lunes, 21 de abril de 2008

Vergonzoso espectáculo de calle en Chengde



Es triste reconocer que dentro de la tradición del teatro de calle en China permanecen algunos eventos que muy bien habrían hecho en desaparecer, como tantos otros, para bien de la imagen del país ante los visitantes.

China es una nación llena de contradiciones. Los derechos de los animales (y también de los humanos) no son respetados de la misma manera que occidente ha tratado de hacerlo desde hace varios años (1). Los chinos aseguran poseer leyes que otorgan esos derechos pero que tienen una perspectiva diferente a la de occidente y debemos entenderlos. Yo debo aceptar que me cuesta hacerlo, mucho.

En China es una práctica común la extracción de bilis de oso (por ejemplo) para fabricar medicina tradicional; es normal vender en los supermercados pescados, mariscos, tortugas y ranas, todos aún con vida, en condiciones de hacinamiento poco sanitario, por la sola idea de "frescura"; uno puede ver sin problema que se lelve a su mesa en cualquier buen restaurante langostas moviéndose aún (agonizando) y que ya ha sido cortada su carne y puesta cruda en pedazos sobre su vientre; así mismo es común usar animales en publicidad o programas de televisión donde son maltratados abiertamente para dar una imagen de comicidad al espectador. También (sí, el teatro no se salva) he encontrado que realizar espectáculos de calle con animales y su domador se practica aún.

El pasado sábado 18 de abril de este 2008 realicé un pequeño viaje a la ciudad de Chengde; apenas saliendo de la estación del tren pude ver cómo un "domador" realizaba un simple pero cruel espectáculo de calle con animales, tres monos amarrados del cuello y latigueados para realizar algunas acciones "cómicas". Como hace 100 años en muchas naciones se podía ver, hoy por hoy en Chengde, pude constatar la existencia de este tipo de teatro en el que un grupo de ignorantes se congregaba para disfrutar de la crueldad hacia tres animales.

Perdí un poco de tiempo intentando tomar la cara del "domador" y exponer su estado mental (no sé si lo logré) pero el video es claro en exponer lo que he descrito anteriormente. Tuve que detener la grabación porque un hombre, compañero del domador, intentaba con mucha insistencia hacerme pagar por ello y me negué a hacerlo.





Desgraciadamente éste no fue el único ejemplo que pude ver en Chengde, en mi camino al hotel vi otro más (también con monos), así que puedo asegurar que es una práctica regular en esta parte del país.

Es una pena porque en la misma Chengde pude encontrar más ejemplos de teatro de calle tradicional que yo buscaba con emoción (y que compartiré en otra entrada, claro). Ya lo sé, no todo es perfecto.


(1) Gracias a comentarios expuestos en el Blog en inglés pude recordar y reconocer que China no es un país aislado en donde sucede ésto, Japón comparte este tipo de espectáculos de tradición callejera muy a mi pesar (¡la sociedad japonesa es tan extraña!). Por otro lado es importante reconocer también que en occidente se hacen espectáculos con animales, sí, y muchas veces de una gran crueldad; la diferencia está tal vez en la opción del rechazo y de ser motivo, en su caso, de una persecución legal; además de haberse creado ya una conciencia al respecto en el público en general.



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