miércoles, 1 de junio de 2016

Antonio González Caballero (Una biografía mínima)


Antonio González Caballero


Primero pintor y después dramaturgo, vive siempre inmerso en su época y en su lugar de trabajo, toda su vida la pasó en su país natal, México, y la mayor parte (alrededor de 70 años) en el Distrito Federal. Huérfano, nació en 1927 en San Luis Potosí (posiblemente de una familia de origen judío), siendo adoptado a los 9 años de edad por un matrimonio de Silao, Guanajuato, donde pasó parte de su infancia y pubertad. A mediados de los años 30 la familia González Caballero se desplaza hacia la ciudad de México y habita un departamento en un edificio de la calle Pino Suárez, en el no. 36, en pleno Centro Histórico del Distrito Federal.

Entrada al edificio de Pino Suárez 36 (2005)



Desde muy pequeño Antonio da pie para reconocer en él aptitudes artísticas, especialmente hacia el dibujo y la literatura; antes de los 15 años, según sus propios recuentos, lee todos los textos clásicos que le son accesibles y crea historietas que imitaban aquellas que veía en los periódicos de la época. Estudia en el instituto Cristóbal Colón y decide terminar una pequeña carrera técnica después de los primeros años de la secundaria. Sus padres vuelven a Silao mientras él permanece viviendo en el departamento de Pino Suárez 36.

Mirada hacia la ventana del cuarto de A. González Caballero (2005)

Sus estudios dentro de la pintura se inician en una escuela de diseño publicitario y su trabajo, como el de todo artista en ciernes, en la búsqueda de ventas y exposiciones de su obra, logrando hacerlo en poco tiempo tanto en México como en Estados Unidos y Suiza, y sus pinturas formando parte de la galerías privadas de decenas de familias apoderadas mexicanas. Dirige una escuela de dibujo artístico, creándole a la misma un método de enseñanza partido de los libros pedagógicos de Paul Klee y Vasili Kandinski.


A. González Caballero junto al mural de su autoría en el comedor de su casa (Foto de Liz Valadés. Circa 1995)


Según sus palabras "poseedor de una personalidad autodestructiva" Antonio practica y se hace guía de La Ciencia de la Física Mental que trae a México en los años 40 el maestro Pedro Espinoza de los Monteros: un método basado en respiraciones y meditaciones de origen chino-tibetano creado por el ingeniero inglés Edwin John Dingle durante su estancia en China a principio del siglo XX. Esta filosofía no solo será importante para su vida personal sino que tendrá un lugar fundamental en las bases de lo que después se conocerá como el Método e actuación de Antonio González Caballero.

Portada del libro de La Ciencia de la Física Mental perteneciente a A. González Caballero


El repentino éxito de su primera obra teatral en 1961, Señoritas a Disgusto, cambió totalmente su vida artística (aunque nunca dejó la pintura), convirtiéndose de la noche a la mañana en un dramaturgo de primer orden. En menos de 10 años recibe los más importantes premios de crítica y sus textos son escenificados, televisados y filmados. El teatro envuelve cada vez más su vida y su trabajo hasta el grado de verse obligado, en 1969, a dar clases a actores en materias fuera de la dramaturgia, como actuación y expresión verbal, en la Academia Andrés Soler de la A.N.D.A. Ahí, según sus propias palabras, toma conciencia de las tremendas carencias en la pedagogía teatral de aquella época en México y decide conjuntar un grupo de alumnos en un taller que explorase los medios que tiene el actor para su desenvolvimiento en la escena. El taller exploratorio se mantiene activo hasta el final de su vida.

Después de una gran revisión, exploración y análisis de todo el arte teatral moderno de occidente, influencia primordial en la manera de actuar y ver el teatro en el México de aquella época, reconoce haber encontrado una serie de apoyos que, como la palabra lo indica, apoyan al actor en su proceso de creación de un personaje y así mismo a un reconocimiento de todos los estilos de actuación del teatro occidental de la modernidad: naturalismo, realismo, supernaturalismo y superrealismo. El trabajo de Antonio González Caballero en el campo de la actuación logra un sueño de muchos teatristas de México, el uso y la práctica de una técnica de actuación creada por y para el actor mexicano. Naturaleza e imaginación a partir del impulso interior, son los elementos básicos de ésta técnica de actuación.

