Es curioso que, leyendo el texto de Roberta Carreri, recuerdo la primera obra que vi del Odin Teatret, El evangelio según Oxyrhyncus. Roberta nos cuenta de cómo el montaje se fué creando, y yo recuerdo cómo lo viví en su presentación en México.
En los años ochenta yo era un estudiante universitario que enarbolaba la técnica de creación de personajes de González Caballero como la solución a todo el teatro que veía, y ese era mi principal punto de referencia. Creía que el teatro de ese momento carecía de todo aquello que yo comprendía gracias al trabajo pedagógico de mi maestro y teórico de cabecera. Así que la experiencia de ver al Odin Teatret fue la experiencia de un joven en lucha contra todo lo demás que no fuera la visión teatral que emanaba del método.
Al presenciar "El evangelio... " me fue imposible rebajar el trabajo de los actores, que era demasiado impactante como para menospreciarlo o valorarlo bajo; sabía que estaba ante grandes artistas de la actuación pero sólo podía hablar de ellos como actores desde mi punto de vista y utilizar el escudo de la lejanía y la diferencia para no alterar mi mundo teatral, para no cuestionarlo. Al final, su trabajo no cuestionaba la teatralidad en la que yo creía vivir, pero me negué a darle la posibilidad de enriquecerme en mi propio proceso y en mi teatralidad, al menos en ese momento.
Un compañero actor de la universidad, no cercano al método de González Caballero, pero sí seguidor del trabajo del Odin (a través de algunos talleres indirectos del trabajo del grupo danés), se sentía extremadamente emocionado por el espectáculo mismo y por la presencia del grupo en México; sin pensarlo mucho le dije, -"¿por qué no vas y les pides entrar al grupo?"- Yo arguía que si ellos tenían aquello que él necesitaba para sentirse pleno como actor él debería de ir a buscarlo con ellos mismos, teniendo en mente que yo lo poseía en el método de González Caballero y en el maestro mismo. El no se fue con el Odin, pero yo quedé prendido de aquella idea del estar con quien tiene lo que buscamos. Después relacionaría esta misma experiencia con la búsqueda de las fuentes, y la frase de Grotowski "todos somos hijos de alguien".
La fuerza del trabajo de los actores del Odin en "El evangelio...", especialmente el trabajo vocal, me dejó perplejo; y lo fue precisamente porque ese era mi punto débil en mi trabajo como actor y en donde no había encontrado una solución satisfactoria explorando las técnicas que proponía González Caballero (no porque ellas no fueran funcionales si no porque yo no me había hallado en ellas). Sin embargo no le daba mayor valor a su creación de personajes porque los veía sin una complejidad humana que formara parte esencial del montaje, valor del teatro moderno que yo reconocía como universal, y nunca ví, al menos en ese momento, la nueva opcion que presentaban la exploraciones del Odin.
Cinco años después, realmente sin buscarlo, me encontraba en las instalaciones de Escenología A.C. con actores del Odin tomando cursos y siendo dirigido durante una horas por Eugenio Barba mismo en una memorable, por única, clase de dirección de actores y montaje escénico. Durante los siguientes años 7 años usé en mis puestas en escena y con mi compañía de teatro, Esférica Ludens, todo aquello que pude absorber del trabajo con el Odin, usando una extraña combinación (mas no mezcla) de métodos y técnicas tanto de actuación como de creación escénica. Hoy por hoy, 20 años después de haber visto ese montaje, me encuentro regresando de una semana en Dinamarca, en las instalaciones del Odin Teatret, habiendo tomado un curso más y reabriendo mis expectativas dentro de la actuación y el teatro.
El Evangelio según Oxyrhyncus, fue la puerta de un no creyente en la vanguardia que representaba el Odin en los años 80; no sentí el llamado a formar parte del grupo en ese momento y nunca después lo he sentido, pero al final esa puerta abrió para mí el espectro de lo que un actor puede ser y hacer como artista en la escena teatral.
Yo no había comprendido el porqué de la incomprensibilidad de aquél montaje (característica general de los montajes del Odin Teatret), pero sus imágenes permanecieron en mi cabeza desde aquella noche en aquel teatro del Centro Cultural Universitario en la ciudad de Mexico.
Hace más de veinte años ví la figura de Else Marie Laukvik actuando en "El evangelio según Oxyrhyncus": una mujer rubia que era un rabino juguetón, dulce y posiblemente ingénuo; y hace dos meses reencontré a la misma actriz viendo mi presentación final en el salón blanco de Holstebro, contándonos sus experiencia de sus casi 50 años de carrera en el Odin, cenando y compartiendo con nosotros, dándonos consejos de artista a artista, bailando y cantando juntos, y al final, al día siguiente despidiéndose de mí en la puerta de su teatro de Holstebro.
El teatro fuera del escenario tiene lineas invisibles que se cruzan en aparente sinrazón; nuestras ideas cambian con el tiempo, nuestros acciones pueden llevarnos a lugares insospechados.
Sigo leyendo con calma a Roberta Carreri en su Tracce, puede que yo recuerde más de mi pasado y el pasado de otros y así ubique mejor mi presente.
- Posted by Gustavo Thomas. Registered by Creative Commons.
Al escuchar los fuertes lamentos de estos personajes, no pude más que reconocer mi piel y sus poros... al entablar el diálogo con las emociones desenfrenadas de una curandera del alma me fui adentro y recordé la blancura del ser que apesar de el dolor sigue brillando... bebí de la misma sangre y duele...
ResponderBorrarGustavo: Gracias por recordar de tu pasado y el de otros, me ayudaste a ubicar mi presente...
Gracias, Adriana. Un abrazo.
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