcla chino-tibetana que los chinos mismos han obligado a utilizar como parte de la “chinización” de las regiones tibetanas. El monasterio tiene grandes y pequeñas puertas, murallas como una pequeña ciudad d ela antiguedad, y cada templo está a su vez encerrado en sus propios muros y puertas. Por doquier vemos estatuas, pequeños tankas en las paredes, mandalas, banderolas, telas de rezo, grandes cubiertas de tela, piedra, lodo, tierra, tejas, incenciarios, hornos, tambores colgando…

La primera noche de mi estancia en Rongwu quise dar un recorrido por las inmediaciones del monasterio y con gran sorpresa encontré que se podía pasear dentro de él, visitar sus templos, sus capillas, caminar por sus callejuelas y sus plazoletas. Niñas, como en un juego, cantaban canciones religiosas caminando, a veces corriendo, alrededor de uno de los templos. Gente llegaba en pequeños grupos y se perdían en la oscuridad de los muros y calles, venían en procesión desde sus pueblos en las colinas cercanas, repetían mantras, algunos también cantaban. En el silencio de los interiores de la ciudad–monasterio y entre las sombras de monjes que hacían su noche cotidiana escuché el sonido de cornos tibetanos, aquellos sonidos de las trompetas usadas por los monjes budistas tibetanos y que están enraízados en nuestra memoria como una poderosa imagen auditiva del Tibet eterno, de su religión y del misterio que a nosotros, occidentales curiosos, nos atrae hasta el riesgo de cambiarlo todo.



Dos días después de aquella primera visita se daría la ceremonia de develación del gran Tanka de Rongwu.



Narración del evento:




Conocida es, por impresionante, la ceremonia de develación de los gigantescos tankas tibetanos, en general con imágenes de Buda, y que una vez al año son “sacados” a la luz para que en términos técnicos les dé la luz del sol y no se destruyan por la humedad o el encierro (están siempre enrrollados), y en términos sociales para realizar una ceremonia en la que la población de los alrededores se sienta partícipe de esta religión tan elitista, propia sólo para los “iniciados”.

Yo como un interesado de las artes escénicas y de lo espectacular “necesitaba” experimentar la exposición pública del gran Tanka, aquella ceremonia con un pueblo entero participante; quería ver y explorar el espectacular ritual de la develación de un enorme símbolo religioso, quería también tratar de reconocer la estructura del evento y el desempeño de sus actores. Pero no pude ser un estudioso solamente, en un evento de esta índole uno no puede ser sólo espectador, aún en la lejanía de las diferencias de culturas y creencias todos nos fundimos inevitablemente en el evento mismo y formamos parte del ritual.

El 9 de marzo de 2009 se nos informó que la ceremonia empezaría al medio día, así que estuvimos en el lugar aproximadamente a las 11 a.m. para no perder los detalles preparatorios. Con la experiencia del día anterior en el monasterio Niantog íbamos preparados para una larga espera. Pero no teníamos muy claro que Niantog era un pequeño monasterio con una relativa poca cantidad de monjes y por ende (no lo sabíamos aún, claro) con eventos poco espectaculares en comparación con aquello que íbamos a vivir en Rongwu, la espera fue larga porque la cantidad de monjes no era suficiente para el acto, había menos organización, y era digamos menos “oficial”, no habia con quien quedar bien. La importancia y la grandeza de Rongwu en todo Tongren lo hcaían uno de los más importantes eventos del año y así lo fue.

Decenas y decenas de monjes íban y venían, aparecían ataviados maravillosamente y portaban numerosos estandartes, instrumentos musicales y ofrendas; dentro del templo principal se congregaban cientos de ellos realizando sus preparaciones. Prácticamente en punto del medio día y repartidos en grupos comenzaron a salir del templo principal, y realizaron durante más o menos una hora una especie de presentación (¿o introducción? ) en la que se congregaron en varios círculos alrededor de la plaza, alrededor de 300 de ellos. Los grupos de monjes se diferenciaban en rango (reconocibles para nosotros los extraños a través de los colores de sus bonetes y vestuario), en instrumentos musicales (cornos, tambores, platillos y caracoles) y en portadores de estandartes (banderolas, imágenes, sombrillas y mandalas con círculos de plumas de pavoreal). Cada uno en su camino hacia su propio espacio dentro de los círculos alrededor de la plazoleta principal, tocaba su intrumento o simplemnte caminaba sin un exceso de actitud ceremonial; las imágenes eran tan poderosas por sí mismas que desde mi punto de vista no había necesidad de ver a estos grupos de monjes en trance o actitud de ningún tipo. Una vez terminada aquella procesión, y al parecer en una estructura muy definida en este tipo de rituales del Monlam, todos comenzaron a salir en una aparente anarquía.

