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miércoles, 1 de junio de 2016

Antonio González Caballero (Una biografía mínima)


Antonio González Caballero


Primero pintor y después dramaturgo, vive siempre inmerso en su época y en su lugar de trabajo, toda su vida la pasó en su país natal, México, y la mayor parte (alrededor de 70 años) en el Distrito Federal. Huérfano, nació en 1927 en San Luis Potosí (posiblemente de una familia de origen judío), siendo adoptado a los 9 años de edad por un matrimonio de Silao, Guanajuato, donde pasó parte de su infancia y pubertad. A mediados de los años 30 la familia González Caballero se desplaza hacia la ciudad de México y habita un departamento en un edificio de la calle Pino Suárez, en el no. 36, en pleno Centro Histórico del Distrito Federal.

Entrada al edificio de Pino Suárez 36 (2005)



Desde muy pequeño Antonio da pie para reconocer en él aptitudes artísticas, especialmente hacia el dibujo y la literatura; antes de los 15 años, según sus propios recuentos, lee todos los textos clásicos que le son accesibles y crea historietas que imitaban aquellas que veía en los periódicos de la época. Estudia en el instituto Cristóbal Colón y decide terminar una pequeña carrera técnica después de los primeros años de la secundaria. Sus padres vuelven a Silao mientras él permanece viviendo en el departamento de Pino Suárez 36.

Mirada hacia la ventana del cuarto de A. González Caballero (2005)

Sus estudios dentro de la pintura se inician en una escuela de diseño publicitario y su trabajo, como el de todo artista en ciernes, en la búsqueda de ventas y exposiciones de su obra, logrando hacerlo en poco tiempo tanto en México como en Estados Unidos y Suiza, y sus pinturas formando parte de la galerías privadas de decenas de familias apoderadas mexicanas. Dirige una escuela de dibujo artístico, creándole a la misma un método de enseñanza partido de los libros pedagógicos de Paul Klee y Vasili Kandinski.


A. González Caballero junto al mural de su autoría en el comedor de su casa (Foto de Liz Valadés. Circa 1995)


Según sus palabras "poseedor de una personalidad autodestructiva" Antonio practica y se hace guía de La Ciencia de la Física Mental que trae a México en los años 40 el maestro Pedro Espinoza de los Monteros: un método basado en respiraciones y meditaciones de origen chino-tibetano creado por el ingeniero inglés Edwin John Dingle durante su estancia en China a principio del siglo XX. Esta filosofía no solo será importante para su vida personal sino que tendrá un lugar fundamental en las bases de lo que después se conocerá como el Método e actuación de Antonio González Caballero.

Portada del libro de La Ciencia de la Física Mental perteneciente a A. González Caballero


El repentino éxito de su primera obra teatral en 1961, Señoritas a Disgusto, cambió totalmente su vida artística (aunque nunca dejó la pintura), convirtiéndose de la noche a la mañana en un dramaturgo de primer orden. En menos de 10 años recibe los más importantes premios de crítica y sus textos son escenificados, televisados y filmados. El teatro envuelve cada vez más su vida y su trabajo hasta el grado de verse obligado, en 1969, a dar clases a actores en materias fuera de la dramaturgia, como actuación y expresión verbal, en la Academia Andrés Soler de la A.N.D.A. Ahí, según sus propias palabras, toma conciencia de las tremendas carencias en la pedagogía teatral de aquella época en México y decide conjuntar un grupo de alumnos en un taller que explorase los medios que tiene el actor para su desenvolvimiento en la escena. El taller exploratorio se mantiene activo hasta el final de su vida.

Después de una gran revisión, exploración y análisis de todo el arte teatral moderno de occidente, influencia primordial en la manera de actuar y ver el teatro en el México de aquella época, reconoce haber encontrado una serie de apoyos que, como la palabra lo indica, apoyan al actor en su proceso de creación de un personaje y así mismo a un reconocimiento de todos los estilos de actuación del teatro occidental de la modernidad: naturalismo, realismo, supernaturalismo y superrealismo. El trabajo de Antonio González Caballero en el campo de la actuación logra un sueño de muchos teatristas de México, el uso y la práctica de una técnica de actuación creada por y para el actor mexicano. Naturaleza e imaginación a partir del impulso interior, son los elementos básicos de ésta técnica de actuación.