Portada del libro del Método de actuación (Autor Gustavo Thomas © 2012)


González Caballero no estudió nunca en una escuela de teatro, ni tuvo un maestro que le enseñara concretamente a escribir teatro, a dirigir o a dar clases de actuación, sin embargo, la visión romántica del autodidacta es insostenible en él; su formación intelectual proviene de diferentes lugares, muy concretos: una visión del mundo que es el resultado de la decepción sufrida con la religión católica y su inmersión posterior en estudios de filosofía prehispánica y tibetana (al iniciar la exploración en su taller de actuación tendría aproximadamente 20 años de práctica en la llamada Ciencia de la Física Mental con el maestro Espinoza de los Monteros); sus conocimientos científicos sobre el interior humano se basan principalmente en las obras de investigación psicológica del siglo XX, primordialmente C. G. Jung y sus seguidores; sus conceptos artísticos son complementados con el arte griego clásico y la obra de William Shakespeare, interviniendo además fuertes influencias literarias que se aprecian sobre todo en su obra dramatúrgica, Las mil y una noches, Rabelais, Quevedo, Lewis Carroll, Flaubert, Chéjov, Strindberg y Kafka. La continua revisión de textos de la obra pedagógica de Stanislavski y Grotowski, además de una capacidad de observación privilegiada reúnen un acervo interior no basado sólo en la experiencia personal. Si habláramos de maestros de González Caballero, ellos serían todos los nombrados anteriormente.

Antonio González Caballero muere de un problema cardiaco a los 76 años, en mayo de 2003, en el mismo Centro Histórico de la Ciudad de México donde vivió la mayor parte de su vida. Nunca dejó ni de pintar, ni de escribir ni de explorar su método sino hasta el último día de su vida. No tuvo hijos, sólo alumnos, unos cuantos discípulos, y muchos amigos. Dejó una gran obra dramática y literaria (poesía, cuento y novela), miles de dibujos y pinturas, un método completo de creación de personaje, un método de manejo de la voz y varios pequeños métodos de actuación de estilo. Tras toda esa obra nos queda un pasmoso desconocimiento de su valor real dentro del arte de México y del arte universal; trabajo que nos es obligado estudiar, difundir, disfrutar y aplicar.


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 El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417 

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Texto, fotografías y vídeos en este Blog son propiedad del autor, excepto cuando se aclare otra autoría. Todos los derechos son reservados por el autor de este Blog. Si existe algún interés en usar textos, fotografías o vídeos propiedad del autor, sea uso comercial o no, es necesario hacer una petición por escrito y dirigirla por correo electrónico a Gustavo Thomas a gustavothomasteatro@gmail.com.


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viernes, 13 de mayo de 2016

Duocronía (Función de Butoh en La Capilla)