Ante la plazoleta vacía de monjes la gente del pueblo se arremolinó en dirección a las puertas del templo principal y un gran alboroto comenzó a darse, había una gran excitación en el ambiente. Salieron del templo más grupos de monjes y se fromaron para hacer y mantener un pasillo desde la entrada del templo, pasillo que duró nada debido a la multitud cercana; entonces salieron otros más jalando una lazo envuelto en gasas blancas, gasas típicas de la tradición religiosa tibetana. Decenas de monjes jalaban el lazo interminable hasta que acompañados con la algarabía religiosa a su máximo se vió aquello que jalaban, el Tanka.

El Tanka estaba enrrollado y era cargado por otras tantas decenas de monjes; el órden se había perdido y todo al parecer era llevado por el caos de un evento que fluctuaba entre lo religioso y lo pagano. La gente común corría a tocar el gran rollo, algunos caían o eran empujados violentamente por el movimiento de la fila de monjes, se oían cantos o frases rítmicas (si cantos no eran) y nosotros, los extraños, no sabíamos cómo es que ya habíamos perdido todo sentido de propiedad y civilidad como espectadores, corríamos con ellos, éramos empujados también, vivíamos una excitación tal vez distinta pero nuestros sentidos estaban tan alterados como todos aquellos que vivían su religión en un momento tan especial.

Nuestro guía debo decirlo, un verdadero experto en estos eventos, trataba de encontrarnos y jalarnos hacia el siguiente estadio de la procesión, así no perderíamos ninguno de los puntos esenciales de la misma.

Las afueras del templo principal estaban repletas de gente y el monasterio mismo era una ciudad en fiesta, en carnaval, en una impactante por viva ceremonia religiosa. Las hileras de monjes jalando el lazo y cargando el Tanka hacían lo posible por avanzar entre la multitud y entre su propio caos de sudor, de gritos, de túnicas rojas y polvo.

Seguir la procesión al ritmo de los que cargaban el Tanka nos habría atorado en algún pasaje, así que nuestro guía inteligentemente nos dirigió por todo el monasterio para tratar de adelantarnos a la procesión y a la multitud que la seguía, es por ello que pude hacer algunas tomas que simplemente hubiera sido imposible lograr de otra manera.

Aquella procesión duró alrededor de 1 hora más para poder llegar al espacio designado para develar el gran tanka en una ladera de la montaña que sirve de telón de fondo al imponente monasterio de Rongwu. Ahí en la ladera varios de los monjes que habíamos visto en la presentación se ubicaban para recibir a quienes cargaban el Tangka. Ahora teníamos una imagen de tal vez ya miles de monjes repartidos desde el templo principal en la entrada del monasterio hasta aquellos que ya estaban en lo alto de la montaña.

El caminar de la procesión se convertía en un espectáculo vivo maravilloso, profundamente emotivo y brillante. Entre sus cantos y su esfuerzo, su alegría ligada en momentos a la euforia, podía yo observar la ferviente percepción de los habitantes de la región, seguían buscando tanto el contacto con el objeto religioso como ofrecerle sus respetos cuando pasaba ante ellos. Vi varios viejos hincarse, madres con niños llorando en brazos que caían tratando de que sus hijos tocaran con la frente la tela enrrollada, vi monjes golpeando a los paisanos para abrir el camino y decenas de hombres ofreciendo sus manos para ayudar a seguir jalando.

Debíamos encontrar un espacio en la falda de la montaña en el que pudiéramos vivir el instante de la develación pero también lograr un buen ángulo para la toma de mi video; pero cables de electricidad y una enorme cantidad de gente lo hacían una tarea de lo más difícil. Al final, ubicado en la base de la montaña y entre movimiento y empujones de la multitud pude encontrar mi campo visual desde el cual hice mis tomas.

La experiencia de ver develarse ese enorme símbolo religioso en medio de la euforia (gritos, rezos, música, postraciones, alegría) de un pueblo es lo único que en su conjunto me temo es imposible de compartir. Una vez durante la develación la gente comenzó a “abrirse” religiosamente, a “pedir”, a “ofrecer”, a “quemar”, a moverse por todos lados (y lo mismo tuve que hacer con mi cámara). Volví a escuchar esos cantos de la mujeres tibetanas, esos agudos que los hacen tan característicos y que las mujeres del pueblo están preparadas para cantarlo, un canto religioso sí pero al parecer de extracto totalmente popular.