Portada del libro del Método de actuación (Autor Gustavo Thomas © 2012)


González Caballero no estudió nunca en una escuela de teatro, ni tuvo un maestro que le enseñara concretamente a escribir teatro, a dirigir o a dar clases de actuación, sin embargo, la visión romántica del autodidacta es insostenible en él; su formación intelectual proviene de diferentes lugares, muy concretos: una visión del mundo que es el resultado de la decepción sufrida con la religión católica y su inmersión posterior en estudios de filosofía prehispánica y tibetana (al iniciar la exploración en su taller de actuación tendría aproximadamente 20 años de práctica en la llamada Ciencia de la Física Mental con el maestro Espinoza de los Monteros); sus conocimientos científicos sobre el interior humano se basan principalmente en las obras de investigación psicológica del siglo XX, primordialmente C. G. Jung y sus seguidores; sus conceptos artísticos son complementados con el arte griego clásico y la obra de William Shakespeare, interviniendo además fuertes influencias literarias que se aprecian sobre todo en su obra dramatúrgica, Las mil y una noches, Rabelais, Quevedo, Lewis Carroll, Flaubert, Chéjov, Strindberg y Kafka. La continua revisión de textos de la obra pedagógica de Stanislavski y Grotowski, además de una capacidad de observación privilegiada reúnen un acervo interior no basado sólo en la experiencia personal. Si habláramos de maestros de González Caballero, ellos serían todos los nombrados anteriormente.

Antonio González Caballero muere de un problema cardiaco a los 76 años, en mayo de 2003, en el mismo Centro Histórico de la Ciudad de México donde vivió la mayor parte de su vida. Nunca dejó ni de pintar, ni de escribir ni de explorar su método sino hasta el último día de su vida. No tuvo hijos, sólo alumnos, unos cuantos discípulos, y muchos amigos. Dejó una gran obra dramática y literaria (poesía, cuento y novela), miles de dibujos y pinturas, un método completo de creación de personaje, un método de manejo de la voz y varios pequeños métodos de actuación de estilo. Tras toda esa obra nos queda un pasmoso desconocimiento de su valor real dentro del arte de México y del arte universal; trabajo que nos es obligado estudiar, difundir, disfrutar y aplicar.


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 El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417 

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Texto, fotografías y vídeos en este Blog son propiedad del autor, excepto cuando se aclare otra autoría. Todos los derechos son reservados por el autor de este Blog. Si existe algún interés en usar textos, fotografías o vídeos propiedad del autor, sea uso comercial o no, es necesario hacer una petición por escrito y dirigirla por correo electrónico a Gustavo Thomas a gustavothomasteatro@gmail.com.


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viernes, 11 de mayo de 2012

González Caballero, padre. (En el noveno aniversario de su muerte)

Nota: Este texto fue leído en su primera versión, en Puebla, durante el primer homenaje a días de la muerte de González Caballero, en mayo de 2003. Ahora lo retomo en el noveno aniversario de su deceso.

Retrato de Antonio González Caballero (Digital Painting. 2011)
Antonio González Caballero (Digital Work Over Photograph. © Gustavo Thomas. 2011)


González Caballero, padre.

La contundencia de la acciones en la vida real pueden abrumarnos. González Caballero ha tenido una acción más que contundente para todos nosotros y reaccionamos a ello, que no nos abrume. Ahora que él ha muerto, no le busquemos cronologías para una buena biografía... "Enumerarlo, seguir el orden de sus días, me parece imposible; mejor buscar su eternidad, sus repeticiones. Sólo una descripción intemporal, morosa con amor, puede devolvérnoslo.", escribe el joven Borges en su texto sobre la vida del poeta Evaristo Carriego.

I

Transmitir por necesidad, debido a un continuo trabajo dentro de la meditación taoísta-tibetana donde se aprende a dar, a ofrecerse totalmente a los demás, al mundo, más allá de la fama o del reconocimiento...
Dar fue para González Caballero el principal impulso en su vida. El fue siempre, sin lugar a dudas, el maestro que da.
González Caballero dio con libertad, dio a todos; pintó y dio, escribió y dio, investigo una técnica de actuación y dio.
No hablo del amigo... ¿qué puedo decir de lo que el amigo dio?

González Caballero fue maestro de tres disciplinas durante su vida: la Ciencia de la Física Mental, la pintura y la actuación.

Estaba convencido que la dramaturgia no debía enseñarse, sino que leyendo y escribiendo el dramaturgo evolucionaría; un tanto engañosa apreciación la suya cuando en cada una de sus clases, en cada una de sus pláticas, hablaba de lo que había leído, lo analizaba, lo transformaba, escuchaba nuestros escritos, los comentaba, nos regañaba por ciertos crasos errores. Daba clases de dramaturgia también, así, en su muy particular estilo.

Desde la adolescencia con sus primeros estudios de pintura a nivel comercial, González Caballero resultaba para los demás ser un talentoso artista lleno de incertidumbres e impulsos destructivos. En los años 50's, a partir de su encuentro con la filosofía tibetana que en su versión occidental transmitía en México el maestro Pedro Espinoza de los Monteros, González Caballero tuvo un cambio radical en su vida y en su idea de dar. La fuerza que ese trabajo le diera transmitiéndolo durante nueve años lo llevó, entre otras cosas, a entrar de lleno a la pedagogía de la pintura, creó un método de aprendizaje en base a las investigaciones que a Paul Klee y Vasili Kandinski en los años 20 los hizo tan famosos como docentes en la Bauhaus alemana. De ese método de su primera escuela salieron algunos pintores y caricaturistas mexicanos de renombre.