Vi en La Capilla "Duocronía", un trabajo de Butoh de la compañía mexicana Teatro Prieto, dirigida por Coco Villarreal, en lo que parece fue su última función.
La experiencia como espectador es aquella que yo personalmente busco en un trabajo de Butoh, hundirme en un espacio de tiempo y lugar únicos, una transportación inmediata frente el trabajo de los butohkas, atracción total hacia la escena y vivir junto a ellos lo presente.
La pieza pareciera partida en dos momentos/historias inconexas, pero al aceptarse la convención, al asumirla, los espectadores la disfrutamos sin más preguntas.
Aún cuando vemos a cuatro butohkas en escena, Duocronía evidentemente se sustenta en el performance de Coco Villarreal y de Valeria Monforte, con una enorme presencia física de Coco, y una tensión emotivo imaginativa interna de Valeria verdaderamente remarcable. Su línea directa del interior al exterior (su cuerpo en movimiento) es tan clara que somos transportados por la apariencia de su tensión ocular con una gran inmediatez, y sin pensarlo recordé los trabajos de aquellas enormes butohkas del Butoh japonés de los años 70s influenciadas por Hijikata mismo.
La exposición de las habilidades físicas y vocales de Coco ,-un cuerpo fuerte, ágil y bien entrenado para el teatro físico, y una voz educada operísticamente-, en mi personal punto de vista, más estorban que aportan a su gran presencia escénica como butohka. Me hubiera gustado seguir viendo más clara su línea interior performativa que la exposición exterior de esas habilidades -que, por otro lado y evidentemente, tienen una razón creativa de estar-. Su transformación final hacia una completa forma femenina vieja es muy interesante, envejecemos con ella a su paso lento, pero su canto bien podía haber sido el de ese mismo personaje dolido y decrépito en vez de aquél de un hombre joven y con voz bien educada.
Me alegra ver también un Butoh mexicano más libre de la forma dancística occidental y con juegos coreográficos más propios, digo yo, de lo que podríamos llamar el Butoh de los años 70s, sumada a la teatralidad del juego transformativo de Coco.
Aunque entiendo que no era un premisa del montaje, me extrañó un poco leer una cita de Kazuo Ohno en el programa. No creo haber visto en escena la tradición performativa de Kazuo Ohno, aunque sí uno de los objetivos de ese primer Butoh de la caótica teoría personal de Hijikata, el momento infinito del cuerpo que se vuelve algo inmaterial.
Duocronía no es un Butoh del cuerpo muerto, es un Butoh de cuerpos vivos y en crisis, de cuerpos que se transforman y que son comprometidos por su vida misma, tal vez apabullados completamente por ella.


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jueves, 15 de octubre de 2015

The Valley of Astonishment (El Valle del asombro) en el Teatro de las Artes (México)

The Valley of Astonishment (Teatro de las Artes. México, 2015)



Ayer vi The Valley of Astonishment (El Valle de los asombros) en el teatro de las Artes, la pieza que trajo Peter Brook y Marie-Hélène Estienne (Théâtre Des Bouffes Du Nord) al Festival Cervantino de este año 2015.

Como me ha resultado en los últimos años al ver los trabajos de Brook, ver la pieza fue como refrescarme en las bases de la actividad teatral occidental, pura y simple, con el actor/actriz contando un texto como punto de partida, bien dicho, bien actuado, con el uso de la imaginación, la voz y el movimiento básico y simple para contar la historia.

Por otro lado el tema, que parece ya una obsesión en los últimos trabajos de Brook y Estienne, alrededor de las maravillas del cerebro humano (en este caso la llamada “sinestesia”), me sumió en un verdadero valle de asombros sobre una de nuestras propias capacidades -o incapacidades- cerebrales, sus posibilidades y su dramática presencia en un mundo que no las recibe de manera cotidiana.

Mi propio trabajo en escena con el uso continuo de la memoria a través de imágenes y sus intricaciones en mi interior y en mi movimiento físico me dio una cercanía que no otra pieza me ha dado en los últimos años.

El legado de Brook es volver a un teatro básico y simple, puro y limpio.

Agradecí la presencia de un muy joven actor mexicano dentro de esta compañía.




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martes, 29 de septiembre de 2015

Inicia un Taller abierto de la técnica de actuación de Antonio González Caballero (Ciudad de México, 2015)


Gustavo Thomas y Antonio González Caballero *



El destino me ha traído nuevamente a la ciudad de México y puede que siga aquí por uno o dos años más, así que es un buen momento para aprovechar este tiempo aparte de la creación de textos y montajes.

Cada sábado de 11 a 13 hrs, a partir de este octubre 2015,  estaré ofreciendo un taller abierto alrededor de las exploraciones del maestro Antonio González Caballero sobre la técnica del actor.

Este taller no es un curso del método de actuación como tal, su objetivo es refrescar, explorar y si es posible renovar los apoyos (o acaso desarrollar en su momento otros) que Antonio González Caballero exploró durante los últimos 35 años de su vida. Es un laboratorio en sí mismo, inspirado en aquellos que el mismo González Caballero ofreció durante años a diferentes camadas de actores y actrices. 

