domingo, 25 de mayo de 2008

Teatro de calle en la China de hoy (III). El caso de Chengde.




Mi búsqueda del teatro de calle con tintes de actualidad (contemporáneo podríamos decir), ha sido infructuosa; aquellos materiales que he recogido en estos años se han convertido para mí en una muestra de su inexistencia. Mis deducciones y teorías sobre su asusencia de las calles, entre ellos la política cultural china, se refuerzan cada vez que veo nuevas manifestaciones durante mi andar por esta inmensa nación.

Mi viaje en el mes de abril de éste 2008 a la ciudad de Chengde en la provincia de Hebei, al norte del país, me deparó varias sorpresas más; una vez más nada dentro de lo contemporáneo o en todo caso, una muestra más de cómo la cultura teatral china reacciona ante la modernidad que llega a ella, regresando al pasado.

Chengde y sus manifestaciones teatrales callejeras (“espectáculos de calle” como le he llamado en otras ocasiones) permanecen hundidas en la tradición; se puede seguir viendo un teatro que se realizaba antes de la revolución comunista e incluso a finales de la última dinastía, la Qing, a principios del siglo XX. Es un teatro sin embargo que ha perdido su alma en la mayor parte; forma parte de una política cultural que busca revivir, en las condiciones que el gobierno lo considera, la riqueza de esas tradiciones. Si bien es cierto que existen aún líneas directas de creadores ( o artesanos del espectáculo) que provienen de esa tradición, su evolución y desarrollo ha sido detenido o atorado, el teatro de calle entonces se ha vuelto una estampa de la cultura china tradicional, un revivir años de ensueño para los chinos actuales, es decir, un teatro de la época imperial, y un espectáculo que alimentaba al pueblo (resquicios de ideas comunistas) en la época de los emperadores. Ese teatro no ha evolucionado, ese teatro está cerrado a la calle como tal y ahora se han inventado para él foros especiales, "calles turísticas", donde puede existir, siempre con el ojo guardián del orden, y sin alterar la paz ni el equilibrio de la sociedad china.

Uno no siente su ausencia al principio, después se extraña, se suple con otras manifestaciones; y es cierto se puede vivir sin él; y es una pena. Nunca antes y hasta vivir en China había experimentado la latente peligrosidad del arte que decidí seguir. Su ausencia de la vida cultural china me habla continuamente de ello.



Espectáculos con animales, una tradición asiática.



Aún cuando en todo el mundo se puede apreciar y despreciar los espectáculos de calle que utilizan animales amaestrados, es en Asia y en especial en Japón, donde se pueden observar aquellos con mayor o cierta calidad; espectáculos donde el aparente buen trato que se le da a los animales nos hace olvidar el que son, desde el punto de vista que se quiera, abusados y obligados, pero que por su calidad nos lleva a disfrutarlos de verdad. Sin embargo nos gusta reírnos de ellos, nos gusta verlos haciendo ridiculeces, imitándonos, ellos no saben que nos imitan y somos nosotros quienes los volvemos cómicos.

猿回しsarumawashi o monos actores del Japón


En China sin embargo la situación es mucho menos interesante. El teatro como repetidamente lo he dicho, está en la mira policial de la política cultural china; su existencia si la tiene en algún lugar, se debe al permiso de las autoridades que consideran valiosa su presencia; en el caso de los espectáculos de calle con animales se han dejado de lado (aún cuando no en el olvido) por una simple razón, no hacen daño a nadie, excepto a los animales que no son peligrosos (1). El uso de animales es un tradición como en el Japón, tiene incluso orígenes religiosos, anclados en el pasado, pero en la actualidad sólo podemos observar pequeños grupos de dos o tres personas que se dedican sin ningún escrúpulo a explotar animales en producciones de ínfima calidad.

Video de un espectáculo con monos en Chengde, China.




Reviviendo el espectáculo tradicional de calle en el templo Puning



Chengde es conocida como la ciudad de verano de los emperadores chinos; ahí construyeron un palacio donde pasaban una buena parte del verano debido al intenso calor de Beijing durante esa época; en los alrededores del palacio los emperadores hicieron construir por razones diplomáticas réplicas de los sitios más representativos de las diferentes regiones del imperio, así podían por lo tanto impresionar a cada uno de los representantes de las provincias con el conocimiento de la cultura de cada zona. La ciudad de Chengde es toda una costosísima puesta en escena con inmensos templos tibetanos o taoístas que nunca funcionaron como tales, que fueron usados sólo como casas de visita o salones de fiesta y recepción para aquellas personalidades políticas. Chengde es una ciudad teatral a fin de cuentas.