Ese mismo dar siguió cambiando su vida, incursionó con tremendo éxito en la dramaturgia y a través de algunos accidentes del destino fue a caer a la clase de creatividad para actores en la escuela Andrés Soler de la ANDA. Siendo pintor y escritor González Caballero no conocía los secretos del arte de actuar, y con humildad, profundidad y genialidad entró en ello. En 1971 creo su primer taller de actuación de donde salió su técnica de actuación y decenas de actores con su sello; ese taller nunca se detuvo sino hasta el día de su muerte, literalmente.

II

En lo que llamo su singular manera de transmitir los conocimientos, González Caballero, fue para la gran mayoría de nosotros “un maestro” que, como dije anteriormente, siempre estaba enseñando algo. Lo llamábamos así, el maestro. Para quien le llamaba Toño (un caso especial) lo hacía porque se consideraba su amigo de confianza y sin embargo al visitarlo no se iba sin aprender algo de él, de su obra, de su trabajo, “Toño”, el amigo, se volvía un maestro también.

Una clase con González Caballero era un juego, y sin embargo uno intuía que estaba en algo mucho más profundo, en momentos sagrado; siempre había humor, cierto desparpajo y abstracción; su prodigioso uso de la imaginación se transmitía al mundo y uno salía de sus sesiones impulsado a crear, como si la imaginación del viejo nos hubiese contagiado de tal manera que solo faltara llegar a casa para que en la soledad se concretara esa idea surgida con su plática, con sus gestos, con su dar. Cuando González Caballero daba clases había algo en verdad de donde absorber, imposible no hacerlo; cuando el maestro hablaba, había algo que imaginar, y al final, siempre, algo que crear.

Seré también precavido, alguno comentará por ahí que no aprendía con él, que era aburrido o molesto, y está en su derecho de comentarlo; pero ahora sin precaución digo, seguro que esa errónea percepción habrá sido debido a prejuicios ante su personalidad, ante su forma de vestir, ante su actitud ante el dinero.

González Caballero gritaba, callaba a la gente, golpeaba mesas para llamar la atención con fuerza, soltaba madres (como él decía), e inmediatamente después sonreía como si no hubiera pasado nada, y sin más podía acercarte sus cinco dedos juntos en su muy original saludo.

En este amoroso y moroso recuento de mi experiencia como alumno recuerdo lo impresionante que era para mí el que un hombre de su baja estatura, de su actitud, con esa voz extrañamente aguda y ronca, se volviera tan grande en una clase. Para quien adoraba las personalidades fuertes González Caballero no era más que un desaliñado sin importancia, habría que imaginarlo ahora que ya no está: cerraba los ojos al hablar para concentrarse; hasta los años noventa fumaba sus Delicados y mantenía una parte de su bigote quemado y algo amarillo por el tabaco, así como las uñas de los dedos con que tomaba el cigarro; esa inexistente dentadura y sin embargo su hablar normal (se enorgullecía de su dicción que lo hacía no chochear, recuerdo); sus lentes y la marca que tenía de ellos en la nariz; su puente roto y su dedo abriendo más de lo normal una fosa nasal para respirar mejor: su eterna chamarra (que cuando llovía le gustaba porque decía que así podía aprovechar para lavarla); sus también eternos pantalones guangos y sucios; sus zapatos de vagabundo; su barba siempre con días sin rasurar... Sí, a esa personalidad no se le respetaba mucho, y sin embargo, sabiéndolo él, no buscaba imponer respeto a su persona, no reclamaba por ello, él estaba ahí enseñando, nos cambiaba la vida en la actuación, nos daba las armas para sobrevivir en ella.

Un compañero de mi entonces compañía Esférica Ludens, días antes de que muriera el maestro me escribía en un correo electrónico: "Debo apurarme porque quiero absorber a González Caballero, sus clases son para mí oro molido." Lo creo, tengo un poco de ese oro brillando en mis manos.

