Sabemos que no puedes pagar las cuentas,
que has engañado a la madre con varias mujeres y que quieres huir de tus faltas;
pero somos niños y fácilmente olvidamos, fácilmente nos espantamos.
Te dices cansado, caminas a la cama y te dejas caer boca abajo;
respiras agitado, dices que la presión de tu corazón se ha alterado...
Nosotros te seguimos, curiosos.
Frente a tus hijos detienes el aliento, dejas tu boca abierta, como la de un muerto.
Y nosotros te miramos, llamamos; no respondes, entonces gritamos.
¡Mi padre se muere frente a sus hijos!
(...)
Es un ensayo.
La primera de varias de veces que mueres como en un teatro.
Mueres en tu enorme fantasía, en tu escena de la vida.
Somos los espectadores ideales, ingénuos sufrimos, gritamos, te lloramos.
¿Sabes, padre danzante, que mi madre nunca creyó tu teatro?
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