En aquél caos-espectáculo seguían los rituales su curso; varios monjes en semicírculo limpiaban objetos, recibían dinero, recitaban mantras, tocaban trompetas. –“El tiempo es poco”- nos dijo el guía, y en un abrir y cerrar de ojos todo iba a llegar a su fin. El Tanka se devela cada año algo así como 30 minutos solamente.

Un jalón más del guía nos llevó a otra parte de la montaña, para desde ahí ver la culminación de la ceremonia. Varios de los grupos de monjes ya estaban en camino de regreso en un total desenfado, caminaban, jugaban, cargaban sus objetos rituales como si fueran paquetes sin valor, mientras los grupos de la ladera de la montaña se preparaban para volver a enrrollar la gran tela con la imagen de Buda. Hileras salían de regreso al templo, líneas de hombres dejaban el espacio principal del evento, pero aún muchos esperábamos el punto final. Los cantos de los monjes de la montaña continuaban y entre esos cantos el enrrolle del Tanka se dió relativamente rápido. El espectáculo había acabado en nada. Un espacio vacío adornó ahora la montaña.

Nadie se interesó más en aquél gigantesco Tanka enrrollado nuevamente, todo había acabado, como si ese gran rollo ya no tuviera más su valor. No lo esperaban de regreso, al menos ninguno de aquellos que lo había presenciado develarse antes en la montaña.

En nuestro camino de regreso algunos grupos esperaban en la puerta del templo, grupos que no habían podido subir, supongo esperaban las cenizas de aquello que había sido hace unos momentos.


Aún cuando ya había tenido otras experiencias en "procesiones" (dos años antes en Osaka y otra más aquí en el monasterio de Niantog), la grandiosidad del evento no tenía comparación y sólo pudo compararlo en mi memoria con aquello que había experimentado al ver a La Fura Dels Baus. A La Fura la he seguido (por coincidencia) por todo el mundo y he logrado ser su espectador varias veces en México, una en Beirut y otra más en Pekín, tanto en espectáculos a puertas cerradas como a cielo abierto (1). Es evidente que me refiero a esos espectáculos a cielo abierto cuando hago el símil con la ceremonia tibetana que acababa de presenciar. Al final lo que estaba viendo era un espectáculo de masas. Esas esperas, la contínua preparación frente a los espectadores, la excitación que provocan esas preparaciones (actores, aditamentos, máquinas, etc) siempre en movimiento, lo espectácular de sus coreografías, de sus espacios, aquél movimiento del público que nunca deja de ser un participante, libertad como espectador de hablar, de gritar, de estar tan expuesto como los mismos actores, todo ello era tan similar a lo que había explorado en la ceremonia de la develación del tanka en Rongwu.

No deja de sorprenderme como la experiencia con La Fura se ha vuelto mítica en mi memoria escénica.

*


Como lo he mencionado (y me gusta recalcarlo) mi interés en recabar esta información y publicarla en la red es puramente documental y compartir así mi experiencia; aún cuando deseo mejorar o lograr la calidad técnica deseada en mis grabaciones, debo aceptar que he sacrificado todo por hacer palpable el momento único. Desearía ser un camarógrafo educado o tener un equipo con decenas de cámaras tomando aquello, pero preocuparme en exceso con ello perdería el valor sumamente personal de cada toma que ofrezco en mis videos de eventos escénicos y viajes. Evito contar una historia más allá que el recuento lineal de los hechos, uso la mayor parte del tiempo el sonido de cada toma y la edición cumple estrictamente el papel de no presentar aquellos momentos imposibles de distinguir debido al movimiento o el error.

Creo que la mejor manera de observar estos documentos es con calma y deseo de exploración, parte por parte, y combinándolo con la narración de mi experiencia. No quiero sustituir el que ustedes vayan a un sitio y vivan un acto representacional de este tipo, quiero que vivan un poco de lo que yo viví aquél día, aquellas horas. Lo otro, las historias, los videos de creación, esos forman parte de la otra parte de mi vida teatral.



(1) Tengo una entrada sobre la visita de La Fura dels Baus a Pekín: http://gustavothomasteatro.blogspot.com/2007/05/la-fura-dels-baus-en-dashanzi-798_22.html Es una pena que no haya tomado video de ninguna de las otras presentaciones. Aquella de Beirut fue una enorme sorpresa, especialmente el saber ver que el espectáculo arribaría en un barco que cruzaba el Mediterráneo y que una vez anclado en el puerto de Beirut nos ofrecería un enorme "ritual" sin razón religiosa. Hay un video en Vimeo sobre aquél espectáculo que vi en Beirut (el video es el mismo espectáculo pero en Portugal)




miércoles, 18 de marzo de 2009

Festival Monlam 2009 (Año Nuevo Tibetano) Día 1: Procesión de la estatua de Buda en el Monasterio de Niantog.