González Caballero siempre llegaba a tiempo, pero eso no significaba que en punto empezara a hablar del tema de clase, todo se iba dando con simpleza, platicando entrábamos en el tema, en los ejercicios. Su taller durante años empezó, fuera sábado o domingo, a las once de la mañana, y los ejercicios podían iniciar a las 12 o 1 de la tarde, pero nunca sentías que perdías tiempo; al fin estabas cerca de él.
En esa época que ahora recuerdo, a fines de los 80's, las sesiones eran en un amplio cuarto en la azotea de la casa de la maestra Román Calvo, que albergó al taller durante varios años; ahí fueron mis primeras clases de dramaturgia, con ellos dos y algunos compañeros leyendo mis obras después del taller de los sábados; eran en verdad pequeñas tertulias. Después de comer en algún restaurante cualquiera había que regresar a la casa de la maestra, escuchar la lectura de quien tuviera un texto, platicar, ir al cine. Con González Caballero eran fines de semana de continuo aprendizaje y disfrute.
Uno iba a aprender de actuación y aprendía también filosofía, cine (en eso era un experto), literatura, psicología, historia, chismes de esa historia, libertad, uno aprendía con él a ser libre. Es por eso que estoy convencido que algunos lo rechazaban, les daba miedo su libertad, no podían ser libres, nunca tanto como él.
Todo continuó de la misma manera hasta el final de su vida, las sedes del taller cambiaron pero la rutina de aprendizaje y disfrute permanecía.


III

Aprendí con él un nuevo concepto de la palabra rebeldía, y vaya que me costó trabajo y trabajos aprenderlo: ¿para qué gritar?, ¿para qué querer romper todos los esquemas frente a los demás? En tu vida, en tu obra, en tu simple andar puedes ser libre, esa es la mayor rebeldía y esa él la enseñaba sin necesidad absolutamente de nada más, viviendo, estando cerca, haciéndonos su amigo.
González Caballero siempre leía por su propio gusto, pero esa continua lectura refrescaba su obra, su clase, siempre había algo nuevo que reforzaba su trabajo, y todo era tan profundo, tan elevado, que a veces no nos dábamos cuenta de ello; era simple, risueño, simple, muy simple. Cuando uno lee sobre los maestros orientales taoístas puede tener una idea de dónde venía su maestría.

Invitábamos gente ajena al taller, gente a quienes les había sorprendido nuestra evolución, nuestra cultura, les decíamos que se los debíamos al maestro, entonces querían conocerlo; iban ciertamente ilusionados de conocer al maestro, y cuando lo veían o lo escuchaban o incluso cuando leían su obra, pocos, muy pocos lo alababan; la mayoría creía que nosotros éramos los grandes y que estábamos obsesionados, engañados con que él nos había dado cosas que en realidad nosotros aprendimos por nuestra cuenta. ¡Tontos, tontos, tontos!
González Caballero, con la apariencia de vagabundo que tenía, resulta ser el padre de una inmensa generación de actores y artistas de este país, es el padre de una técnica de actuación que manejan, mal que bien, decenas de jóvenes actores, es el padre de algunos dramaturgos entre los que me incluyo, es el padre de maestros de teatro... González Caballero no tuvo hijos biológicos pero fue un padre indiscriminado de artistas, nunca usó condón para enseñar, era un libertino del dar, a todos, a quien fuera, no respetaba nada ni a nadie.

Grotowski tenía razón, todos tenemos un padre artístico y no podemos renunciar a ese hecho indiscutible, González Caballero es el nuestro y querámoslo o no está en nosotros: “aquí en mi corazón, aquí en mi mente, aquí en mi creatividad”, él, siguiendo el eterno estribillo ante la muerte de alguien, no ha muerto, vive en nosotros.

Finalmente, como lo escribí hace unos años donde decía que nosotros, sus alumnos, estando vivo el maestro, ya lo habíamos matado porque no aceptábamos su paternidad ni la defendíamos ante los embates de los poderosos de la cultura en nuestro país, ahora lo digo también: estuve tantos años junto a él y sigo estándolo porque González Caballero hacía lo que decía, no mintió; eso no lo he encontrado en ninguna otra parte de mi país y tal vez esa sea la razón por la que ahora vivo a miles de kilómetros de él y no lo sufro en su ahora eterna ausencia física.

¡Qué importa que los críticos mexicanos lo tomen como uno de los peores escritores famosos de nuestro teatro! ¡Qué importa que los directores sean tan faltos de preparación que no logren entender sus propuestas y que los compañeros de profesión lo minimicen a tal grado de que haya parecido un ingenuo diciendo cosas bonitas!... Por supuesto nada más erróneo.
Pero, recordemos, González Caballero no estaba muerto en vida por esas personas que lo atacaban o minimizaban, sino por sus propios alumnos, sus discípulos y los que se decían sus amigos. ¡Antes de que alguien salte ofendido puedo lavarme las manos de mi “yo acuso”! Aclaro: no todos.
Seguramente aquí hay muy pocos, y en su entierro muchos menos, que hablan de lo importante de su obra creadora, no de que haya escrito varias obras y deban editarse sus obras completas, sino de la verdadera importancia de su obra artística... No tengo que haber estado ahí para saberlo. Es normal, moría el amigo, el hombre... tal vez no era tiempo de hablar de eso... No sé, tengo mis dudas.
Creo que aquellos que lo sepultaron vivo antes de esa terrible tarde de mayo de este 2003 no entendieron que su lucha por el reconocimiento del viejo no era para González Caballero ni para su obra sino para ellos mismos: una vez transmitida la verdad ésta no pertenece al maestro sino al alumno, está en su sangre, forma parte de él. Las puertas abiertas formaron parte ya de su propia constitución, de sus intereses creativos, el maestro se había depositado en ellos. En realidad se sepultaron a sí mismos no dándole el respeto merecido, no analizando sus textos, no leyéndolo con profundidad, rebajando sus investigaciones, no desarrollando su propia creatividad ante sus enseñanzas. La muerte del padre es inevitablemente la muerte del hijo.

