El joven Henrik Ibsen (1861) |
El joven Bjørnstjerne Bjørnson (1860) |
El joven Henrik Ibsen era inseguro, colérico y de una fealdad física un tanto remarcable para sus contemporáneos, su personalidad carecía de valor para muchos, como nos describe Olev Arvesen cuando acostumbraba ver a Ibsen "entrar al café L'Orsa's puntualmente a las 2 de la tarde a tomar su café y leer los periódicos extranjeros", alrededor de 1858:
"Que este hombre, con el abrigo viejo y raído, desgastado sombrero de mormón y semblante totalmente humilde, se convertiría en uno de los más grandes hombres de Noruega y Escandinavia misma, era un pensamiento inimaginable." *
Pero a la vez Ibsen poseía un gran talento para la poesía, gustaba de hacer teatro y tenía un sueño-ambición: ser el mejor y más reconocido escritor de su país.
Pero en el año 1859, a sus 31 años e iniciando su vida como dramaturgo, director de teatro y poeta el éxito no se había hecho presente como él lo esperaba. Era entonces Bjørnstjerne Bjørnson quien lidereaba la juventud de exitosos escritores en Noruega, y es él a quien Ibsen veía como al que se debía destronar; así, sus primera luchas estuvieron cargadas de malos entendidos, celos y suposiciones que sólo iban en detrimento del mismo Ibsen. Aún, el omnipotente dramaturgo del realismo, no se había creado su gran máscara de soberano de la literatura, frío, calculador y sabio.
Bjørnson, a partir de un pequeño escándalo sobre el fracaso de una de la primeras piezas de Ibsen, Los Vikingos en Helgeland, escribe una carta a Clemens Petersen dándole cuenta del ambiente que se reinaba alrededor del joven dramaturgo, sus inseguridades y la opinión que él, Bjørnson, tenía del apenas unos años más joven Ibsen. Es curioso el tono de seguridad que tiene Bjørnson en esta carta, más cuando al final de su vida, todo comentario alrededor de Ibsen estaría lleno de amargura debido a la altura a la que su antiguo “pequeño” (así lo llamaba) competidor habría de llegar.
Carta de Bjørnstjerne Bjørnson a Clemens Petersen. Bergen, 5 de marzo de 1859:
“La obra (Los Vikingos en Helgeland) no ha tenido éxito, sin embargo lo puede tener con el tiempo (...) Ibsen tiene una pequeña banda de admiradores encabezados por el Nyhedsbladet. Pero cada vez que ha tenido que enfrentarse al público todo va mal y yo he debido salir en su ayuda ya dos veces, porque Ibsen, a pesar de todos sus defectos es un poeta. Y espero que algún día se dé cuenta de ello y mande a volar este condenado pastiche. El día que Ibsen admita que es pequeño se va a convertir en un poeta totalmente encantador. Yo se lo he dicho muy claramente pero el resultado son celos. Se ha dedicado a hacer una serie de cosas para molestarme, y lo sigue haciendo. Está enojado porque no puse sus Vikingos en Helgeland en mi repertorio. (...) No he leído su poema “El grito de la gaviota”, pero he escuchado que es un tanto sentimentaloide y que lo escribió principalmente porque una revista danesa había dicho que él valía menos como escritor que yo. Ese es el tipo de cosas que distraen a Ibsen de lo que debe y tiene que hacer. Mi punto es que, siendo un hombrecito pequeño y con actitudes de gnomo, sin pecho y sin trasero, se siente que no tiene más talentos y se esfuerza espantosamente en demostrar que los tiene cuando escribe. No escribe lo que realmente le gustaría y podría escribir.”
Son palabras muy duras que, viéndolas en su contexto, están llenas de verdad sobre el pequeño impulsivo, inseguro y en momentos estúpido Ibsen. Pero vistas ahora, amás de 100 años de distancia y con el peso de la historia, sólo podemos leerlas en detrimento del gran Bjørnson: nos describen la gran ironía de la relación entre estos dos escritores. Aquellos defectos e inseguridades llevaron a Ibsen a superarse y volverse no solo el más importante escritor de Noruega en su época sino uno de los más grandes escritores de la humanidad.
*Traducción del autor, del orgiinal en inglés: "That
this man with the threadbare coat, old, soft mormon hat and profoundly
unassuming mien would become one of Norway's and Scandinavia's greatest
men was an unimaginable thought." (Michael Meyer, Ibsen's Biography)
* Traducción del autor, del original, en inglés: "The play (The Vikings at Helgeland) hasn't succeeded, though it may seem from a distance to have (…) Ibsen has a little clique of admirers headed by Nyhedsbladet. But every time he has to face the general public everything goes wrong and I've had to go to his aid twice, because Ibsen despite his aberrations is a poet. And I hope some day to get him to be himself and turn away from all this damned pastiche. The day Ibsen admits he is small he'll become a perfectly enchanting poet. I've told him as much pretty plainly, but the result is, he's jealous. He's done all sort of little things to annoy me, and does still. He's angry that I haven't put The Vikings at Helgeland into my repertory. (…) I haven't read his poem 'Gull Cry'; I've heard it's rather affected stuff, and was written largely because Danish monthly said he was lesser writer than me. Now that's exactly the kind of thing that always distracts Ibsen from what he ought to be and do. The point is, he's rather small and gnomish little chap, with no chest or rump, so he feels that as he has no other gifts he has to strain most frightfully when he writes. And so he doesn't write what he'd really like to, and could."
Ibsen Biography. By Michael Meyer. Double Day, 1967. Page 161.
* Traducción del autor, del original, en inglés: "The play (The Vikings at Helgeland) hasn't succeeded, though it may seem from a distance to have (…) Ibsen has a little clique of admirers headed by Nyhedsbladet. But every time he has to face the general public everything goes wrong and I've had to go to his aid twice, because Ibsen despite his aberrations is a poet. And I hope some day to get him to be himself and turn away from all this damned pastiche. The day Ibsen admits he is small he'll become a perfectly enchanting poet. I've told him as much pretty plainly, but the result is, he's jealous. He's done all sort of little things to annoy me, and does still. He's angry that I haven't put The Vikings at Helgeland into my repertory. (…) I haven't read his poem 'Gull Cry'; I've heard it's rather affected stuff, and was written largely because Danish monthly said he was lesser writer than me. Now that's exactly the kind of thing that always distracts Ibsen from what he ought to be and do. The point is, he's rather small and gnomish little chap, with no chest or rump, so he feels that as he has no other gifts he has to strain most frightfully when he writes. And so he doesn't write what he'd really like to, and could."
Ibsen Biography. By Michael Meyer. Double Day, 1967. Page 161.
Texto, fotografías y vídeos en este Blog son propiedad del autor, excepto cuando se aclare otra autoría. Todos los derechos son reservados por el autor de este Blog.
Si existe algún interés en usar textos, fotografías o vídeos propiedad del autor, sea uso comercial o no, es necesario hacer una petición por escrito y dirigirla por correo electrónico a Gustavo Thomas a gustavothomasteatro@gmail.com.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario