miércoles, 10 de enero de 2007
El Teatro Romano de Gadara, una rara joya hecha de piedra negra.
Estuve en Gadara en Febrero de 2004 durante un viaje de 9 días a través de toda Jordania. En lo alto de una colina rodeada por el lago Tiberiades, el mar de Galilea y las colinas del Golán se erige una maravillosa ciudadela romana construida en su totalidad con piedra negra. Gadara fue una de las Decapolis o “10 ciudades estado” originalmente creadas por los griegos quienes se asentaron en la región después de la llegada de Alejandro Magno. Los romanos llegaron alrededor del 65 a.C., ocuparon la región, y Gadara fue convertida en la capital de la provincia de Peraea. Esta ciudad fue conocida desde su pasado griego como cuna de poetas y filósofos, entre ellos Filodemo de Gadara y Oinomaos. Es importante también por razones religiosas, algunos mitos judíos y cristianos se originaron ahí, y se dice que Jesús estuvo en la ciudada durante su adolescencia, y algunos pasajes del nuevo testamento mencionan a la ciudad como escenario en alguno de sus combates con el diablo.
En Gadara hay dos teatros: del lado norte de la ciudadela estaba el más grande, pero de él sólo quedan pocas piedras y mucha vegetación; el teatro del lado oeste es más pequeño pero es el mejor conservado de los dos. Construido con piedra de basalto, este teatro ofrece una extraña y original imagen de los antiguos teatro romanos. La piedra de basalto me es familiar; de niño viví en el sur de la ciudad de México dentro de un área plena de piedra volcánica como parte del paisaje y como parte del material de construcción. Así que ver este tipo de material en lo alto de una colina en Jordania con todo este pasado clásico simplemente fue sorprendente.
No queda mucho del proscenio para ver, aunque se alcanza a percibir las bases de los marcos de cada una de las tres clásicas puertas del teatro clásico, pero la zona de espectadores con sus hileras de asientos y algunos túneles de acceso están muy bien conservados. Se pueden obervar en algunos puntos de los túneles parte de los llamados “vomitorios” y algunos asientos de gente importante se mantienen en pie e incluso con algunos detalles de la decoración en ellos.
Desde lo alto de las gradas y con la pared de fondo de la escena destruida, la vista de la colina es verdaderamente espectacular. Este deleite por supuesto no era el de los espectadores romanos, hacia ese lado solo veían lo que pasaba en la escena y nada más.
Por ser un teatro pequeño no hay mucha información en particular pero se puede encontrar varios datos sobre la ciudad y el sitio arquológico en esta dirección electrónica: http://research.haifa.ac.il/~mluz/gadara.folder/gadara2.html#intro
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