Al final de este amoroso y despiadado recuento no dejemos perder esa parte que él dejó en nosotros, aprendamos a dar como él dio, aceptemos su paternidad sobre nosotros y elevemos nuestra creación como él lo hizo con la suya; después seamos libres.

Como a todo artista desaparecido, y eso es algo que indiscutiblemente González Caballero ha hecho, “desaparecer”, intentemos darle vida en un verdadero lugar dentro de nuestras vidas, a través de su obra creativa que corre aún por nuestras venas.

Saludos a todos desde Beirut, donde gracias a Dios no se hace tanto teatro.





Gustavo Thomas

Beirut, Líbano
Junio de 2003 
(Retrabajado en Toronto, Canadá. Mayo de 2012)







Texto, fotografías y vídeos en este Blog son propiedad del autor, excepto cuando se aclare otra autoría. Todos los derechos son reservados por el autor de este Blog. Si existe algún interés en usar textos, fotografías o vídeos propiedad del autor, sea uso comercial o no, es necesario hacer una petición por escrito y dirigirla por correo electrónico a Gustavo Thomas a gustavothomasteatro@gmail.com.

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El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417



jueves, 9 de septiembre de 2010

Antonio González Caballero Fotografiado en 1999

Antonio González Caballero en 1999
(Foto de Alejandro Yustiaza)



Alejandro Yustiaza, ex-compañero de Esférica Ludens, me envió hace unos días un rollo completo de fotografías recién digitalizadas de una sesión que tuvimos con González Caballero en algún momento del año 1999.

Hay algo interesante en este grupo de fotografías que, más allá de presentarnos otras imágenes del hombre González Caballero, nos ofrecen algunas de la que fue su última casa, en la avenida de 20 de Noviembre (aún en el centro Histórico de la Ciudad de México), con varias de sus pinturas al fondo y presentándonos otro lugar en donde él daba sus cursos y talleres, y donde impartía su método de actuación.

No hacía mucho González Caballero había sido operado en varias ocasiones y su estado físico estaba muy deteriorado, sumamente delgado y con una aspecto fatigado que las fotografías retratan claramente, sus manos en especial son un tanto impresionantes porque vemos sólo huesos y venas bajo la piel.

En esta entrada presento aquellas fotografías que presentan sólo a González Caballero, y en las siguientes presentaré otras pocas con él dando clase, platicando conmigo y en otras circunstancias.

Algunas fotografías tienen algo de polvo y rayones, debido al tiempo y a la digitalización. Sean amables.



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El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417



domingo, 25 de julio de 2010

El libro "Técnica de Apoyos al Actor de González Caballero" (1999)




En diciembre de 1999 pude al fin ver publicada una primera versión del libro de la técnica de González Caballero, "Técnica de Apoyos al Actor de González Caballero". Este libro fue publicado por mi parte en forma privada, y en un tiraje cortísimo de 50 ejemplares, ésto debido a la falta total de apoyo económico por parte de instituciones a las que se acudió durante años y a la falta de respuesta concreta de las editoriales; parte del dinero para la publicación fue donado por un compañero actor, Gustavo Ávila, amistades personales y por mí mismo. 

Es una edición que en su momento llamé "resumida" pero que en realidad se presentaba de una manera sencilla, no tan expandida como estaba originalmente planeado; la estructura de libro sigue la misma estructura del método de actuación de González Caballero y tiene al final algunos anexos con artículos sobre la técnica que yo había publicado en diferentes medios años atrás además de fotografías de los cuatro autores propositores, como los llamaba González Caballero: Anton ChéjovHenrik IbsenAugust Strindberg y Luigi Pirandello.

González Caballero pudo tener el libro en sus manos, hablar conmigo sobre él, dar sus cursos ayudándose con él y hacerle anotaciones. Tengo entendido que el libro que pertenecía a González Caballero fue heredado a Wilfrido Momox (alumno y último asistente del maestro), y que él lo utiliza también para sus clases de la técnica.






Libro "Técnicas de Apoyos al Actor de González Caballero" (1999) Index.


Libro "Técnicas de Apoyos al Actor de González Caballero" (1999) Index.


