Póster de "Wisdom of Ages" función de cuentacuentos en el Hart House, Toronto.
El pasado 7 de febrero ví una función (para niños) de cuentos de las llamadas primeras naciones del Canadá (Canadian First Nations), "Wisdom of Ages", cuentos aborígenes actuados por Shannon Thunderbird. La señora Thunderbird forma parte de la comunidad Coast Tsimshian y es una cuentacuentos profesional y cantante.
Mi plan el domingo era visitar el edificio del Hart House en la Universidad de Toronto; el Hart House es un hermoso edificio construido por el arquitecto Harry Sproatt en 1923 con una muy singular torre estilo neo-gótico; el edificio sirve como casa de cultura estudiantil, donde deportes y artes se practican y se enseñan. Mientras caminaba por sus pasillos descubrí por un póster en una puerta que adentro de uno de los enormes cuartos estaba a punto de comenzar una función de historias de pueblos aborígenes canadienses y no dude en entrar a dar un vistazo.
Lo primero que captó mi atención fue el vestuario (si así puede llamarse) de la señora Shanon Thunderbird y un tambor puesto sobre el suelo. Sobre su ropa normal llevaba puesto un chaleco de cuero, de un café muy claro (color "piel" tal vez), y sobre el chaleco estaban pintados varios motivos aborígenes de animales (un aguila, un pescado, una máscara), sumamente coloridos, brillantes y muy singulares en su forma; mientras la señora Thunderbird caminaba y nos contaba historias era inevitable seguir los motivos que se movían con ella y adquirían cierta vida. Por otro lado, sobre el suelo y en un pequeño pedestal, teníamos la poderosa imagen de un tambor con un águila pintada (seguramente representando el animal de la señora Thunderbird "pájaro de fuego") y una batuta para golpearlo; casi todo el tiempo de la función estuvo ahí, sin usarse, pero era algo más, la presencia de un objeto cargado de simbolismo y poder.
Fotografías del chaleco de Shannon Thunderbird y de su tambor
Fueron dos cuentos educativos, uno proveniente de un grupo de historias conocido como Las enseñanzas del lobo (Wolf teachings), "La historia del zorro", y otra referente al universo de la Primeras naciones indias, un cuento que explicaba el por qué se le llama a norteamérica la isla tortuga. Dos simples y cortas historias, fáciles de escuchar y de comprender, y dichas de la misma manera, sin aspavientos de maestría escénica, como al final gustan los cuentacuentos de hacer su trabajo. La única variante era que las historias nos eran contadas por la señora Thunderbird mientras nos mostraban y nos dejaban tocar las pieles de los animales referidos, la piel de un zorro y la de una tortuga. Los niños estaban felices y muy atentos escuchaban los cuentos, pero nosotros, los adultos, tampoco perdimos una palabra ni un movimiento de la señora Thunderbird.
La señora Thunderbird contando sus historias.
Como parte final de la función se hizo una especie de sesión interactiva de canto y música aborigen, así que nuestra cuentacuentos se volvió cantante y nos enseñó una canción en su idioma original (con partes en inglés también) y a tocar el tambor para acompañarla. Un momento muy bello de interacción, pues todos los asistentes, adultos y niños, tomaron sus tambores y cantaron con ella.
Cantando y tocando el tambor.
Fue una agradable sorpresa y la disfruté mucho, por un momento aprendí como un niño también, convertido en uno más de los otros asistentes escuchaba los cuentos de la vieja aborigen y miraba fascinado los movimientos de las figuras de su chaleco de cuero, cada una de las pinturas de los tambores y el tallado de los otros instrumentos y figuras; puedo decir sin reparo que captaba de una manera ingénua aquél universo, tan diferente al nuestro, de la Primeras naciones del Canadá.
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