Introducción


La antigua región tibetana de Amdo en el oeste de China es lo que hoy se llama la provincia de Qinghai, región poblada en su mayoría por etnias de habla tibetana pero que han sido parte de China desde hace cientos de años. Amdo forma parte de una vasta región de cultura tibetana que se extiende desde Nepal, la India, Tibet, las provincias chinas de Qinghai, Gansu, Mongolia interior y llega hasta Mongolia misma; todas estas regiones comparten un mismo lenguaje (que varía según la etnia y por supuesto según la influencia del mandarín y las lenguas nacionales), comparten el llamado budismo tibetano y con él toda una serie de parafernalia religiosa a su alrededor que conforma la vida cotidiana de su población, entre ellas las festividades y por supuesto las artes escénicas o "representacionales".

Cada año lunar se celebra en toda la región un festival que en occidente denominamos como el año nuevo tibetano, el Monlam Chom (que significa "festival del rezo o prédica"). Unos días después del año nuevo lunar chino llega esta festividad tibetana con su propio calendario de actos y eventos públicos, todos ellos de un carácter eminentemente religioso. Prácticamente no hay evento durante el Monlam Chom que no esté dirigido por los monjes del monasterio de cada región, y que sea "representado" por los monjes mismos, así la población sólo participa de una forma aparentemente pasiva, o como diríamos en las artes escénicas, como espectadora.

Este año 2009, debido a los problemas que China enfrenta en toda la región tibetana de su dominio (casi una tercera parte de su territorio), el gobierno decidió no dejar entrar extranjeros a ninguna zona con la excepción de la pequeña región de Tongren, precisamente en Qinghai, la antigua Amdo. Como los monasterios de Lahsa, Labrang y demás estaría cerrados al turismo, no hubo opción sino visitar lo que resultó ser una maravillosa región, amable, pacífica y rica en tradiciones escénico-religiosas.

La zona de Tongren tiene alrededor de 10 monasterios, cada uno en cada pequeño pueblo de la región, monasterios gigantescos en comparación con la pequeñez y la pobreza de las aldeas, y cada uno de ellos celebra en diferente día los eventos religiosos del Monlam Chom; por eso es posible ver, si se tiene el tiempo, el mismo evento "representado" de diferente forma en cada monasterio.

En esta visita tuve la oportunidad de observar en 4 días la celebración del festival Monlam en el principal y más grande monasterio de Tongren, el monasterio de Rongwu, donde se dieron tres eventos: la develación en una montaña de un Tanka gugante con la imagen de Buda, la procesión de la estatua del Buda Maitreya, y la representación de la Danza Cham; además tuve la oportunidad de ver una celebración más en el pequeño monasterio de Niantog, otra procesión con la estatua de Buda. Eventos por demás maravillosos para los ojos del extranjero pero también profundamente emotivos e interesantes para aquellos que viajamos y buscamos arte representacional por todo el mundo.

Es viviendo estas festividades, rituales y religiosas, cuando descubrimos en carne propia los orígenes innegables de la actividad teatral y comprendemos mucho de su amplitud y desarrollo hacia tantos campos de la actividad humana, puedo utilizar una recurrente pero definitoria frase, "y volver a las fuentes", y al volver se asientan en nuestra mente con el conocimiento que nos da ahora la experiencia.

He sido y me mantengo completamente ignorante de la estructura y orígenes de la mayoría de los eventos que presencié en Tongren y la información que doy de ellos seguramente tiene carencias y posiblemente errores garrafales, sin embargo, creo que el documento en sí (las fotografías y los videos) además de mi personal narración de los hechos pueden ser un material útil tanto para el simple curioso como para el investigador que no ha tenido la oportunidad de presenciar estos eventos en vivo.



Día 1.
Procesión del Buda Maitreya en el monasterio de Niantog.





Fotografías de la procesión de la estatua de Buda en el monasterio Niantog
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Narración del evento:


El 7 de febrero de 2009, se nos dijo que en el monasterio de Niantog harían una procesión al medio día; llegamos ahí a eso de las 11:30 de la mañana y tuvimos que esperar por aproximadamente 2 horas y medio para que la celebración como tal diera comienzo.

Los preparativos ocupaban todo ese tiempo. Monjes iban y venían con objetos, acomodando instrumentos musicales en diferentes partes y entrando al templo que estaba cerrado a los no monásticos; gente del pueblo así mismo se preparaba trayendo lo que considero eran ofrendas; algunas ancianas iban tomando muy lentamente un asiento en la parte trasera de la pequeña plaza del templo principal; niños aparecían con hermosos y coloridos trajes (especiales para la ocasión); y decenas de molestos fotógrafos y periodistas corrían de aquí para allá, acomodaban gente y pedían poses para sus fotos, ... y me rompían el encanto de aquellas preparaciones.

Casi a las 2 de la tarde se comenzaron a escuchar los cornos tan famosos de los ritos tibetanos, y en una pequeña procesión los principales monjes ataviados maravillosamente entraron al templo entre la música estridente de sus trompetas; una vez todos dentro colgaron una cortina que nos impedía ver. Se escuchaba cómo repetían mantras durante varios minutos, uno tras otro, incansablemente. La belleza de los tankas pintados de las paredes de la entrada al templo y el sonido de los rezos de los monjes me crearon una atmósfera única.

Por otro lado un monje con un grupo de aldeanos iba caminado y rezando, realizaba ciertos ritos que simplemente eran dificiles de captar y entender; pude observar cómo entraron a otro pequeño templo cercano al principal (cada monasterio tiene entre cinco y diez pequeños templos), donde antes había escuchado a un monje tocar un tambor, y ahora el monje de la nueva procesión se había subido a un pequeño banco, ahí tocó una campana varias veces, todos los demás a su lado lo seguían en una repetición mántrica.

Aún cuando hablo de rezos, mantras y ritos, debo aclarar que sin excepción ninguno de ellos, de los participantes, parecía, digamos, concentrado o en un estado "especial", parecía incluso que estaban en algo que hicieran cotidianamente y sin mucho sentido, pero esta percepción mía no tiene ningún fundamento sino la ignorancia del lenguaje corporal de estas personas que yo observaba por primera vez en mi vida.

Sorpresivamente escuchamos el ruido de un gong que provenía de la parte superior del templo, y deducimos que la celebración estaba por comenzar (si no es que ya había comenzado hace horas, claro). Uno por uno y con una pasividad enorme, fueron saliendo todos los monjes; los cornos y tambores eran los únicos sonidos, una música repetitiva, solemne, que parecía marcar el ritmo de los pasos pero nunca llegaba a conforman una danza o incluso una procesión aún, era una especie de presentación. Durante algo así como media hora la plaza se llenó de un círculo bastante amplio de monjes, con sus instrumentos musicales y estandartes de varios tipos. Las ancianas cantaron en varias partes de esta presentación, un tipo de canto muy común en el Tibet, de un agudo singular, y que escuchamos en todas y cada una de las celebraciones de este festival.

Después de esta enorme presentación-ritual, los monjes se comenzaron a esparcir, parecía simplemente que se iban, y como si esa fuera una señal la gente comenzó a amontonarse cerca de la entrada de la capilla de donde saldría la estatua del buda, una capilla con un altar precioso y colorido realizado con mantequilla de yak. La carroza para la procesión estaba ya lista para recibirlo y la excitación era bastante alta. Cuando salió la pequeña estatua ese lugar se volvió una locura; hombres corrieron para llevar la soga que acarrearía la carroza, mujeres y viejos llevaban sus mascadas blancas para que las tomaran los acarreadores y para que cubrieran la estatua, de Buda, intentaban frenéticamente poner su frente en alguna parte cercana al Buda, y cantos surgieron para continuar la procesión. Alguien lanzaba dulces y la multitud corría a recogerlos, la procesión continuaba y la multitud seguía la carroza a su vez.

La procesión debía detenerse en cada capilla y templo del monasterio hasta volver nuevamente a posarse en su capilla hasta el año siguiente; hasta ese momento ya habían sido casi cinco horas de estar en aquél lugar y sólo pudimos mantenernos en pie para ver la primera parada en un linda capilla recién renovada. Ahí decidimos dejar el lugar, completamente satisfechos por todo aquello que habíamos visto y finalmente experimentado.



Video: Procesión de la estatua de Buda en el monasterio de Niantog
El video esta editado en HD (alta definción), aqui lo verás en resolución normal, pero si quieres verlo con mejor definición tienes que ir a la página de Youtube y hacer click en "watch in HD".





Gustavo Thomas. Get yours at bighugelabs.com

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