Por supuesto el libro se agotó de inmediato en aquellos días y hasta ahora no ha habido otra publicación del método de actuación de González Caballero. Estoy en el proceso de una nueva edición (Julio de 2010) un tanto más ambiciosa, con los textos originales que he publicado en el Blog del método y en base a la misma estructura del primer libro; será nuevamente una autopublicación pero ahora que ya he experimentado la autopublicación por internet (con mi libro de obras de teatro "Migajas y una obra más"), seguiré el mismo camino, así que podrá ser accesible a todo aquél que pueda "pedir" el libro para ser enviado a su domicilio, y si es posible hacer una versión en manera de libro electrónico para ser descargado de la red.


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ACTUALIZACIÓN (Agosto 2012).

 La nueva edición del libro del Método de actuación de Antonio González Caballero ya está disponible y se vende tanto en papel (paperback se llama en inglés) y en su versión electrónica (Kindle). Aquí los enlaces:


El libro del método de actuación de Antonio González Caballero (NO incluye el Método de Voz), en su versión en papel (en especie) está a la venta solamente a través de Internet, y en tres sitios: 

Amazon España:  
http://www.amazon.es/Método-Actuación-Antonio-González-Caballero/dp/1466261919

Amazon.com: 
http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 

CreateSpace: 
https://www.createspace.com/3677417


También está a la venta en formato electrónico (libro electrónico o ebook), en la tienda Kindle de Amazon:


Kindle amazon:  
www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-ebook/dp/B009HUT5AA



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martes, 6 de julio de 2010

"Atmósfera de Lugar". El departamento de Antonio González Caballero en 1996.






ATMóSFERA DE LUGAR. El departamento de Antonio González Caballero en 1996 on Vimeo by Gustavo Thomas



El miércoles 11 de febrero de 2009 recibí un correo proveniente de Angeles León (alumna del taller de Antonio González Caballero durante los años 90), en respuesta a mi entrada del 10 de febrero de ese mismo año sobre un pequeño video del exterior del edificio donde se encontraba el departamento donde González Caballero vivió, en diferentes intervalos, durante más de 50 años. (texto que publiqué después ahí mismo):


"Hola Gustavo:

Saludos.
Soy Angeles León. Alumna del Maestro González Caballero de 1992-1996. Yo viví la mudanza del maestro de Pino Suárez a Av. 20 de noviembre. También tengo un video con los murales del depto de Pino Suárez.
No sé si ya alguien te escribió, pero los murales fueron destruidos por el dueño del edificio. Incluso se lo dijo personalmente al Maestro, las palabras de este señor fueron "nos dió tanto gusto poder destruirlos, les echamos pintura, mierda y demás". Sea cierto o no, los que estuvimos con el maestro en esos días dimos por destruidos los murales. El maestro estuvo deprimido por varios días. Pero después pintó unos cuadros en blanco y negro, donde algunas caras se parecen a las del mural y el mismo maestro dijo que representaban el sufrimiento de los murales al momento de ser destruidos. Eran caras muy expresivas, grotescas y grandes. Hizo varios cuadros de ese estilo.
El edificio estaba siendo remodelado por dentro para rentar oficinas. Incluso al final el Maestro saludaba a los albañiles, hasta que le tocó turno a su depto para remodelar y fue cuando lo sacaron. Después de eso, se detuvo todo, como pudiste darte cuenta.

Eso es todo. Te mando un fuerte abrazo.

Sinceramente

Angeles León"


Y no fue si no hasta hace unas semanas, casi año y medio después, que recibí un correo más anunciando por fin la digitalización del video y la posibilidad de editarlo y publicarlo en Internet, dándole así su importancia en la comprensión de la obra y vida del pintor, teórico teatral y dramaturgo mexicano.

¿Por qué considero tan importante este video? 

Primeramente es un asunto personal: González Caballero fue mi maestro y amigo, y en muchos sentidos de mi vida fungió también como un padre. Por otro lado, aquél departamento del número 36 de la calle de Pino Suárez fue el lugar donde me eduqué teatralmente durante 9 años; ahí aprendí actuación, ahí me decidí a comenzar a escribir y ahí comencé a idear mis conceptos de dirección escénica, así como nació mi interés en la investigación por las artes escénicas. Por si fuera poco no fuí el único que vivió eso, ahí, en ese departamento, lo hicieron generaciones de actores, dramaturgos y directores tanto de su taller de actuación como amigos y desconocidos que buscaban ayuda en su trabajo profesional.

El departamento de González Caballero era tan peculiar como puede serlo el lugar donde ha vivido un artista, pintor, escritor y maestro: un lugar que se convierte en casa, sala de juntas, salón de ensayos, taller de pintura y escultura, escuela artística, etc. Sus cuartos eran galerías tanto de la obra pictórica de González Caballero como de la obra pictórica de su madre, quien en sus últimos años de mi vida (más de 20) se dedicó por completo a la pintura, además él mantenía una pequeña colección de piezas prehispánicas originales y pinturas de otros artistas de su generación. Había en su comedor un mural que en dos de sus paredes mostraban figuras que identificaríamos con lo mejor de la llamada escuela mexicana de pintura, de la que fue un heredero. Otras pinturas también fueron realizadas sobre la pared del pasillo principal.

