"The Breath of Fire", un taller con Frans Winther, en el Odin Teatret. (Oct, 2010) |
3er día
20 de octubre de 2010
Holstebro, Dinamarca
De la crisis al encuentro productivo con el nuevo amigo y guía.
Vengo a escribir esta nota de mi trabajo diario después de unas dos horas de sobremesa (después de la cena), escuchando anécdotas y cuestionamientos de Frans Winther hacia nuestra vida creativa y profesional. Después de ello podría decir que la sesión de hoy tuvo tal vez más valor fuera del foro que en él, pero mentiría, porque lo que hicimos hoy es un buen ejemplo de cuando algo puede trabajar si uno cambia la perspectiva de sus expectativas.
Estoy un tanto seguro que las preguntas de ayer, sobre nuestras búsquedas y necesidades, no han sido totalmente contestadas, pero he sentido que la mayoría volvimos hoy a trabjar con una conciencia más clara de lo que es un taller como éste, la búsqueda del conocimiento a partir de la práctica y el trabajo en el detalle. Pareciera que es una preponderante para nuestro trabajo, la visión del Odin Teatret es la del actor artesano, la del artista de trabajo continuo en su profesión, de las pocas preguntas, de la confianza, y del valor de enfrentarse a sus mismas carencias y trabajar con ellas.
En la plática nocturna, Frans comentó su enorme gusto por lo que hacía Gianni (italiano), tal vez el más joven de todos nosotros, que siendo el de menor habilidad de reconocimiento de las notas durante los ejercicios rítmicos con el piano, le pidió a Frans trabajar con él en privado y desde ese momento no ha dejado de practicar. Ese es el trabajo que le gusta a Frans, el que se da con nuestras propias carencias para acabar con ellas, con nuestros propios retos para superarlos, eso es lo que el Odin Teatret valora más; Frans como parte del grupo no hacía más que mantener ese gusto por aquellos, no que son talentosos, si no que trabajan por el perfeccionamiento de su profesión. Ese comentario a mí me ha enseñado, mostrado, un camino del teatro que es posible vivir y disfrutar, el del trabajo continuo.
Nuestro calentamiento de hoy consistió en un poco de Yoga, que compartió Luisa (colombiana), además de un juego de carreras muy del estilo del training grotowskiano; después me enteré que esta niña de 21 años ha estado tomando cursos con gente del Odin, de Grotowski, Butoh y técnicas orientales desde sus 16.
El calentamiento físico lo dirigió como ya es costumbre Frans, y aunque hoy no hubo juego de varios tipos de ritmos al mismo tiempo, sí nos dió 5 diferentes que practicamos uno tras otro, y con el mismo gusto. Esta vez sí pude hacer la grabación en video de todo el entrenamiento vocal, desde las respiraciones hasta el juego con los ritmos.
(Pueden ver el video en: http://www.youtube.com/watch?v=mvZLVY7jBJc)
Vino la sesión de Taijiquan y la "coreografía" con las tres primeras partes de la forma de 24 movimientos (Yema fengzong), más la ubicación de la melodía que las mujeres cantarán mientras los hombres realizamos el taiji. Ninguna otra aclaración sobre los movimientos, sólo repetirlos, y hacerlos cada vez mejor.
Como era de suponerse (si ayer comenzamos con el elemento agua) continuamos con la creación de acciones en grupos de tres y cuatro actores, a partir de otro elemento, el fuego. No puede haber ya sorpresas en lo que va a darnos, es un trabajo de montaje de acciones en la que nos sentimos obligados a usar la voz y luchamos por no ilustrar la imagen de la que nos surge la acción. las sorpesas llegan en pequeños hallazgos durante esa edición, con nuevas imágenes o sonidos que resuenan en nuestras cabezas y nos dan algo, aún cuando no descubramos su significado.
Una vez que tuvimos el pequeño montaje de acciones basadas en el elemento fuego (Frans nos dió 30 minutos para trabajarlas); seguimos el mismo proceso anterior: revisión por parte de Frans, y continua edición sobre ellas, hasta la unión de las tres acciones de los tres grupos, en una especie de unidad que se sigue editando en todo momento; con cada pasada de esas acciones se dan cambios, y nunca vienen de nosotros, él, Frans, es quien propone y nosotros lo adherimos a nuestras acciones; sin embargo en cada repetición podemos descubrir cómo, al fluir la energía de esas acciones, cambia nuestra calidad de acción y nuestra energía en ella, y cómo la interrelación con las acciones de los otros grupos empieza a crear una línea de montaje, y no sólo a los ojos de Frans y nuestros, si no que posiblemente a los del espectador (imaginario hasta ahora).
La calidad de nuestras acciones no es un tema que le preocupe en demasía a Frans, si no más bien la exploración del montaje de acciones a partir de una concepción rítmica. Todo sonido, incuyendo los silencios, tiene una relación directa con la acción que se trabaja en escena.
Tampoco es muy importante para él saber si de verdad hay fuego o no en nosotros o en nuestras acciones, ese, en todo caso es el pretexto para, el tema del que partimos para crear un pequeño montaje de grupo.
Una vez que hemos pasado las tres acciones ya unidas en la nueva edición creada por Frans, las unimos a las acciones del agua (realizadas ayer) y a las de la primera sesión, con los poemas y las canciones; hasta al final de la sesión ya teníamos unos 22 minutos de montaje.
Un montaje que no respeta hasta ahora ninguna estructura reconocible por nosotros, pero que indudablemente tiene un línea, aún suave pero clara, que se va tejiendo en cada repetición de la misma; a veces las canciones o juegos rítmicos cambian de lugar en las ediciones con Frans, van del principio al final o cambian de acción con la que estaban acompañadas.
