(Al final encontrarán links a algunos videos que muestran el trabajo durante taller)
The Canadian Children’s Dance Theatre es un antiguo teatro (Carlton Theatre) convertido en estudios de danza. Con mucha mejor calefacción y amplitud resultó ser un espacio ideal para la segunda sesion (y última) del taller de danza giratoria con Ziya Azazi.
Después de una corta introducción teórica, en donde expusimos nuestras experiencias del día anterior ( yo soñé con los giros y las palabras de Ziya), entramos de lleno a trabajar ‘fluidamente’ con la estructura básica que abordamos ayer: rutina de estiramientos con circulación o giros, desplazamientos y manejo de niveles en espiral, y giros sobre un mismo eje. No habría detenciones entre nignuna de las etapas, así que todo se daría fluído hasta el final. No sé exactamente porqué que no tomé totalmente en cuenta la anterior indicación pero la omisión (léase error) me valió una mala jugada por parte de mi aparato digestivo durante la práctica de los giros en un eje (ya lo relataré a su tiempo).
Para el trabajo de estiramiento Ziya puso de fondo música romántica y barroca, y el resultado fue muy interesante. Conociendo ya los ejercicios de la rutina Ziya ya no gastó energía en explicarnos nada, así que sólo debíamos seguirlo; eso ayudó a que la música fuera realmante un acompañante y ‘empujara’ a lograr la fluidez de la primera rutina. En algún momento los ejercicios de estiramiento dejaron de estar separados y parecían acciones encadenadas en una pequeña coreografía; por supuesto que la idea del giro daba una continuidad al movimiento desde su concepción. Dudo mucho de la estética de nuestro trabajo, raramente un primer abordaje de ejercicios de estiramiento lo es, pero aquella sensación de fluidez a través de la música, el conocimeinto de la de antemano de la rutina y el seguimiento a un guia trabajando a iempo real con nosotros se agradecen mucho. Teorizando un pco, pienso que al final es una variante de lo que, al parecer, es un principio de entrenamiento en varias técnicas en las artes escénicas, la práctica fluida de un encadenamiento de acciones.
Sin ninguna detención, y como estaba previsto, entramos al juego de niveles y desplazamientos en espiral. Ziya dejó de ser en esta parte un guía directo, ahora entraba y salía de nuestro campo visual, así que sólo en momentos se convertía en un punto de referencia para los movimientos, y cuando lo creía necesario nos daba indicaciones verbales (que en general eran recordatorio de aquellos principios de trabajo que la sesión anterior había expuesto: columna erguida, uso y extensión de todas las partes del cuerpo y mantenerse atento al eje).
La música nos dió nuevamente la pauta para la velocidad y en algún momento para el ritmo. Durante estos desplazamientos y manejos de niveles algunos se separaron debido al cansancio o al mareo; por mi parte, me sentía mareado pero continué seguro de que lo superaría como ayer lo había hecho; fue entonces que cometí un error garrafal: tuve la certeza de que descansaríamos unos minutos antes de la práctica del giro en un eje. ¿Por qué lo pensé? No lo sé, sólo puedo suponer que fue un engaño de mi cerebro. Así que el mareo se hizo más fuerte, comencé a sentir deseos de ir a orinar y a sentir también cansancio y hambre; pero en vez de detenernos, Ziya continuó con su plan (como estaba previsto y yo omitido), entrar de lleno al giro sobre un eje; cuando ésto pasó, no pude más que entrar en pánico dentro de mí, seguí girando, sí, pero en un estado de conciencia verdaderamente deplorable. No había gusto, ni vacío, ni seguridad, ni diálogo entre mi cerebro y mi cuerpo, había caos.
Mis giros se hiceron lentos e inseguros, y cuando seguía yo esperando la detención para descansar, Ziya me entregó una falda, me pidió que sin dejar de giran me la pusiera y continuara trabajando. Yo ya no podía hablar, el mareo era mayor, y ahora con la falda en la cabeza (Ziya sólo la había puesto encima de mí) me sentía además torpe y ridículo, porque nunca pude acomodarla en mi cintura. Detuve mis giros, me quité la falda y fui al baño; oriné, traté de calmarme, seguí mareado; traté de volver a girar con los otros, giré un poco, giré hacia el otro lado (parece que es un error, -“como principiante no cambies de dirección en la misma sesión”-, había dicho ayer Ziya); así que comencé a girar de nuevo, ahora al aldo contrario, y con la falda al cuello porque nunca me quedó en la cintura (o estoy gordo o es extremadamente estrecha). ¿El resultado? En menos de cinco minutos me detuve nuevamente y esta vez fui al baño para vomitar.