Como nos aclara Angeles León en su correo aquellos murales fueron destruidos; una vez que salió González Caballero de ahí, lo único que quedó de ellos fue el recuerdo y algunas fotografías dispersas. 

Desde hace unos años he tratado de recabar información visual sobre todas las pinturas de González Caballero, incluyendo aquellos murales perdidos; he podido publicar una serie de fotografías en algunos sitos como Picasa y Flickr, y de los murales realicé una entrada en el Blog con fotografías que de ellos  tomó Liz Valadés, también alumna del taller de actuación, en los años 90. 

Hasta ahora no había habido más.

"Atmósfera de Lugar. El departamento de Antonio González Caballero en 1996" es el nombre que le he dado a la versión editada que realicé del video original (digitalizado de un VHS) que me dió Angeles León. "Atmósfera de lugar" es también el nombre de uno de los apoyos de la técnica de actuación que se impartía en ese departamento, y quien conoce el apoyo sabe que los personajes tienen un mundo con el espacio físico que habitan o trabajan, una historia, que cambia dependiendo de las experiencias con el lugar. El video, desde mi punto de vista, pretende recrear la sensación interior que nos dejó a todos aquellos que fuimos educados ahí, que vivimos de alguna manera ahí, y que mantenemos una atmósfera con ese "ahí" tan especial.

Para los ojos del nuevo espectador, no relacionado con la obra o la persona de González Caballero, es un paseo curioso por un lugar singular, y desde luego una ayuda para quien desea adentrarse en el conocimiento de la vida y la obra de este artista mexicano.

La música que he utilizado para la edición del video es obra de "Bosques de mi mente" (www.bosquesdemimente.com), quien muy amablemente aceptó la invitación para su inclusión. Sus piezas verdaderamente encajan dentro de mi idea de aquella atmósfera que se crea en nuestro recuerdo físico y mental, y en conjunto con las imágenes el video adquiere una gran fuerza y profundidad. 






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El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417




domingo, 9 de mayo de 2010

El Foco recuerda a Antonio González Caballero en 2010


Recibí un correo electrónico sobre las actividades que el El Foco realizará para recordar la obra del maestro González Caballero en el aniversario de su muerte:



Hola a todos:
Este mes de mayo se cumplen 7 años de ausencia física de González Caballero...
Del 12 al 16 de mayo sigue viva su obra, los invitamos a que corran la voz para que nos acompañen a las distintas actividades que hemos organizado este año para recordarlo.
La entrada es libre y para todo público.
El dibujo que ilustra el cartel fue pintado por Caballero en 1964.
Por la difusión de la obra de AGC
Wilfrido Momox
Dir. artístico

Alessandro Perera
Coordinador General
Centro Cultural el FOCO (55 74 90 11)
"Arte cuidando el futuro"
coordinacion@teatrodelarbol.com
044 55 40 49 33 98
www.teatrodelarbol.com




 
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sábado, 4 de abril de 2009

Antonio González Caballero pintor, y cuatro fotografías de Lis Valadés.


Hace unas semanas recibí el agradable correo electrónico de una alumna de Antonio González Caballero, Lis Valadez, quien actualmente trabaja como directora de teatro y maestra de actuación en la ciudad de León, Guanajuato, México. Lis es una devota del método de actuación de González Caballero y en su correo expresaba interés en conjuntar esfuerzos conmigo para recabar material de todo tipo alrededor del trabajo de nuestro maestro en común.

Una de las mejores sorpresas de este contacto con Lis fue el saber que ella poseía algunas fotografías (y otros documentos) de aquél mural que González Caballero había pintado en el comedor de su casa de la calle de Pino Suárez en el Centro Histórico de la ciudad de México, mural que al parecer fue destruido por el dueño del edificio en venganza por el retraso que González Caballero le provocó en el desalojo de su edificio. Lis además posee una fotografía que tomó de González Caballero pintando en la casa de la calle de 20 de Noviembre, también en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Las cuatro fotos que muestro en esta entrada del Blog tienen historias que Lis Valades nos comparte con un agradable sabor del buen recuerdo, entre estas historias podemos encontrar someras descripciones de algunos ejercicios del taller del método de actuación en casa de González Caballero.



González Caballero pintando…


Lis Valadez:

“La foto que aquí te mando es producto de una sesión fotográfica pedida por el mismo Maestro. Yo, a la par de estudiar Teatro estudié fotografía; el vió mi material y quiso que lo retratara al igual que lo hice en su depa de Pino Suárez con sus murales para guardarlos antes de su destrucción. En la sesión se puso muy inquieto y nervioso por tener la camara en frente entonces se paró y dijo: -“Esperame un poco niñita"-... se fué al cuarto (en la casa de 20 de noviembre) y regreso con acuarelas, papel y agua, se sentó y dijo: -"Ahora sí, mientras me tomas fotos yo te pinto"-... y así comenzamos la sesión. He tratado de encontrar ese dibujo mío pero no hay ni rastro de él.... sólo en esta foto, que con mucho cariño ahora te comparto.”