Hoy también se trabajó, como ejemplo de una mayor profundización en el detalle de una acción vocal, con el poema de Elisabetta (italiana). En la primera sesión, la acción de resistencia que le dió Frans era decir el poema con rapidez y con la cabeza oculta hacia el suelo y sólo moviendo sus manos, mientras que lo único que el espectador veía era el cuerpo encorvado de Elisabetta y sus cabellos largos y negros tocando el suelo, entonces se iría levantando hasta que se descubre lo que parecería ser una mujer en un estado místico. El trabajo de la profundización consistió en darle un juego de tempo y tonos a su poema: sin importar, nuevamente, el sentido; Elisabetta debía jugar diferentes formas de estirar el texto, alargando los sonidos, mientras bajaba su tono vocal y lentamente lo subía hasta un agudo mediano. Frans trabajó dando límtes y pidiéndole mayor control en la lentitud y alargamiento y su combinación con los tonos.
El poema ya trabajado fue incluído en el montaje final de hoy, junto con las acciones del fuego, y las dos acciones anteriores, con transiciones, momentos de interrelación que no existían, tres canciones y melodías tocadas en dos tipos de flauta, una guitarra y un pandero.
El tiempo ya no es motivo de duda: el calentamiento dura 1 hora, el trabajo individual de montaje entre 30 y 45 minutos, y el trabajo de edición con Frans es de 5 horas.
Los integrantes del Odin trabajan, cuando están en montaje, entre 8 y 9 horas en foro, con una pausa para comer de no más de una hora...
Los comentarios finales me parecieron que resonaron por una palpable confianza nuestra en Frans, confianza que ayer parecía un tanto perdida o al menos en duda; se le escuchaba con atención a todos sus comentarios y respuestas, y hubo deseos de dos de los grupos del agua de quedarse un poco más y seguir trabajando en perfeccionar sus acciones.
En la cocina Luisa me comentó, -"Frans es una linda persona"-.
Y en el comedor, en esa sobremesa de la que hablaba al principio, yo sólo veía alumnos atentos a la enseñanza que pudiera venir de él, sea porque comentaba anécdotas del Odin y sus integrantes (incluyendo de Eugenio), sea porque contaba anécdotas suyas o porque nos cuestionaba sobre nuestro sueños y la búsqueda de fama y perfeccionamiento. Al final estamos en un curso en la que tu maestro no va a dormir a su casa si no que se queda en el lugar de trabajo, y cena contigo y se queda a platicar contigo hasta pasadas las 11 de la noche, y lo que hace en todos esos momentos es hablar con nosotros y asumirse como guia que es, y no entrando en relaciones personales intensas con los alumnos como personas comúnes; eso creo que es loable. La maquinaria del Odin se hace presente en el menor detalle a nuestro alrededor, y Frans es un ejemplo de que lo que hace el Odin Teatret: es una forma y una filosofía de vivir.
¡Así, claro que también se pueden asimilar ciertas indicaciones técnicas!:
-Evitar la confusión en nuestras acciones. Demasiadas acciones juntas pierden la forma de nuestro trabajo.
-Muchos movimientos a alta velocidad nos llevan al error fácil; alta velocidad y menos movimiento puede ser una solución.
-Simplicidad y concresión puede ser siempre un punto de referencia para una acción a crear.
-No casarse con la acción física, todo es parte del proceso; ¿por qué no en vez de hacer 10 movimentos en una acción haces dos movimientos y dices 10 palabras?
-Escucha el tempo de tu montaje.
-Un cambio sorpresivo, sea en velocidad, ritmo o tono, dentro de la acción física o vocal, le da más fuerza a la imagen de esa acción.
-La escena es un juego de focos de atención, sé conciente de ellos, y participa con claridad para que se de ese foco.
-Sé invisible cuando no seas el foco.
-La regla de tres es funcional, pero con romperla no se cae el mundo.
Frans Winther contando anécdotas sobre el Odin Teatret. (Oct, 2010) |
En la legendaria sobremesa hablamos de Grotowski, de Kantor, de Peter Brook, de su experiencia (de Frans) con el teatro-no teatro grotowskiano de finales de los 90, y de la maravillosa Arianne Mnouchkine y su imagen y comportamiento de abuela-madre con sus actores del Théâtre du Soleil; nos comentó de su terrible primer choque como músico que él era, al trabajar con actores que, como en el Odin, están obsesionados en hacer música en escena, en tocar instrumentos, cuando no es esa su habilidad, cuando no estudiaron las técnicas comúnes para ello (notación principalmente). Y también hablamos de nuestros sueños, de aquello que nos mueve a hacer teatro, y de ese caminar por el mundo de la soledad de los que no formamos parte de una asociación como a la que él pertenece y de los posibles canales para encontrar nuestra propia opción de asociación profesional.
Nos habló de la necesidad de que en toda asociación haya una cabeza real, la de un director en todo el sentido de la palabra, como lo es Eugenio Barba para el Odin, alguien que pueda soportar el peso de la dirección de un esfuerzo artístico. Y nos decía: -"Parece que no, pero si hay opciones de encontrar su asociación, su grupo. Las cabezas andan por ahí, sólo hay que encontrarlas"-.
Me voy a la cama satisfecho por el día, pero lleno de imágenes transmitidas por Frans Winther, como esa de un Grotowski fumador de pipa y observando a su grupo de actores en un insportablemente aburrido montaje de 4 horas, a las 2 de la mañana, de su teatro de los últimos años de su vida, "el teatro como vehículo".
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