Al ser un taller abierto los interesados pueden acercarse a trabajar por un solo día, una temporada y volver cuando lo crean necesario. De la misma manera los interesados en tomar el taller, sea una o varias sesiones, deberán estar abiertos a una exploración de laboratorio y no esperar los resultados que se exigen de una clase o curso de actuación; sin embargo reconocerán que el mismo trabajo práctico con los apoyos y la creatividad continua sobre la escena en base a ejercicios de exploración formarán un bagaje escénico de valía incalculable para su trabajo profesional.

Para aquellos que no conocen mi trayectoria junto al trabajo de Antonio González Caballero:

Gustavo Thomas... 

-fue alumno y discípulo de González Caballero desde 1982 hasta 1991, iniciando en el Instituto de Arte Escénico y posteriormente en su taller-laboratorio;

-fue adjunto de cursos y clases con el maestro en diferentes escuelas de actuación y universidades, 

-ha sido maestro y guía del método de actuación desde sus 17 años y hasta la fecha; 

-ha trabajado y explorado en sí mismo y con diferentes generaciones de actores y actrices desde mediados de los años 90, tanto en diferentes talleres, con su compañía de teatro (Esférica Ludens) y en talleres en varias partes del país y del mundo; 

-es el recopilador y editor del libro que reúne lo que es ya llamado "Método de actuación de Antonio González Caballero"; 

-ha escrito diferentes artículos sobre el tema y su relación con otras técnicas de actuación alrededor del mundo, tanto en sus diferentes blogs, como en revistas especializadas;

-ha participado activamente promoviendo el trabajo teórico de Antonio González Caballero a través de conferencias, presentaciones de su libro y demostraciones del trabajo en decenas de teatros, foros independientes, escuelas y universidades.


Lugar del taller:  Rosales no. 1 departamento 103 (entre Reforma y San Cosme. Metro Hidalgo. Contra esquina del parque del panteón de San Fernando.)

Horarios: Sábados de 11:00 a 13:00 hrs

Donativo por sesión: $50.00 MXN

Requerimientos básicos: El trabajo será siempre con ropa cómoda y sin zapatos. No aretes, collares, relojes de pulso o pulseras. 


pueden contactarme para más informes a través de mi correo electrónico: gustavothomasteatro@gmail.com o a través de mi página oficial: www.gustavothomas.com 


* (Fotografía tomada por Alejandro Yustiaza.)

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 El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios: Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919 CreateSpace: https://www.createspace.com/3677417 ======================================================= 
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miércoles, 19 de agosto de 2015

Reencuentro con un padre


Jaime Soriano durante la clase magistral Training Post Grotowski.
(Still extraído de Teatralia TV. México, 2015)



Refrescar la memoria del cuerpo es refrescar la experiencia como alumno-hijo que fui, soy y seré.

Hoy me reencontré prácticamente no solo con la fuente de la metodología de un entrenamiento que me fue transmitido hace más de 20 años, sino que me reencontré con la enorme presencia que tienen en mi vida dos de mis padres escénicos: Jaime Soriano y Jerzy Grotowski.
Tuve que volver a trabajar con uno directamente y escucharlos a los dos para que en mi cuerpo se despertara esa consciencia de algo que en realidad he seguido trabajando toda mi vida creativa y que ellos con sus palabras y acciones directas sembraron en mí formando parte intrínseca de mi personal método de trabajo escénico.

Jaime no es un transmisor que firmó una especie de contrato para transmitir sin cambios el trabajo de Grotowski, es un maestro que transforma el trabajo de su propio maestro en el sentido más puro de la experiencia exploratoria.

Sí, no tengo ninguna duda, "todos somos hijos de alguien".


(Clase magistral Training Post Grotowski por Jaime Soriano en Los talleres de Coyoacán. Gustavo Thomas. Agosto 18, 2015)

Trabajando el training con Jaime Soriano
(Still extraído de Teatralia TV. México, 2015)


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martes, 24 de marzo de 2015

“Cuerpos lánguidos” Ensayo -Gustavo Thomas Butoh Vlog (2015-03-23)-


Una prueba del trabajo que Omar Ramírez y un servidor tuvimos en el ensayo de mi próximo espectáculo de Butoh "Cuerpos lánguidos". Mucho más por venir...








