Llego de ver "Moon Water", una obra maestra de este grupo taiwanés de danza moderna, y mi mente esta dispuesta para escribir…
Durante 70 minutos mi mente como espectador vivió un proceso de adormecimiento muy parecido al proceso de meditación en un principiante: inicié viviendo una experiencia plena de belleza, sensación de purificación, cierta expectación por lo que viniese; después una espera, no hay más belleza (o la belleza permanece), hay repetición (como con la respiración, como con el mantra), y hay confusión, desvío, sensación de detener la experiencia, de cortarla, de cambiar a un estado de ánimo (una lucha); después, en el momento anterior a la explosión (que no sobreviene porque me mantengo ahí, esperando, sentado), llega la experiencia esclarecedora, una sensación de frescura en la que mi mente de espectador entra en otra etapa, se ha dejado ir, me he dado cuenta que mis sentidos están adormecidos, que mi mente ya no lucha (¿fue vencida?), veo (tal vez debiera decir “contemplo”) y escucho sin ver ni escuchar, estoy vacío y la imagen que contemplo llena el vacío. Indiscutiblemente entré en un estado de meditación que fue roto por el momento del oscuro final, del aplauso.
¿Vi un espectáculo? Definitivamente sí. ¿Contemplé una experiencia espiritual? Definitivamente sí.
Alguna vez escuché o leí de alguien que dijo haber experimentado “la liberación espiritual” a partir de contemplar el proceso de su maestro. Muchos, muchos, hablan de la experiencia espiritual al ver a un master de taijiquan trabajando las formas durante horas. El espectador no es un practicante y sin embargo la contemplación del practicante le provoca una experiencia reveladora.
Entonces me pierdo en la experiencia, me pierdo en el recuento.
¿Es éste el teatro metafísico que se dice intentaba lograr Grotowski? ¿Esa metafísica en la que el espectador no está o está, contempla el proceso creativo de la escena, la transformación, el ritual del desmembramiento del actor, y es a su vez creado, transformado, desmembrado?
No lo sé, nunca vi ninguno de los últimos espectaculos de Grotowski, sólo supe de ellos. Mi experiencia me ha llevado a ver otros experimentos fallidos, perdidos, con mínima valía. Hoy la función en el Poly Teatro de Beijing fue diferente. No esperaba ningún evento representacional de este tipo, y cuando se dio no lo reconocía, y cuando terminó, no puedo terminar de saber qué vi.
Vi taijiquan (el grupo ha trabajado con él por años), vi un manejo respiratorio y un proceso de meditación en movimiento (la meditación ha sido pare de su entrenamiento), vi una técnica dancística en su mayor calidad (la mejor técnica de danza moderna y un proceso de entrenamiento formidable, evidentes en la escena). Pero mi emotividad fue anulada, mi razón quebrantada… solo la contemplación.
Vi también cómo se perdía la individualidad del bailarín, cómo se fundía en su proceso sobre la escena, cómo se convertía en movimiento, en fluidez, en imagen; uno, cinco, veinte bailarines, se volvían una masa de belleza espiritual en movimiento (belleza que se perdió incluso en algún momento, por su repetición, por su lentitud y fluidez). Después acepto que me dio miedo, que también soy artista, el no poder reconocer a ninguno de los bailarines y bailarinas como el que o la que bailó mejor, el que o la que bailó peor, no pude recordar quién era quién, se me pierden en sus brazos, sus troncos, con el agua, con la luz, con el sonido del cello de la suites de Bach. Y sin embargo nunca se me pierde nunca la figura del director (Li Hwai-min), al contrario, se me refuerza. Aplaudimos a la compañía, los amamos, pero aclamamos al director, esperamos sus palabras.
¿Hay un engaño en todo esto? ¿Hay un sacrificio de todo el grupo en honor a la genialidad del director? ¿Hay una vez más un divino seductor-creador que es capaz de borrar a los otros por poner en escena estas ideas sublimes?
Hay una vuelta de tuerca sobre la idea del mismo espectáculo (no es un espectáculo común, no cuenta nada, es una “experiencia”), pero al final ¿esa engañosa vuelta de tuerca en la que creemos fervientemente al terminar la obra, es solo una muestra ególatra de la habilidad del director por borrar cuerpos y mentes para lograr su objetivo artístico?
¿Qué vi entonces?
En mi mente analítica está la maravillosa escena del agua y los cuerpos fundidos en el sonido, en el reflejo, en el movimiento de su naturaleza física-espiritual: veo lo más grande la idea del oriente en la danza moderna que brotó de occidente.
En la catarsis liberadora recuerdo la danza Butoh y a Kazuo Ohno en especial, mi cuerpo vibra del recuerdo, mi emoción fluye plena de ternura y compasión, de amor, de nostalgia, no puedo recordar la coroegrafía y ni siquiera si él era el coreógrafo de lo que vi o era el trabajo de otro. La diferencia entonces es evidente. En Kazuo Ohno y la danza Butoh veo sólo el oriente moderno, veo el Japón moderno. Con Water Moon veo la coreografía de Lin Hwai-min, veo a China y veo la fluidez de lo que puedo entender como el Tao. Diferencias… ¿me pregunto si serán comparaciones?
“Moon Water” es una pieza de danza grandiosa, que quedará no en mi memoria de espectador, en mi memoria corporal, exactamente como la experiencia de meditación. No puedo recordar una meditación en especial, puedo recordar la experiencia general de la meditación, una gran meditación lo es todo; puedo recordar esta gran pieza de teatro-danza como la experiencia fundamental de todas las piezas del género.
¿Es todo esto hablar bien de un espectáculo? No lo sé. No lo sé en absoluto. Es hablar, simplemente.
“水月” (Luna de Agua) del Cloud Gate Dance Theatre of Taiwan (2) se presentó el sábado 13 de julio de 2007 en el Poly Teatro de Beijing, China. Participaron unos 20 bailarines de la compañía bajo la dirección de Lin Hwai-min. La música que se utilizó fueron algunas suites de cello de Bach.
(1) "水月" son los caracteres para Agua y Luna que en su combinación significan "Luna de Agua". La mayoría de las compañías de Danza y Teatro de Asia le dan a sus obras un nombre en inglés, en este caso su nombre es la traducción literal: "Moon Water".
(2) Evito la traducción al español pues es el nombre oficial de la compañía.
Impresionante testimonio de una experiencia maravillosa. He descubierto hoy la obra del coreógrafo Lin Hwai-min y su Cloud Gate D. Th. por un documental de tv. Quedé fascinada. Por eso he encontrado ahora lo que escribiste. Muchas gracias, desde Argentina.
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