"Cafe Müller" Tanztheater Wuppertal Pina bausch
En el ridículo de las molestas coincidencias en verdad me duele no ver las dos enormes piezas que se presentaran en el teatro Tianjiao de Beijing: Café Müller (1978) y La Consagración de la primavera (1975).
Me pierdo de verla, a Pina Bausch, el mito, me pierdo de verla, Café Müller, la obra del mito; y recuerdo que son la historia de mis fuentes, de las revoluciones que me han hecho crear y ver el arte representacional con los brazos abiertos, abarcando la esfera de la totalidad. Nunca en un teatro, nunca sobre un escenario, primero en libros, en descripciones, después en fotos, después en videos (como ahora) y otra vez, no en vivo.
Pina Bausch, sigue enseñando con una pieza de hace 30 años, treinta años. Pina Bausch la diosa.
La diosa porque es creadora.
Veo el video que muestro ahora (Café Müller), y gozo y lloro, me sublimo y descubro momentos. Los espasmos, adorables dolorosos espasmos. Y esas manos que imploran, los pies y sus repeticiones, los abrazos; su caos estructurado, el Tanztheater.
El nombre de Pina florece en ese estrechísimo huerto de los divinos. Y yo estaré en The Globe reviviendo el siglo XVI.
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