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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Adiós a Fernando Moguel


jueves, 6 de marzo de 2014

Butoh: ¿Danza o Teatro?


Gustavo Thomas durante el ensayo de "Las cenizas del maestro" (Toronto, Canada. © 2014)


Cuando me enfrento a una posible presentación de mi Butoh, cuando la experiencia del Butoh la debo convertir inevitablemente en un arte escénico los demás me obligan a pensar en ciertos tópicos un tanto complicados para un practicante que no es teórico: ¿Qué es el Butoh? ¿Danza o Teatro o Danza-Teatro?

En español (que es mi lengua materna) y en occidente, con nuestro afán de definir las cosas ligadas a otras disciplinas, insistimos en agregar las palabras danza y teatro a la palabra Butoh. Mucho de esta confusión tiene que ver que el nacimiento del Butoh se dio en el mundo de la danza occidental en Japón -tanto Tatsumi Hijikata como Kazuo Ohno, creadores del Butoh, fueron educados inicialmente con la tradición de la danza expresionista alemana-, de eso no hay duda, y, que al no ser evidentemente una danzacomo la reconocemos en occidente le agregamos la palabra teatro para definir que se realiza sobre un escenario y usa una gran cantidad de nuestros referentes de la teatralidad: maquillaje, vestuario, escenografía, luces, transformaciones físicas y gestuales, etc. 

Con el tiempo esta disciplina artística ha perdido la otra palabra con la que Tatsumi Hijikata en el inicio la singularizaba y le daba su separación de las "otras danzas", Ankoku 暗黒, oscuridad -o espiritualidad como lo define personalmente Natsu Nakajima-. La palabra japonesa para Butoh 舞踏 incluye el caracter para danza 舞. Así, en japonés, es 暗黒舞踏, Ankoku Butoh o Danza de la oscuridad (o si se prefiere Danza de la espiritualidad).

Lo que me impresionó al ver por primera vez una función de Butoh (a Kazuo Ohno en el homenaje a su madre durante un festival cervantino en México) fue, no que vi a un bailarín pero a un hombre que a través del movimiento de su cuerpo, me movió y tocó hasta la fascinación, al grado que no lo olvidé en 20 años que tardé en tomar mi primera sesión de Butoh, buscando aquello que él me ofreció con su trabajo aquél día y que permanecía fresco y poderoso en mi interior. Nunca pensé, insisto en decirlo, ni he pensado en él como un bailarín ni como un actor. 

Aún cuando Kazuo Ohno no acostumbraba usar la palabra Ankoku al referirse al Butoh, estoy seguro que lo que vi aquél día fue ese mundo espiritual que la palabra Ankoku significa, yo vi 暗黒舞踏 Ankoku Butoh en él.

Hurgando en la historia de esta disciplina descubrí que en una crisis personal, y cuando otros están a una edad que simplemente se retiran de la danza, Kazuo Ohno dejó de presentarse públicamente por casi 10 años para entender y explorar lo que para él era el Butoh, buscando limpiarse de todo aquello que lo había caracterizado como bailarín de danza moderna en el pasado. Prácticamente durante toda la década de los 60s Kazuo Ohno trabajó al lado de Tatsumi Hijikata en la versión que éste último tenía del Ankoku Butoh, muy ligado al mundo de la vanguardia japonesa que lo catalogaba entre el happening y la danza, entre el escándalo y la revolución; la diferencia de personalidades y razones de hacer arte los llevó a su inevitable separación. Algunos críticos mencionan que fue la diferencia entre el Ankoku-oscuridad de Hijikata y el Cristianismo-Luz de Kazuo Ohno (Kazuo profesaba abiertamente el cristianismo).

Kazuo Ohno volvió a la escena (dirigido por Hijkata) a mitad de los años 70s y se volvió inmensamente famoso trabajando en los escenarios durante 30 años más, mientras Hijikata se recluyó en su estudió y murió a una relativa temprana edad (a los 58 años, en 1986), dejando decenas de alumnos que ofrecieron su propia versión del Butoh que éste les había transmitido.