Mi aparato digestivo reaccionó al caos de mi cabeza, lo sé, a mis miedos y a los engaños que se producen ante lo desconocido. -“No es para tanto”-, nos había dicho ayer Ziya, y sí, ni siquiera vomité como tal, fue el impulso, los estertores, el ruido, y nada más. Cuando volví ya habían terminado de girar, me senté a comentar, ví el reloj y eran las 12:30... lo que ayer hicimos en 4 horas, ¡en esta sesión lo habíamos hecho en 2 y media! Y yo parecía estar completamente acabado.
Hubo una enorme pausa en donde hablamos no sólo de aquella nueva experiencia girando si no de mcuhas otras cosas, del baile giratorio derviche, de la búsqueda espiritual, de los intereses estéticos de Ziya y de su manera de llegar a esta danza como técnica base de su trabajo coreográfico.
Ziya Azazi es un caso único en el mundo por el uso de la danza giratoria, conocida como ‘derviche’, porque él la trabaja de una manera actual, contemporánea, crea coreografías con ella (la danza derviche es una técnica mística no un arte en el sentido moderno del término), pero sigue envuelto en ese enfoque de experiencia personal que el girar provoca en él. Trabajar esta técnica de esta revolucionaria manera le ha valido críticas muy fuertes en Turquía, criticas que ha debido enfrentar con representantes de la religión, de la mística y con gente del arte; una lucha que en sus palabras lo ha hecho crecer: -”¿qué hace un derviche que baila en un punto y sólo piensa y exige que se piense en Alá? Yo le he dicho que yo hago más que ellos, que soy actual, que estoy respondiendo a las necesidades de mi tiempo y no a las de hace cientos de años; ellos repiten lo mismo que otros crearon siglos atrás, yo creo ahora con ello.” Palabras que suenan fuerte para quien cree en la tradición total dentro del arte. Pienso... ¡Si los más grandes artistas de Oriente han sido renovadores de su propio arte, que después se convirtió en tradición misma! Sí, pienso en Zeami que transformó el Teatro Noh de un arte plenamente religioso en un arte escénico, o en Mei Lanfang que buscó varios medios para modernizar la opera de Pekíny de hecho dió la pautas para que se diera una revolución en ese arte también. Es éste el tipo de arte escénico que más me atrae a través del mundo, aquél que usa sus raices y sus técnicas tradicionales, pero que responde a las necesidades personales y estéticas del artistas y de su época. En ese sentido, la historia de las diferentes revoluciones a través del tiempo en las artes escénicas de oriente, y algunas de occidente, son un capítulo aún abierto para estudiar, abordar y aprender.
Escuchar esas palabras de Ziya sólo corroboró mi acertada decisión de haber atendido este taller; esas palabras eran mucho más valiosas que un mareo que me había hecho vomitar.
Entre las muchas confesiones de Ziya, fue que comenzó a girar por necesidad: a los 30 años se encontró sin trabajo, sin compañía, sin dinero, y con una petición de una coreografía de 10 minutos. Así que comenzó a pensar en ‘economía’ en todos sentidos, ‘en ahorro’ le llamaríamos nosotros; una linea de trabajo surgió en su mente y después de algunos intentos llegó a la experiencia del girar y ese girar le dió su coregrafía y su experiencia interior, a partir de ahí el girar le ha dado exitos personales y profesionales,... Una historia remarcable que sigue en proceso admite. Ziya Azazi tiene 41 años y el camino por recorrer en la danza giratoria contemporánea puede aún llevarlo a lugares insospechados.
¡Qué maravilla entonces despedirnos girando una vez más! ¡Y vaya sorpresa! Sin pensar de más en mi malestar físico pero sí en las palabras de Ziya, me decidí a girar nuevamente: lo hice por unos 20 minutos, no a gran velocidad pero pudiendo jugar con la falda y mis brazos, disfrutando también que en algún momento Ziya bailara con nosotros y nos dieran un punto de referencia práctico sobre el camino a seguir.
Sólo me queda ahora el ser espectador, el próximo miércoles 23 de febrero, de su coreografía y danza “Dervish in progress”, en la primera función programada del festival internacional de danza CanAsian. Por supuesto estaré ahí y trataré de transmitir mi experiencia como espectador y gente de teatro.
Links a videos tomados durante la práctica en el taller:
Ziza Azazi participando: http://vimeo.com/gustavothomas/ziyaazazicanasian1
Un momento suave de práctica: http://vimeo.com/gustavothomas/ziyaazaziworkshopcanasian3
Práctica de los giros con falda al final del taller: http://vimeo.com/gustavothomas/ziyaazazicanasianworkshop2
No hay comentarios.:
Publicar un comentario