miércoles, 15 de octubre de 2008

"El Principito" en una producción china, en Pekín...

Xavier Froment es un director de escena francés que vino a Pekín hace siete años y se quedó a hacer teatro, en chino y con chinos.

Los casos de extranjeros que han llegado a ser eso son verdaderamente escasos. Tengo noticia de un actor de opera china, inglés de origen iraní, que vino a estudiar y se quedó, siendo ahora una figura bastante conocida en el medio; aquellos otros que han venido a estudiar no se han quedado a trabajar en China. Algunos extranejros tiene compañías de teatro, pero en general son con extranjeros, habladas en inglés y para un público extranjero en Pekín. Algunos casos curiosos conn otros idiomas y nacionalidades, pero ninguno como el de Xavier.


Xavier vive su vida en Pekín y se gana la vida haciendo teatro, buscando vender sus producciones y montando obras regularmente. Su compañía, 三枝橘制作 Théâtre des Trois Oranges, produce desde el año 2003 tanto textos de origen chino como del francés, todo absolutamente en chino y para el público chino. Conformada por un grupo variable de actores educados en lo que aquí se llama teatro occidental o teatro de discurso (huaju), la compañía se mantiene en un vaivén de montajes con temporadas de muy limitadas funciones ( generalmente 4 o 5 cada temporada), como es común en China.

Durante los primeros días de septiembre de este 2008, recibí la invitación para el estreno de "小王子" "Le Petit Prince", (El principito como lo conocemos en español), uno de los textos franceses de mayor carácter universal. La simple idea de escuchar El principito en chino era casi obscena, y con ello quiero decir que era de una curiosidad enfermiza de mi parte.

Era también la primera vez que veía un montaje de Xavier y de un director con sus características en Pekín, así que debo aceptar que la curiosidad se volvió un tanto impulso de investigador profesional también.

El principito fue adaptado (la obra es una novela corta como todos recordarán) a un monólogo, así que todos los personajes y la historia misma fue narrada a través de un solo actor, Gen Shaoye. Ante mi conocimiento siempre ralo del chino, las palabras, uno de los tesoros del texto (en el idioma que sea), se me perdieron en una maraña de confusión de la que sólo yo soy responsable y creo, en verdad, que fue una verdadera lástima.

Las imágenes que Xavier diseña para el montaje se marcan con altibajos de luz y color, aveces gris y oscuridad aveces luz plana y rojos brillantísimos; la estética pulula entre vistazos de ensoñaciones y en casi estáticos discursos narrativos. Aquellas imagenes de ensueño, entre ellas el manejo de una tela elástica, símil de la gabardina mítica dibujada por Saint-Exupéry (y que Xavier no utiliza), nos quedan en la memoria; la tela se convierte en la gabardina, en el cuerpo de la serpiente, en el espacio que rodea al principito.

El chino es un idioma dificil de escuchar (aparte de lo imposible que es comprenderlo del todo, claro), si no se canta o recita de manera sumamente artesanal (como en la ópera tradicional) entonces aparece con un ritmo y tonos extraños, desconocidos para oídos occidentales, pareciera de un cantado monótono y complicado. Así que sobre ello es mejor, otra vez, quedarme en silencio y que ustedes los exploren sin introducción escuchando atentamente las partes habladas dentro del video.

Théâtre des Trois Oranges prepara otra producción (dirigida también por Xavier Froment) para final de este octubre de 2008; ya he sido invitado tanto a ver algunos de los ensayos como al estreno mismo, espero entonces tener una descripción mucho más detallada y sreia que la precedente.



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