Antes de su muerte la exploración de Hijikata estuvo encaminada a la creación de un nuevo arte escénico codificado que según él podría crear toda una tradición formal con raíces japonesas milenarias y contemporáneas. Para bien o para mal, no lo completó (según algunos investigadores solo completó 1200 movimientos-imágenes entre 1972 y 1976 y que no trabajó más), y el Butoh que desciende de él es por consecuencia una gama impresionante de posibilidades abiertas dependiendo de quién lo trabaje y transmita.

Kazuo Ohno, sin ser un teórico como Hijikata, siguió transmitiendo su experiencia espiritual hasta su muerte (a los 104 años, en 2010) con posibilidades aún más abiertas que las del mismo Hijikata, dejando a su hijo, Yoshito Ohno, como heredero de su trabajo y transmisor vivo de su propia experiencia. Yoshito Ohno, quien trabajó de adolescente en el grupo de Hijikata y de adulto al lado de su padre, es un conocedor vivo de la historia del Butoh y un butohka activo a sus 79 años; él transmite el Butoh a quien se acerque a su estudio sin reparo en la cultura anterior de quien está interesado, no importando si es bailarín, actor o persona fuera del arte escénico; en el espacio estudian Butoh jardineros, maestros de idiomas, bailarines, actores, coreógrafos, directores, fotógrafos, cantantes, ingenieros, etc.

La experiencia de Kazuo Ohno ha sido preponderante para mi exploración dentro del Butoh, y he ido a Japón en busca de sus enseñanzas a través de su hijo Yoshito; ellos son mis maestros y mi mayor influencia.

Posiblemente, y salvando las comparaciones absurdas, yo, como Kazuo Ohno, también esté en una crisis de limpieza y descubrimiento de mi propio Butoh, limpiándome a mi mediana edad de mi propia teatralidad y de mis propias tradiciones escénicas.

Tengo ahora la certeza de que no necesito ser un bailarín para hacer Butoh ni haber tomado clases de danza para poder mover mi cuerpo. De la misma manera que no creo que se necesite haber estudiado como actor o saber de teatro para hacer Butoh ante un grupo de espectadores o descubrir y exponer nuestras historias interiores en un escenario.

Creo fervientemente que puedo llegar al Butoh a través del Butoh mismo, a través de mi de mi propia espiritualidad, de mi propia oscuridad y de mi propia luz, sin la danza y sin el teatro arrastrando sus tradiciones con él. Cuando lo pienso así, descanso, y entonces soy más libre; no pienso en bailar ni en actuar, y ni siquiera pienso en la necesidad de estar en un escenario para presentarlo.

Pero cuando debo hacerlo, entrar a un escenario y hablar en términos técnicos y exponer las conceptos para que los demás los entiendan, debo entrar en una especie de engaño conmigo mismo y los demás, y usar términos teatrales o dancísticos, pero no sufro ni entro en conflicto, lo dejo ir, es efímero y simple, y ellos se calman, trabajan conmigo y no cuestionan más.

¿Qué es el Butoh entonces? ¿Danza o teatro o Danza-Teatro? Es evidente que no lo sé, pero también que no me interesa. Tú haz tus propias conclusiones. Yo le llamaré simplemente Butoh.





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martes, 28 de enero de 2014

A José Emilio Pacheco (en el día de su muerte)


¡Lloremos al poeta 
que recién ha muerto!

Leamos esos sus libros, 

cantemos esos sus versos;

despertemos al mundo que nos abrieron sus ojos;

fijemos memoria en sus palabras listas, hermosas,

certeras,

y enterremos el miedo
 de olvidarlo 

como se olvida al loco solitario en el destierro.

Lloremos, mexicanos,

a aquél que se nos ha ido.

¡Leamos sus libros,

cantemos sus versos!



(Gustavo Thomas © 2014)






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domingo, 24 de noviembre de 2013

Invocación (Teatro) de Gustavo Thomas ya está publicada y en venta


Portada de Invocación, publicado en noviembre 2013


En 2002, cuando aun trabajaba en lo que había quedado de mi compañía teatral Esférica Ludens, escribí un esbozo de Invocación. Yo transmitía a mi pequeñísimo grupo de actores la tercera parte del método de actuación de Antonio González Caballero, el Supernaturalismo, y usábamos como texto de trabajo escenas de El Pelícano de August Strindberg; ahí comencé a imaginar el escribir una nueva obra derivada de estas escenas trabajadas en el taller de mi compañía. Invocación sería entonces una especie de continuación de los hechos de esa pieza, pero con personajes mexicanos. Un año después abandoné Esférica Ludens y del mismo modo abandoné la creación de esa pieza; iniciaba un viaje por el mundo que aún hoy no termina.

En 2004, cuando me encontraba ya fuera del país y viviendo en Beirut, sin hacer teatro y sumido en uno de los veranos más húmedos y depresivos de mi vida, recomencé a escribirla, pero esta vez se sumaba el peso de la lejanía de mi propia tierra y de la terrible pérdida que sentía ante la muerte de mi primer maestro teatral, González Caballero (en mayo de 2003), y posteriormente la muerte de mi padre (en enero de 2004). La técnica de actuación que había aprendido y transmitido durante tantos años salía en todo aquello que yo escribía, así mismo mi propia familia y sus historias, las leyendas de su llegada a México y los cuentos que me fueron relatados por mi madre sobre su vida en Chiapas a mediados del siglo pasado; todo corría como agua fresca, fluyendo en mi cabeza a diario aún en mis sueños, en un interminable monólogo interno que solo podía culminar en un escrito al que puse punto final en un viaje a Grecia que hice en verano de 2005.  

Considero que sería erróneo hurgar solamente en la historia de mi vida para entender la pieza, así como erróneo sería buscar solamente en la obra de Strindberg las razones de lo que he escrito. Evidentemente, Invocación es el resultado de la suma de esos dos factores. Invocación es el producto creativo de un hombre aislado, de un hombre en el autodestierro -alejado de su país y de su familia- y en un momento de inmensa soledad y depresión.

Invocación hasta este año 2013 ha sido leída solamente a un puñado de gente, pero nunca puesta en escena. Primero la leí en Beirut a un grupo de amigos hispanoparlantes, y después dirigí una lectura dramatizada en un viaje relámpago a la Ciudad de México, en un pequeño salón de clases de una Casa de la Cultura que amablemente me consiguió mi compañera de Esférica Ludens, la actriz Marisol Solorio. 


Esférica Ludens: Lectura Dramatizada de "Invocación", escrita por Gustavo Thomas (México, 2005)
Javier de la Vega y Marisol Solorio leyendo Invocación (México, D.F. 2005)
Esférica Ludens: Lectura Dramatizada de "Invocación", escrita por Gustavo Thomas (México, 2005)
Gustavo Thomas durante la lectura de Invocación (México, D.F. 2005)
Esférica Ludens: Lectura Dramatizada de "Invocación", escrita por Gustavo Thomas (México, 2005)
Francisco Camacho, Javier de la Vega y Marisol Solorio durante la lectura de Invocación (México, D.F. 2005)


En Invocación juego dramáticamente con un acto único y con personajes que, según el método de actuación de González Caballero, se denominan “supernaturalistas” o surgidos de la corriente de actuación propuesta por August Strindberg, personajes del inconsciente. 

Invocación es no solo la invocación de la madre muerta sino que, además, es una total invocación de mi propio pasado, aquel de mi herencia como hijo de una mezcla entre mexicanos e inmigrantes europeos, y aquel de las enseñanzas teatrales que obtuve de Antonio González Caballero. 

En ustedes queda ver si este juego de historias, mitos, surrealidad y dramatismo supera el plano de lo ridículo al abordar lo “sobrenatural” y roza de alguna manera lo universal.*


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Invocación está a la venta en librerías a través del Internet:

Librería de la editorial Createspace: https://www.createspace.com/4495560

Amazon: http://www.amazon.com/Invocacion-Spanish-Edition-GustavoThomas/dp/149357275X





*Este texto es el cuerpo de la presentación en el libro recién publicado.



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Gustavo Thomas. Get yours at bighugelabs.com

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