El templo Puning es a su vez un real punto de referencia religioso (budista) y además un sitio turístico importante para el gobierno local; posee la más grande estátua, dentro de China, de la diosa budista con decenas de brazos, la llamada Kuanyin (o una de sus versiones).

Debido a la importancia del templo se realizó una recostrucción (que se agradece ante la fealdad y caos de la ciudad moderna) y de lo que habría sido el monasterio, hoy convertido en un hotel, restaurantes y la aparente recreación de una pequeña calle de la época imperial con tiendas de souvenirs y lo que nos interesa, la exposición de algunas estampas de la vida del pasado.

Los espectáculos de calle están presentes en Puning al ser recreados del pasado.


Aunque mi búsqueda ha sido el teatro de calle contemporáneo, mii interés en este caso cayó en la experiencia de ver un tipo de espectáculos del pasado expuestos en la actualidad, espectáculos que había visto sólo en filmaciones de principios del siglo XX. Fue para mí una especie de puesta antropológica, pero que por lo que pude observar con mucho menos calidad y sin esa fiebre por el espectáculo de calle que emanaban los chinos de otras épocas.

Acróbatas, 二贵摔绞 (ergui shuaijiao) actores en pantomimas cómicas, 拉洋片 (Layangpian) contadores de historias con máquinas de imágenes (o lo que llamamos "linterna mágica"), estaban entre ellos.

Las técnicas corporales, como lo podrán constatar, son muy pobres, así como la estructura de los espectáculos; son "sketches", simples bocadillos sin mucho sabor.

Layangpian o cuentahistorias detuvo un tanto más mi atención; aunque el video es frustrante por lo corto (debido a un problema técnico con mi cámara), se puede apreciar el trabajo vocoal del cuentahistorias. Muestro un video (no mío) grabado en Beijing este mismo año donde se puede apreciar completamente el espectáculo fuera de la máquina. La primera vez que escuché un Langyapian fue en la feria de otro templo, en Beijing, y tanto aquella vez como ésta pude constatar el singular trabajo rítmico con la voz, la melodía y el juego de sonido alrededor de la historia contada, más que una ilustración (que a eso se dedican las imágenes) la voz es el espectáculo en sí. (2)

Expongo los videos que poseo de filmaciones antiguas junto a aquellas que hice hace unos días.

Niños acróbatas en Chengde, año 2008


Niña acróbata en Shanghai, año 1927


二贵摔绞 (ergui shuaijiao) Pantomima cómica, Chengde, año 2008.


二贵摔绞 (ergui shuaijiao) Pantomima cómica, Shanghai, año 1927


拉洋片 Layangpian. Cuenta historias y su máquina de imágenes. Chengde, año 2008


拉洋片 Layangpian. Cuenta historias y su máquina de imágenes. Beijing, año 2008.



*

Mi búsqueda continuará mientras permanezca en la región. Aunque con pocas esperanzas; me niego a pensar que es solamente en la televisión donde se verá la evolución de estas tradiciones escénicas, soy un ferviente creyente en la necesidad biológica del ser humano por el espectáculo en vivo.

Seguiré, en la calle, disfrutando de estas puestas en escena de la tradición china revivida; esperaré que el gérmen de ese renacimiento dé pie al impulso de la creatividad, un impulso que debido al rompimiento del tedio imitativo comenzará a crear algo nuevo, verdaderamente nuevo.





(1) Esta o cualquier otra manifestación que no se considera peligrosa en China lo será hasta el momento en que sean criticados por alguna ONG extranjera o aparezca en una nota haciéndolo notar como error de la política cultural china y por lo tanto provocando la vergüenza de sus gobernantes.
(2) Langyapian es toda una tradición en la cultura del espectáculo en China. El uso de la máquina es raro actualmente, pero sin ella se mantiene como una vertiente de show cómico entre dos o tres actores, cuenta historias, cuenta chistes, con cierto juego vocal. Es solamente en la versión con la Linterna Mágica y el magnifico uso del ritmo en la voz que el espectáculo se vuelve desde mi punto de vista remarcable.


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