“Cuando se trata de lo que viví al lado del maestro, es dificil detener el torrente de recuerdos desbordados que llegan a mi corazón, bendigo el día que toqué a su puerta y lo ví con sus pantuflas de garritas, su bata y su cazuela en la mano con unos huevos estrellados, ya que ese día fue el inicio de mi nueva vida y de una linda amistad que me unió a él en la cual me abrió no sólo las puertas al conocimiento si no también las puertas de su corazón.”






El Mural de Pino Suárez 36

Este mural era una muestra de lo que se llama "Escuela mexicana de pintura" y que sigue la línea de los muralistas mexicanos de los años 30: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, como los más representativos. González Caballero antes de ser dramaturgo era pintor, daba clases de pintura e incluso usaba una técnica de enseñanza propia. Tenía cierto orgullo de contar un encuentro con Diego Rivera cuando este último fue a visitar una exposición del entonces muy joven González Caballero; Rivera le escribió un elogio y González Caballero lo mostraba en algunas ocasiones.

Las pinturas de las fotos eran parte de un mural de 4 paredes en un cuarto de unos 6 x 6 metros mostrando escenas de jóvenes campesinos recolectando comida o dispuestos a compartirla entre ellos. De colores vivos y con personajes muy ligados a aquellos que acostumbramos ver en esa escuela mexicana de pintura, el mural imbuía de un ambiente muy especial el cuarto comedor con muebles de estilo Artdeco.

A todos y cada uno que visitaban su casa le sorprendía aquél cuarto, y a nosotros sus alumnos simplemente nos maravillaba su existencia y se convertía en parte de la escenografía mítica que envolvía a nuestro maestro. Ahí González Caballero nos leía sus piezas nuevas, sus cuentos o sus novelas, ahí también revísabamos su archivo (había un archivero de oficina en el cuarto) y nos daba clases. Ahí yo leí algunas de mis primeras piezas, y ahí, lo recuerdo también, maté un pequeño ratón por descuido, simplemente lo pisé caminando hacia atrás mientras miraba los detalles del mural cerca del techo.


Lis Valadez:

“Ambas son de los murales de Pino Suárez... Inmediatamente me vino a la mente el cuarto con la duela totalmente apolillada, parecía como si entrara a un lugar que existió hace mucho tiempo....

“Recordé también las veces que nos escurríamos por su depa para poder meter el Elemento... a mí en particular me gustaba meterme a la cocina... pero aveces me metía en alguno de los cuartos de la entrada donde estaban los murales... siempre obscuros... en penumbras... que como fantasmas ancestrales me contemplaban. Era un cuarto frío. Y recuerdo bien que a un personaje que hice una vez, un niño de cinco años,.... le aterró.... y lloró y salió corriendo pensando que era un calabozo resguardado por gigantes..........” (1)


Lis:

"Al enviar revelar unos de los negativos que tenía guardados, mismo que mandé revelar en su totalidad, me sorprendió ver una imagen que no recordaba tener, es la foto del maestro junto a uno de los murales de la casa de Pino Suárez. Sentí un vuelco en el corazón. !No recordaba haberla tomado! Y qué genial que quiso aparecer para este propósito. El incosnciente hace que olvidemos momentos vividos, para luego sorprendernos e iluminar nuestra vida..."



En uno de los correos que me envió Lis se despide en el mismo tono que sus anteriores comentarios:


“La magia nos rodea como bien dices en tu última entrega del método... y al menos para mí era como ingresar en otro mundo desde que gritábamos en la ventana por la llave. El ingresar por esas obscurísimas escaleras,.... un laberinto interno donde hacia frio y sabíamos que había una luz al final del túnel... Y esa luz era la sabiduría que nos deleitaba cada vez, una vez en una mecedora, otra en la cama con colcha rosa tejida... ¿Dónde me sentaré hoy? ¿Junto al ropero con
espejo o en la sillita pequeña que parece de los enanitos de blanca nieves... ?”



(1) El ejercico del que habla Lis debió ser realizado en uno los talleres de actuación que González Caballero daba en su casa; todo éramos libres de trabajar por toda la casa y usar los objetos que había en ella. El ejercicio pertenece a la exploración de personajes con el Apoyo Elemento. Para mayor información sobre este apoyo dentro del método ir al link: http://agcmetodo.blogspot.com/2007/02/el-origen-y-el-fin-de-todo-est-en-los.html

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El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417



Gustavo Thomas. Get yours at bighugelabs.com

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